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Primer extracto de The Clone Wars: Stories of Light and Dark

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Una nueva antología infantil nos traerá más historias de la serie The Clone Wars, contadas desde la perspectiva de una variedad de personajes, cada uno escrito por un autor diferente. Adelantándonos al lanzamiento en Estados Unidos el próximo 25 de agosto de 2020, tenemos este extracto de la historia de Darth Maul, escrita por Rebecca Roanhorse.

"Maul es uno de mis personajes favoritos del universo de Star Wars," dice Roanhorse. "Es un gran villano, malvado pero inteligente y con muchas facetas, un gran luchador pero también manipulador, sorprendentemente pensativo y siempre, siempre, un sobreviviente."



Dime, niño, ¿sabes quien soy? ¿Murmuran mi nombre en los salones de tu academia, en los interminables pasillos de tu estación espacial, en las hondonadas y los campos de tu planeta agrícola, o a través de las dunas de tu hogar desértico? Si lo hacen, ¿qué dicen de mi? ¿Que fui una vez un gran Lord de los Sith, aprendiz del ser más poderoso de la galaxia? ¿Que maté al legendario Jedi llamado Qui-Gon Jinn en la Batalla de Naboo? ¿Recuerdan mi gloria? ¿Mis distintiva piel roja y negra y mis cuernos? ¿Mi habilidad sin par con el sable de luz doble? ¿O sólo recuerdan cómo morí?

Ah, veo tu confusión. ¿Muerto? Si estoy muerto, ¿cómo es que estoy aquí, contando esta historia? Eres perceptivo y un buen escucha. Hubieras sido un prometedor aprendiz Sith.

Tienes razón, por supuesto. No estoy muerto. No morí ese día cuando, después de haber derrotado a Qui-Gon Jinn, su egoísta y sanguinario aprendiz, Obi-Wan Kenobi, me golpeó. Kenobi estaba poseído por la ira, y en su ira me cortó a la mitad, ¡cortó mis piernas!

Se que es una imagen espantosa, joven amigo, y me disculpo si eres aprensivo. Pero es mejor que entiendas ahora de lo que son capaces los Jedi. Probablemente te han mentido toda tu vida sobre su naturaleza, su bondad, pero la verdad es que... No, todavía no. Me estoy adelantando. Regresaremos a la verdadera naturaleza de los Jedi pronto. Todo lo que necesitas saber es que viví. Prefiero decir que sobreviví porque no era una gran vida. Sobreviví en la oscuridad, perdido entre la locura, desechado y olvidado... hasta que mi hermano me encontró y me encaminó en mi camino a la venganza.

No recuerdo como llegué al planeta de chatarra Lotho Minor. Debo asumir que después de la Batalla de Naboo mi cuerpo fue arrojado ahí como tanta de la basura. A través de voluntad pura y guiado por mi odio hacia Obi-Wan Kenobi, sobreviví en las oscuras profundidades del planeta. Me construí un cuerpo inferior que se parecía al abdomen y las piernas de una araña, a partir de piezas desechadas de metal. Se adecuaba a mis circunstancias. Poco a poco, me arrastraba, pequeño y roto, siempre esperando. Hasta que llegó el día menos esperado.

Había alguien más en mi cueva. Un hombre, como lo fui antes. Con marcas como las mías y cuernos, portando un sable de luz. Al principio pensé que era una visión, un síntoma de mi locura, pero entonces me llamó hermano.

¿Que podía significar? ¿Un... hermano? ¿Que había venido, a salvarme? Debes entender que mi mente estaba maltratada. Había vivido solo en la oscuridad por tantos años y años, que no podía recordar, perdido entre mi dolor y mi pesar, pensando sólo en lo que me habían quitado. ¿Y ahora había sido encontrado? ¿Me habían dado otra oportunidad de vida? Me apena decir que al principio no lo comprendía. Luché contra él. Lo traté de matar. Pero era tan fuerte que me contuvo. Dijo que su nombre era Savage Opress, pero no significaba nada para mi. No podía recordar ni mi propio nombre.

Solo un nombre podía recordar entre mis murmullos y mis desvaríos y mis gritos, y se lo dije.

Kenobi, Kenobi, Kenobi.

Savage Opress no reconocía el nombre del Jedi, pero supo que necesitaba ayuda. Así que me atrajo a su nave y me llevó de regreso a nuestro planeta natal, Dathomir. Una vez más, no recuerdo mucho del viaje. Mi mente, tan rota. Tan perdida...

Pero recuerdo lo que sucedió después.

La Madre Talzin era una bruja, la más poderosa de las Hermanas de la Noche. Poseía una gran magia y todos los habitantes de Dathomir la respetaban como su líder. Estaba ahí para recibir la nave y llevarme a su altar. Ahí, me ordenó dormir. Me tendí sobre la fría piedra y la dejé trabajar.

Primero vino el humo verde. Me rodeó, entrando por mis ojos, mis oídos y mi boca, llenando mis sentidos. Al mismo tiempo, expulsó la oscuridad que había infestado mi cerebro, vapores malsanos negros con el dolor y la confusión. Y lentamente, mientras usaba su magia en mi, mi mente comenzó a regresar. Primero mi nombre. Luego el nombre de mi hermano. Luego mi planeta, y mi pasado como Lord Sith, y todos los detalles de mi vida regresaron de pronto. Especialmente Kenobi.

Mi mente había sido restaurada, pero estaba aún atado a mi cuerpo arácnido. Ahora entiendo lo grotesco, pero me había servido bien en Lotho Minor. Sin embargo, Madre Talzin sabía que no serviría. Lo arrancó de mi carne y me construyó unas poderosas piernas mecánicas de entre los restos de droides, con brazaletes blindados para mis brazos, y un collar chapado para mi cuello. Era agónico y grité, pero ya había sufrido antes, sabía lo que era el sufrimiento como tú nunca sabrás, mi joven amigo, y lo aguanté.

Y al final. Estaba entero.

"Hermano," dijo Savage, y esta vez pude contestarle.

Me senté, tomando su quijada. Jalé su cara hacia la mía para encarar sus ojos. Los mismos ojos dorados que yo. Los ojos del hombre que me había salvado.

"Hermano," gruñí.

Escrito por Rebecca Roanhorse
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de: Read the exclusive first excerpt of 'Star Wars: The Clone Wars: Stories of Light and Dark'




Primer extracto de Poe Dameron: Free Fall

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Después de ver El Ascenso de Skywalker, puedes haber salido con más de una pregunta sobre el piloto de X-Wing favorito de la nueva trilogía, Poe Dameron. Todo indica que el personaje no fue siempre tan heroico. Hubo una época en su juventud en la que traficó especias ilegalmente con Zorii Bliss y los Traficantes de Especia de Kijimi. ¿Cómo pasó de una vida de crimen a una con un propósito valiente?

Eso es lo que la novela titulada Poe Dameron: Free Fall, de Alex Segura, explorará. Lean el primer capítulo antes de su lanzamiento el 4 de agosto de 2020.



"¡Yajú!"

El grito estalló de entre los labios de Poe Dameron al tiempo que el A-Wing giraba hacia arriba con un largo y doloroso estremecimiento, la vieja nave a duras penas evadiendo el trío de naves de la Fuerza de Defensa Civil que se acercaban.

"Nada bueno, Poe, nada bueno," murmuró para sí mismo mientras revisaba los instrumentos de su nave. Cuatro naves en total. Todas ellas armadas. Todos ellos probablemente enojados. Todos en mejor estado que la vieja ave de su madre. No eran buenas probabilidades.

"¿Qué hay de nuevo?" preguntó, una sonrisa formándose en su rostro.

Esto debía ser divertido, se dijo a sí mismo, solo una excursión rápida para desahogarse. Pero había ido más lejos, más alto, de lo que pretendía, y para cuando se dio cuenta, ya estaba en la mira de alguien más.

Un crujido de sonido indicó un mensaje de sus perseguidores. Poe lo ignoró. La voz ronca del hombre se dejó oir de todas maneras.

"Poe, ésta es tu última advertencia, hijo," dijo Griffus Pinter, uno de los amigos más cercanos de su padre y un pilar de la Fuerza de Defensa del sistema de Yavin. Poe podía visualizar la expresión del hombre, la barba gris temblando con cada palabra llena de ira. "No quiero tener que derribarte."

Poe titubeó por un segundo, su mano se cernía sobre los controles de la nave. Incluso a sus dieciseis años, Poe era lo suficientemente maduro para saber que había alcanzado un punto de inflexión. Podía darse por vencido, rendirse, y tal vez librarla. Recibir otra palmada en la muñeca. Se enfrentaría otra vez a la ira de su padre, seguramente, pero incluso esos fríos hombros tenían un final. Sería otro en una larga lista de incidentes rebeldes de Poe, desde, bueno, desde hacía ocho años.

Desde el día más oscuro de su corta vida.

El A-wing giró hacia abajo, como si se dirigiera hacia la luna, el súbito movimiento ejerció presión sobre la vieja nave, evidenciado por sonidos que Poe nunca había escuchado. Griffus sonaba igualmente horrorizado. Las grosería que saltaban del comunicador eran casi musicales, una colección de sonidos que Poe difícilmente hubiera imaginado ni en sus momentos más creativos.

Todo había empezado como una travesura. Una broma alimentada por la ira, si Poe se permitía ser honesto consigo mismo. El argumento con su padre había seguido las mismas notas que antes. La menor sugerencia de que Poe se convirtiera en un piloto, de abandonar Yavin 4 para seguir los pasos de su madre, Shara Bey, había sido rechazada inmediatamente. Había una chispa de emoción que Poe solo veía en su padre durante momentos como éste. El resto del tiempo, Kes Dameron era hosco, aislado y distante. Esta vez, se habían intercambiado duras palabras. A Poe le habían recordado su juventud e inexperiencia. Hubo lágrimas. Hubo gritos. Puertas azotadas y un enorme abismo que crecía entre los dos Dameron.

Treparse al A-wing había sido un escape fácil. Un lugar donde esconderse y pensar. El olor y la sensación de la nave de su madre servían como el último santuario de su recuerdo. Un lugar final donde Poe podía entrar en contacto con una mujer que debería seguir a su alrededor. Que debía recibirlo cuando regresaba tarde, esperándolo con una taza caliente de te de Tarine en sus manos desgastadas por el trabajo, una sonrisa reconfortante en su cara.

"¿Necesitamos hablar, Poe?" le preguntaba ella en esos momentos imaginarios, en esas escenas que se sentían tan reales. Que causaban tanto dolor.

Sin embargo, antes de darse cuenta, había activado los interruptores y sacado la nave. En ese momento, la mente de Poe había retrocedido a la misma cabina, el mismo A-wing, hacía ocho años, con su madre, su mano guiándolo por encima de la suya. Solían navegar de vez en cuando. Ella quería que Poe aprendiera, le decía a su padre, Kes, cuando protestaba. ¿Quién mejor para enseñarle? La nave había hecho un giro de barril, sus cabezas se habían golpeado entre sí mientras reía, con esa risa clara, fuerte. Confiada y cálida, como todo lo que hacía su madre. Poe sabía, incluso entonces, que Shara Bey era una heroína. Tal vez no sabía que había sido una heroína de la Rebelión, de las fuerzas que se habían unido para formar la Nueva República, pero era una figura heroica para él. Una luz a la que siempre había estado atraído, una fuente de energía.

Y ya no estaba.

Su mente fue arrastrada hacia el presente, con los gritos llenos de estática de Griffus reemplazados por una voz clara. Amenazadora. Desconocida.

La oración fue breve, pero su mensaje era muy, muy claro.

"Abran fuego."

Los dos primeros fueron tiros de advertencia. Poe, a pesar de su inexperiencia en cuanto a batallas espaciales, sabía lo suficiente. "Tienes que decirles lo que estás haciendo, paso por paso," le había dicho su madre. "Si quieres que el conflicto se reduzca, debes darles todas las oportunidades para que lo hagan por ti."

Pero el tercer disparo entró fuerte, golpeando al A-wing de modo que entró en un bucle. La nave comenzó a girar y los controles parpadearon.

"Eh, creo que le dimos..."

"No, maldición, no," dijo otra voz. "Cambien curso, inmediatamente. Debemos recuperar..."

Entonces se cortó la transmisión. Un silencio espectral invadió la estrecha cabina del A-wing, reemplazando el ruido. La piel de Poe se congeló mientras intentaba recuperar alguna clase de equilibrio.

La voz del oficial de la Fuerza de Defensa había sonado nerviosa. Alguien se había sobrepasado. Alguien había disparado con la intención incorrecta. El silbido de aire, que indicaba que algún compartimiento había sido roto, que algo había salido mal, llenaba los oídos de Poe al tiempo que su cabeza golpeaba, con un fuerte golpe un instante después. Había dejado de contar los giros, era una rotación constante mientras la nave se inclinaba hacia abajo, la pantalla tenía un color gris apagado.

Poe intentó mantener sus ojos abiertos. Trató de enfocarse en lo que podía hacer. La nave no estaba totalmente muerta, no podía estarlo. Era la nave de su madre. Había sido su fiel compañera durante más misiones rebeldes de las que Poe podía imaginar. Shara Bey de la Rebelión. Héroe de la Batalla de Endor. Amiga de la princesa Leia Organa y del Caballero Jedi Luke Skywalker.

Madre.

Mientras se incrementaba la presión, sintió como la nave se caía a pedazos a su alrededor. La mente de Poe se desvió hacia la granja. Sus ojos giraban en sus órbitas, su mente estaba abrumada por el vértigo mientras el tembloroso A-wing ganaba velocidad, entrando como bólido en la atmósfera de la luna de Yavin. Estaba volviendo a casa.

"Lo siento, Papá," dijo Poe, su voz era un susurro. "Mamá."

Escrito por Alex Segura.
Traducido por Mario A. Escamilla

Segundo extracto de Queen's Peril

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Escrita por E.K. Johnston, quien realizo La Sombra de la Reina, una precuela acerca de la transición de Padmé de reina a senadora, ahora Queen's Peril explora a la joven cuando se convierte en la Reina Amidala y forma su séquito de damas de compañía (interpretadas por Keira Knightley, Sofia Coppola y Rose Byrne en las precuelas). Es una historia de origen, no solo para la Reina de Naboo, sino para sus leales confidentes, la cual toma lugar justo antes de (y durante) La Amenaza Fantasma. Mientras las muchachas crean un sistema de señuelos, guardaespaldas y asistentes, también deben enfrentarse a las tensiones intergalácticas crecientes y a las amenazas hacia Naboo.



Estaban reunidas las cinco, incluyendo a Tsabin, quien se encontraba de pie detrás del trono. Panaka las presentó a la Reina con la más mínima formalidad al final de la segunda semana de su reinado. Todas hicieron una educada reverencia al acercarse, y Amidala les correspondió con una inclinación de la cabeza. Su cara estaba totalmente maquillada para la corte, y su elaborado tocado se extendía a ambos lados de su cabeza. Estaba vestida de manera voluminosa en color verde, la cual la hacía impersonal y misteriosa. Panaka estaba muy seguro de que no se había movido en varias horas, pero no daba indicaciones de que estuviera perdiendo concentración.

Había sido un largo día con los representantes regionales, había un pronóstico de falta de personal para la temporada de cosecha, y el debate estaba dividido entre traer extranjeros para ayudar con el trabajo, o simplemente comprar comida de otros planetas y dejar que el grano se convirtiera en fertilizante para la próxima estación, todos habían estado ansiosos de terminar las discusiones. Aun así, Amidala estaba sentada con la espalda recta en su trono y miró a cada una de las chicas con detenimiento mientras Panaka las presentaba.

"Rabene Tonsort, talentosa artista y actriz." La expresión plácida de Rabene indicaba que Panaka había omitido muchas cosas de su biografía. "Eirtama Ballory, científica e ingeniera; Suyan Higin, costurera y fabricante; y Sasha Adoya..."

Panaka titubeó al tiempo que Sashah hacía una reverencia, puesto que era incapaz de cuantificar exáctamente porqué creía que la muchacha de doce años estaba calificada para esto, incluso aunque en su mente no cabía duda que lo estaba. Amidala notó su pausa y arriesgó a esbozar una sonrisa, lo cual denotaba más emociones de las que usualmente mostraba en público.

"Gracias, Capitán," dijo, como si las presentaciones se hubieran completado sin incidentes. "Ha hecho un trabajo encomiable en tan corto tiempo para encontrar a estas excelentes candidatas."

"Es un privilegio," dijo Panaka, haciendo una reverencia.

"Nos trasladaremos a la suite para continuar la conversación," dijo Amidala, hablando directamente a las muchachas.  "Hay algunas cosas que debemos discutir."

Panaka apretó los dientes. Amidala había sido excepcionalmente firme en su negativa a permitir guardias en la suite sin una buena razón, y tenía el presentimiento de que estaba siendo deliberadamente omitido de la siguiente conversación.

La Reina se levantó y guió al grupo hacia las escaleras. Las muchachas la siguieron hacia las habitaciones,  Tsabin cerró la puerta, haciendo su mejor esfuerzo en no reírse ante la expresión de Panaka. En la sala de espera, Amidala indicó a todas que tomaran asiento, y entonces se encaramó en una silla cerca de la chimenea y se quitó el tocado. Tsabin ya estaba parada a su lado antes de que se terminara de quitar todas las horquillas, y aceptó el tocado sin chistar.

"Sólo déjalo sobre la mesa por ahora," dijo Amidala. Tsabin así lo hizo y volvió a tomar asiento. Padmé tomó un momento para agitar su cabello y miró a las muchachas que Panaka había escogido. Todas eran físicamente similares a ella, excepto Eirtama, quien era rubia, y todas mostraban interés de manera cortés. Ni siquiera Sashah estaba intimidada por el apartamento. Padmé estaba impresionada.

"Mi nombre es Padmé," dijo, como forma de presentación. Quería que la entendieran. "Imagino que el Capitán Panaka les explicó los aspectos peligrosos de este puesto, pero estoy deseando tener algo algo más en adición que guardaespaldas."

"No es una adición," dijo Sashah. Tenía una voz ensoñadora. "Es una expansión."

"De hecho," dijo Padmé. "Pero también es una colaboración. Panaka las seleccionó porque tienen talentos que yo no poseo. Quiero usar eso como base para convertirnos en algo más fuerte."

"No solo seis partes," dijo Suyan. "Quiere que todas tengamos las habilidades de las demás."

"Me contrató para enseñarle a mentir," dijo Rabene. Hablaba con tanta franqueza que Padmé sospechaba que estaba ocultando algo. Eso estaría bien por el momento. Padmé tenía muchos secretos de su parte. "Aparentemente no cree que usted sea suficientemente engañosa, pero comienzo a creer que la ha subestimado."

Padmé sonrío con modestia. Esto iba mejor de lo que esperaba. Dejarle la elección a Panaka había tenido el riesgo de que escogiera muchachas que fueran talentosas y leales, pero que no fueran compatibles con su estilo y metas particulares. De alguna manera, tanto el capitán como la Reina habían obtenido lo que deseaban: un grupo de doncellas que podían, pensó optimista, evolucionar en una unidad con la que habría que tener cuidado. Asumendo, por supuesto, que sus personalidades fueran cohesivas. Había una diferencia entre tener ambición y tener compromiso, entre querer servir y formar parte de un todo.

"Padmé y yo hemos comenzado a entrenar juntas en combate," dijo Tsabin. "Le he enseñado ejercicios de respiración, que le ayudarán a controlar sus reacciones físicas."

Eirtama se inclinó hacia adelante y levantó el tocado. Aparentemente ella era del tipo de persona que no podía estar con las manos quietas.

"¿Son todos como éste?" preguntó, volteando el tocado para examinar la parte que entraba en contacto con la cabeza de Padmé.

"¿Así de grandes?" replicó Padmé.

"Así de rígidos y desgarbados," aclaró. "¿Es este un original o una réplica de una pieza histórica? Debe ser tremendamente incómodo."

"Lo es," dijo Padmé. "Quiero decir, es original y también incómodo."

"Puedo diseñar un tocado que se vea idéntico pero que pese solo la mitad," dijo Eirtama. "Nadie sabrá la diferencia excepto nosotras."

"Déjame verlo," dijo Suyan, extendiendo sus manos. Eirtama le pasó el tocado sin pestañear. "Oh, si, podemos mejorarlo. Creo que fue hecho antes de que la seda Karlini fuera importada en masa, no hay motivo para no poder duplicarlo en un estilo más manejable. Este original podría ir a parar a un museo o algo así."

"También revisaremos sus vestidos," dijo Eirtama mientras examinaba con ojo crítico la prenda verde que vestía Padme. Suyan asintió. "Esto al menos parece estar hecho con materiales modernos, pero veremos si podemos hacer modificaciones para aumentar el confort y la funcionalidad."

Tsabin volteó con expectación hacia Sashah, quien aún no había dicho nada que indicara porqué Panaka la había escogido. Padmé tambíen la miró con curiosidad.

"El capitán piensa que trabajamos para él," dijo Sashah. "Cree que somos una extensión de las Fuerzas Reales de Seguridad. No entiende qué es lo que usted quiere de nosotras. Y creo que sabe algo sobre Rabene que piensa que lo ayudará a controlarla."

Eso no era un secreto. Rabene se encogió de hombros.

"Cuando dijo que yo era 'artista y actriz', se refería a que hago imitaciones de piezas de arte clásico y convenzo a los extranjeros que las compren como si fueran originales," dijo Rabene tratando de contener la risa. "Dejó fuera la parte en la que soy una hábil intérprete de música. Tenía que escoger algo en la escuela, antes de que me corrieran, así que escogí..."

"¿El crimen?" rió abiertamente Tsabin. Suyan parecía ligeramente escandalizada, pero incluso ella estaba sonriendo.

"Escogí música porque nunca la usé de manera convencional," dijo Rabene intencionalmente.

"Por supuesto," dijo Tsabin.

"¿Te amenazó?" preguntó Padmé. No apoyaría eso.

"No con esas palabras," dijo Rabene. No sonaba como si Panaka fuera una preocupación para ella. "La escuela no levantó cargos después de que me atraparan, y ninguno de los extranjeros se dio cuenta. Solamente dejó en claro que podía hacerme la vida difícil si decía que no."

"Le diré que eso fue inapropiado," prometió Padmé.

"No creo que deba hacerlo," dijo Rabene. "Al menos, todavía no."

Las seis permanecieron sentadas, tratando de entender qué quería decir.

"¿Por qué dice que esto es peligroso?" preguntó Suyan. "No ha habido un ataque, directo o indirecto, contra un monarca de Naboo en décadas. Usted es brillante, pero también lo era Sanandrassa, a su manera. También lo han, sido todas las que han sido reinas. ¿Qué cree él que pueda pasar?"

"Honestamente, creo que solo está paranoico," dijo Padmé. "Era un oficinista en la legislatura cuando era joven, y entonces se convirtió en guardia de seguridad en vez de artista. Se que tiene una relación con el Senador Palpatine, así que probablemente sabe más de política exterior que la mayoría de los otros guardias. Creo que esto más bien comenzó como una corazonada."

"¿Y ahora?" preguntó Eirtama.

"No estoy segura," titubeó Padmé. "Estamos frente a una escasez de mano de obra para la cosecha, lo cual no es nada nuevo. El debate generalmente va de un lado hacia otro con respecto a que solución tomar, pero esta vez la facción que pide traer mano de obra de fuera del planeta es la más fuerte, probablemente porque Sanandrassa estuvo a favor del aislamiento durante su reinado y yo apenas he tenido dos semanas para cambiar las cosas. El Senado Galactico está tratando de cambiar las leyes de impuestos y Naboo será definitivamente afectado si se aprueban esas leyes. Pero aún no hay manera de saberlo."

"Así que la paranoia es una buena dirección" dijo Rabene.

"No quiero que las cosas se salgan de control," dijo Padmé. "Quiero estar lista para cualquier cosa, por supuesto, pero no quiero tener tanto miedo de mi propia sombra que deje a un lado las partes mías que quieren ser idealistas y optimistas. Es por eso que quería ser reina, en realidad. Para mostrar que Naboo puede tener tradiciones fuertes y ser parte de la comunidad galáctica."

"Nosotras seremos su sombra," dijo Sashah.

Padmé las miró una a una. Como había sucedido con Tsabin, ya había decidido que confiaría en ellas. Habían sido honestas con ella, y habían accedido a los términos originales de Panaka, que incluían una promesa de confidencialidad significativa. Todas habían ganado algo y perdido algo para llegar aquí, en este cuarto en el palacio, donde podían planear el futuro de millones, así que eso era un punto en común para formar algo. Cuando Padmé miró a Tsabin a los ojos, la doncella asintió.

"En ese caso, creo que hay algunas precauciones que debemos tomar," dijo Rabene. "Creo que deberíamos tomar nuevos nombres. Todas ocultaremos secretos a nuestras familias, y a todos en el planeta, y yo soy particularmente notable, después de todo."

"¿Tienes alguna sugerencia?" preguntó Padmé.

"Usted tuvo que dejar atrás el nombre de Padmé," dijo Tsabin. "¿Que tal si todas escogemos nombres que suenen similares?"

"Eso sería perfecto," dijo Rabene. "Les garantizo que cuando mucha gente escuche tantas e seguidas nunca serán capaces de recordar cuántas somos, mucho menos saber quién es quién."

Eirtama claramente tenía objeciones sobre dejar atrás su nombre pero no dijo nada. Padmé se inclinó hacia el frente.

"Ustedes pueden estar en desacuerdo conmigo, mientras estemos en privado," dijo. "Especialmente cuando estamos teniendo tormentas de ideas."

"Me gusta mi nombre," dijo Eirtama después de un corto silencio. "Quiero hacerme famosa algún día, ¿sabe? Construyendo cosas o al menos arreglándolas. No quisiera dejarlo."

"Tiene que ser todas o ninguna, o esto no va a funcionar," dijo Rabene. "Y puedes hacer que tu nombre sea famoso después, si realmente lo deseas."

"Yo..." Eirtama dudó una vez más.

"Es muy extraño, escuchar que alguien te llame por un nuevo nombre," dijo Padmé. "Me tomó algo de tiempo acostumbrarme. Yo no tuve elección, así que no eligiré por ustedes."

"El punto es ser invisibles," dijo Sashah. "Si quieren ser famosas, este no es el trabajos para ustedes."

Eirtama se enderezó al escuchar la crítica, como si la hubieran desafiado directamente.

"Puedo hacer ambas," insistió. Se dejó caer en su asiento aceptando, pero no derrotada. "Pero tienes razón acerca de aceptar. No seré la más joven en hacer las cosas, supongo, pero aún puedo ser la mejor."

Era claro que Eirtama no estaba emocinada, pero el primer obstáculo había sido superado.

"Cuando está maquillada, siempre la llamaremos Su Alteza," sugiró Suyan, aclarando su garganta para cambiar el tema. Sashah la miró y rápidamente alejó su mirada. "Eso ayudará a establecer límites y nos dejará saber cuando podremos discutir cosas. Incluso si estamos solas."

"Todas usaremos el maquillaje en algún punto, creo," dijo Tsabin. "Incluso si es solo como prática."

"Quien use el maquillaje recibirá el título," dijo Eirtama. Estaba determinada a ayudar a tomar decisiones, incluso si era solo para asegurarse que eran con las que estaba de acuerdo. Era mejor que nada. "Y practicaremos no estar sorprendidas si algun paje del palacio nos habla."

"Hablando de pajes," dijo Sasha. "Creo que yo debería de ser una. Necesitará alguien que haga mandados sin levantar sospechas porque la gente está acostumbrada a verla en cada momento. Soy la más pequeña y la que tiene menos posibilidades de ser la Reina. Soy la mejor opción."

Padmé repasó todas las sugerencias en su mente. Estaban progresando juntas mejor de lo que hubiera esperado, y apenas estaban comenzando.

"Creo que Padmé debería ser una paje, también," dijo Rabene.

"¿Cómo funcionaría eso?" preguntó Tsabin.

"Si aparece otra muchacha como por arte de magia al lado de la Reina, alguien podría darse cuenta," dijo Rabene. "La gente debería acostumbrarse a verla. Nadie le pone atención a los pajes."

"Creo que es contradictorio," dijo Tsabin. "Pero también creo que tienes razón."

Panaka nunca lo permitiría. La idea de que Padmé pudiera deambular sola por Theed sería presionar mucho al capitán. Estaba segura de ello. Pero tal vez entendería porqué ese papel sería algo razonable que ella podría interpretar dentro del palacio. Él era una persona razonable y lo que dijo Rabene tenía lógica.

"Lo iremos acostumbando," dijo Sashah, comprendiendo el problema. "Y yo seré la paje principal, de cualquier manera, eso nos ayudará."

Todas sonreían abiertamente ahora, deleitadas por el ardid que estaban tejiendo, los secretos que guardarían juntas.

"Rabé", dijo Rabene. "Seré su dama de vestuario, creo."

Eso le daría acceso a los artículos más personales que protegían a la Reina, sus ropas, joyería y otros accesorios, y le darían una buena razón por la cual estaría siempre cerca. Era perfecto para una oficial de inteligencia.

"Yané," dijo Suyan. "Estaré a cargo de las relaciones con el personal de palacio y los droides."

Eso le permitiría estar con las manos metidas en todo lo que sucedía dentro de las murallas. Nadie sospecharía nada fuera de lo normal si de repente se aparecía en la cocina o los jardines para hablar con alguien más acerca de las necesidades de la Reina.

"Eirtaé," dijo Eirtama. "A cargo de comunicaciones."

Todos la verían usando todo tipo de tecnología a la mano. No le prestarían atención a lo que estuviera haciendo.

"Saché. La humilde paje."

Pasaría desapercibida para todos.

Cada muchacha había escogido algo que las haría parecer completamente inofensivas, pero que les permitiría tener funciones adicionales sin que nadie lo notara. Sus habilidades podrían utilizarse sin que nadie volteara a verlas.

Padmé sonrió y miró a Tsabin. Su primera doncella. En las dos semanas desde su elección, habían pasado casi cada momento juntas, aunque la mayoría de la gente ni siquiera se había fijado en la presencia de Tsabin. Había ofrecido su opinión sobre varios asuntos, y Padmé estaba comenzando a confiar en el sentido común de Tsabin para mitigar su propio idealismo. Eran amigas, o estaban camino a serlo. Y habían aprendido a navegar el desequilibrio de poder entre ellas. No era perfecto (Sabé parecía evitar a Yané de manera deliberada), pero era un comienzo.

"Yo seré la asistente de todas," dijo Tsabin. "De esa manera la gente se acostumbrará a que yo cumpla diversos papeles, y que no se preocupen si estoy ausente."

"¿Y?" preguntó Padmé. Tsabin siempre seguiría las preferencias de otras personas. Lo menos que podían hacer era darle una opción.

Tsabin sonrió.

"Sabé."


“Sabé.”

Escrito por E.K. Johnston
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de Read an excerpt of the Star Wars prequel focused on Padmé and her handmaidens


Tercer extracto de Queen's Peril

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En 2019, la novela juvenil La Sombra de la Reina (Queen's Shadow) de E.K. Johnston, nos mostró la transición de Padmé Amidala de Reina a Senadora de Naboo tras las consecuencias de los eventos de la película de 1999, La Amenaza Fantasma.

Ahora, la nueva novela juvenil de Johnston, Queen's Peril, está situada antes y durante La Amenaza Fantasma, y expande la relación entre Amidala y sus doncellas mientras entran en conflicto con la Federación de Comercio. La novela estará disponible el 2 de junio en Estados Unidos y presentamos un extracto exclusivo.


Ésta no era la manera tradicional de recibir los resultados de los exámenes. El Conservatorio de Theed atraía estudiantes de todo el planeta, a pesar de no ser la única escuela de música en Naboo. Ni siquiera era, en opinión del público, la mejor. Establecida en un viejo edificio, lejos de las áreas principales del entretenimiento en la ciudad, el conservatorio era conocido por sus tradiciones. Eran el motivo por el que las familias enviaban a sus hijos ahí. Un músico entrenado ahí era consistente. Estable. Confiable. Listo para pasar las tradiciones a una nueva generación de escuchas y estudiantes, lo quisieran o no.

Tsabin había odiado cada momento allí.

No había dudas de porqué la habían enviado. No había habido preguntas sobre qué instrumento tocaría. Sus hermanos habían abierto el camino por delante de ella, y todo lo que tenía que hacer era seguirlo. Nunca hubo la menor duda de que hiciera algo tan atrevido como ser la líder. Ella simplemente no tenía el talento. Era suficientemente buena, y en otros planetas tal vez podría vivir como una solista en algún lugar que no supiera tanto, pero Tsabin había sabido durante toda su vida que nunca estaría en la fila frontal de ninguna orquesta.

Ahora esperaba en un pequeño cuarto, mirando una silla vacía frente a una mesa sin chiste. El droide procurador la había envíado ahí, sin apenas darle importancia a la habitación, esperando saber cómo le había ido en sus exámenes finales. En vez de ello, se encontraba en un cuarto oscuro en una espera al parecer interminable.

Tsabin había llegado tan lejos solo porque había ocultado sus sentimientos frente a todos, y no se iba a dar por vencida ahora, ni siquiera frente a una burocracia obsoleta.

La puerta finalmente se abrió, realmente sobre sus bisagras, porque ese era el estilo del Conservatorio de Theed... Tsabin se enderezó en la puerta. Incluso si era solo un droide, era importante estar lista. Los droides del conservatorio podían monitorear la postura y conducta de los estudiantes, llevando un registro de quién se comportaba mejor como un músico, o realizando tareas mundanas. Pero la persona en la entrada no era un droide. Tsabin respiró hondo sin aparentarlo, otro beneficio de la educación en un conservatorio.

Era más alto que ella, lo cual no significaba mucho. Pero era algo por donde comenzar. Usaba el uniforme azul y marrón de las Fuerzas Reales de Seguridad de Naboo, con su sombrero bajo el brazo, ya que estaba en interiores. Tenía el cabello corto y la piel café oscuro, sus ojos eran casi cálidos, excepto que había algo en el límite que le impedía esa relajación. Se sentó en la silla sin presentarse, y puso el sombrero sobre la mesa que había entre ellos.

Si el oficial de seguridad quería darle una sacudida, había escogido el peor día. Los exámenes habían terminado, y Tsabin había dormido una noche completa por primera vez en varias semanas. Su familia se había puesto en contacto con ella esa mañana. Sus hermanos le habían asegurado que todo iría bien, y sus papás le habían dicho que podía contactarlos en cuanto tuviera los resultados. Sabía que no había hecho nada para merecer esta isita, así que debía ser solo una curiosidad. Algo querían de ella. Así que Tsabin lo miró con calma, usando cada pared que se había construido para escudarse de él.

Después de varios minutos, el esbozo de una sonrisa apareció en sus labios, y extendió la mano sobre la mesa en dirección a ella, con la palma hacia arriba.

"Quarsh Panaka," dijo. "De las Fuerzas Reales de Seguridad. Pero me imagino que ya te diste cuenta de eso."

"Tsabin," contestó ella, estrechando la mano con amabilidad. "Si."

El soltó su mano y ella regresó las manos a su regazo. El las cruzó sobre la mesa y la miró.

"¿Cómo te sientes con respecto a la elección," le preguntó.

Tsabin arqueó una ceja muy a su pesar. No había esperado esa pregunta.

"No necesito contestar eso," replicó.

"Es cierto," dijo, casi soltando una carcajada. "Pero al menos podrías decirme si conoces a los candidatos."

"Por supuesto," dijo ella. "Ésta será mi primera votación."

"Tienes trece años," dijo. Se reclinó en su silla sin dejar de mostrar que permanecía en guardia.

"Tendré catorce años cuando suceda," le dijo. "Debía de haber consultado mi fecha de nacimiento antes de entrar aquí."

"Lo hice," dijo él. Tamborileó con sus dedos en la mesa.

Tsabin comenzaba a impacientarse. Si, era el primer día del resto de su vida, al menos en teoría, dado que su educación formal había terminado, y aunque aún no tenía planes, no quería desperdiciar el día en la habitación con este hombre.

"Tus maestros dicen que eres diligente," dijo Panaka. "Nunca llegas tarde. Eres escrupulosa cuando se trata de tocar tu parte, y tu conducta es casi perfecta todo el tiempo."

Tsabin esperó a que dejara caer la sorpresa, como siempre sucedía.

"Y aun así, siempre eres la segunda mejor," continuó Panaka. "En todo lo que has intentado alguna vez."

Casi catorce años de auto control fluyeron por el cuerpo de Tsabin. No le daría la satisfacción de mostrarle lo mucho que le dolía. Nunca le daría esa satisfacción a nadie. Su estómago se contrajo, pero no parpadeó ni apretó sus quijadas ante sus palabras. Aunque, después de todo, eran ciertas: sus hermanos eran mejores músicos que ella, sin importar lo que hiciera en el conservatorio, siempre habría alguien mejor que ella.

Panaka se levantó y tomó su sombrero.

"No puedo decir nada de manera oficial, por supuesto," dijo. "Pero me gustaría que no aceptara ninguna oferta de trabajo o de aprendizaje hasta después de la elección. Estaré en contacto."

Con esas palabras, abandonó la habitación. Tsabin podía irse. Pero en lugar de ello, metió la mano en su bolsillo y buscó en su pantalla la lista de candidatas a Reina de Naboo. Había leído sus nombres y sus propuestas con anterioridad, pero esta vez, realmente se fijó en ellas. No, en ella.

Amidala, se hacía llamar. Podrían ser gemelas, casi. Dos chicas con la misma cara. Y un oficial de seguridad había venido a visitar a una muchacha que era siempre el segundo lugar.

Tsabin permaneció en la habitación hasta que el droide vino por ella, su mente abierta a todas las posibilidades.

Escrito por E.K. Johnston
Traducido por Mario A. Escamilla


Tercer extracto de Alphabet Squadron: Shadow Fall

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Las emocionantes aventuras de nuestros pilotos héroes traumatizados de Alphabet Squadron continúan este mes con el lanzamiento de Shadow Fall, el segundo libro de la trilogía de Alexander Freed. Nuestro actual extracto nos lleva dentro de la novela para ofrecernos un momento de reflexión, incluso en la victoria.



"La batalla no duró ni diez minutos," dijo Wyl. Estaba de pie en la cubierta de observación de la Lodestar, mirando la pintura roja que se caía a pedazos en la bahía de mantenimiento y sosteniendo la grabadora con una mano. Hablaba en voz baja, aunque era una precaución innecesaria, no había nadie más en esa parte de la nave a esta hora. "Los acechadores estaban fuertemente armados pero su blindaje no era tan grueso como el de un caminante. Le debemos la victoria a Chass y Nath, básicamente."

La describió como la recordaba (y tal vez, en su mayor parte, como realmente había sucedido). Chass había transmitido una rima rítmica Snivviana mientras descendía. Nath había batallado para enfilar su Y-wing hacia tierra sin estrellarse. Pero ambos habían lanzado las bombas guiadas a través de las brechas en el enrejado sobre el lago y aniquilaron al enemigo que estaba debajo. Kairos había ignorando la orden de Quell para alejarse, evacuando a las tropas de infantería que quedaban en las calles destrozadas, atrapadas por oleadas de agua hirviente. "Kairos rescató a 30 soldados a bordo de su nave," dijo, sosteniendo la holograbadora con ambas manos. "La gente está asustada por ella, nadie sabe mucho de ella, pero nunca he visto a nadie pelear tan duro para mantener vivos a sus aliados."

"Cuando todo terminó y me alejé de la bruma y miré alrededor." Su voz era suave y calmada. "Había agua por todos lados. Chorreando de los tanques y las tuberías, escurriendo por los edificios. Había llegado ahí por las explosiones de las bombas. Alguien había roto las presas, y se podía escuchar el sonido del agua. Solamente tanta agua podría oírse por encima del ruido de los motores del A-wing."

"Hicimos un sobrevuelo rápido buscando otros enemigos, pero no encontramos más. Escuchamos a la infantería reportándose, y Quell nos dijo que lo habíamos hecho bien, habíamos mantenido las bajas al mínimo, a pesar de las circunstancias. Chass se rió mucho y dijo: 'Si te enlistas para ser un golpeador terrestre sabes a lo que te enfrentas. Si estás en la vanguardia, algo te matará.' No quiso sonar insensible. Todos hemos visto a la gente ser herida."

"Cuando terminamos el sobrevuelo aterricé, solo para ver si podíamos echar una mano. El agua había arrastrado pisos enteros de las enormes torres. Una de ellas estaba a punto de colapsar por el daño, y eso probablemente afectaría a otras. En un año, todo el vecindario serían ruinas emergiendo de un lago."

"Nath también aterrizó, y buscamos alguien a quien rescatar. Le pregunté, '¿Por qué hacemos esto?' y supo a qué me refería. Estábamos vadeando entre el agua que nos llegaba hasta el muslo, buscando tropas faltantes."

"'Si capturamos la capital, capturamos a la Shadow Wing,' dijo."

Ellos también lo sabían. Wyl no sabía que pasaría cuando la Shadow Wing llegara, pero estaba confiado en que tomarían la capital. Había visto suficiente de Troithe para darse cuenta que no había ninguna defensa que el Gobernador Hastemoor y las Fuerzas Imperiales pudieran erigir para detener a la Nueva República; todo lo que el enemigo podía hacer era retrasar lo inevitable, forzar a sacrificar vidas para defender cada metro.

Hacía mucho tiempo, Wyl había sido parte del Riot Squadron. Él y sus colegas habían peleado por la Alianza Rebelde, consiguiendo más derrotas que victorias. Habían llorado y bailado juntos después de misiones que nadie recordaría. (Wyl era el único vivo que recordaba esas misiones).

"Estamos peleando una guerra diferente ahora," le dijo a la holograbadora, "y me siento un poco nauseado."

En los primeros días después de que Wyl había abandonado su Hogar, le había escrito frecuentemente a los ancianos de su ciudad natal, Cliff. Les había preguntado sobre la justicia en asesinar y como llevar el luto por sus enemigos sin traicionar su deber. Había reafirmado su compromiso de pelear hasta que el Emperador fuera derrotado y su Hogar fuera libre. No había recibido respuestas, pero había sido un ejercicio suficiente para calmar su mente.

Ahora pensaba en el receptor de su mensaje, no un anciano de su Hogar, sino una figura más nebulosa, quien le contestaba. Se imaginaba una voz suave y grave, acompañada de estática, sin ser evidentemente masculina o femenina. La voz era exactamente como la había escuchado hacía algunos meses, y que no había sentido empatía por la petición de Wyl.

¿Para qué crees que son los soldados, Wyl Lark?

No encontró nada más que decir. Nada más que quisiera confesar, incluso sabiendo que el mensaje no pasaría de su grabadora. Apretó un botón y borró los datos, como lo había hecho cada vez que quería contactar a Blink, su amigo y enemigo. Blink, el piloto anónimo de la 204th Fighter Wing; Blink, quien había matado al Riot Squadron por completo en el Enjambre Oridol y había ayudado a salvar un planeta en Pandem Nai.

Incluso en su imaginación, la Shadow Wing no ofrecía ningún escape del océano de sangre en el que Wyl nadaba. Blink no escucharía; y los ancianos de su Hogar no entenderían.

Escrito por Alexander Freed
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de In This Star Wars: Shadow Fall Excerpt, Wyl Lark Recalls a Costly Victory




Cuarto extracto de Alphabet Squadron: Shadow Fall

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La novela Shadow Fall de Alexander Freed continúa la historia de Alphabet Squadron. El grupo de pilotos de la Nueva República es un completo desastre, su líder es Yrica Quell, una desertora Imperial. Cada miembro del escuadrón tiene su propio bagaje. Además el Escuadrón Alphabet se formó durante un raro tiempo en la transición posterior al fin de la Guerra Civil Galáctica. La Nueva República está a la alza, pero los remanentes de Imperio permanecen obstinados en su causa. En este segundo libro, el Escuadrón continúa buscando a los pilotos de TIE más letales de la galaxia: Shadow Wing.



Había palabras que Kairos no entendía. Incluso después de años de escucharlas, tenía problemas para comprender las complejidades del lenguaje llamado comúnmente Básico Galáctico. Pero las palabras no siempre eran la barrera para comprender, y sabía lo que ocurría en el campo de batalla.

Sabía porque las naves y soldados estaban en retirada. Pero no se uniría a ellos.

Una sola avenida enorme llevaba hacia el complejo Tri-Center, a la que concurrían diversas tributarias. Una horda de tropas vestidas de blanco caminaban hacia la entrada principal, hacia la fachada de metal que alguna vez fue transparente y que daba la impresión de ser un acantilado, ahora salpicada de manchas y opacada con la ceniza en los lugares donde había recibido disparos. Si bien la eterna penumbra de Cerberon envolvía las calles, el atrio interior brillaba con luz, iluminando a los soldados rebeldes atrapados que intentaban contener la invasión.

Tal vez tenían alguna manera de escapar. Salir del complejo.

Sobrevoló a altura baja por el bulevar, mientras los impactos de las descargas de partículas se impactaban contra sus escudos. Su nave temblaba cuando el campo electromagnético se quemaba y resplandecía. Disparaba sus propios cañones hacia la multitud, enviando cuerpos carbonizados entre las hordas de sobrevivientes. Eran demasiados para que ella fallara, incluso aunque trataran de dispersarse.

Tal vez sus aliados no necesitaban que Kairos los salvara. Tal vez ella actuaba por su propia cuenta.

Manoseó los controles de su nave con sus enormes guantes, al tiempo que olía el hedor podrido de su cuerpo retorcido bajo su máscara. No podía oler el humo o los cuerpos carbonizados, aunque podía imaginarlo con perfecta claridad. Alineó su nave diez grados hacia arriba, exponiendo su parte inferior a los disparos continuos del enemigo y dirigiéndose hacia el complejo. Redirigió todo el poder de sus escudos frontales hacia sus cañones principales, un acto de hechicería técnica que no tenía ningún significado adicional, no resonaría en el mundo real, pero sería efectivo para sus propias necesidades.

Los cañones destellaron. El aullido del metal destrozado resonó a través de sus órganos (de algún modo incluso pudo saborear el hierro) y entró el atrio a través del nuevo hueco en la pared, cambiando entre los motores hacia los repulsores, girando noventa grados y flotando diez metros por encima de los asombrados soldados de la Nueva República.

Kairos había estado en guerra consigo misma, su espíritu desgarrado. Había pensado muchas veces en abandonar a su gente, dejando a la desertora, dejando a Adan. Pero no abandonaría a Adan.

Medio protegida por los restos de la pared del atrio, Kairos aceptó la explosión de un cohete contra su flanco. La nave cedió y se inclinó hacia un lado; miró en su consola el daño en los motores propulsores y repulsores, pero seguía flotando. Ajustó gentilmente una palanca y se levantó de su asiento, regresando a la cabina principal. Con el toque de un botón, abrió la compuerta y se posicionó detrás de la torreta, disparando hacia la horda.

Comprendió que Adan y la desertora buscaban atraer a su enemigo hacia una trampa, ella comprendía esas palabras correctamente, después de que Adan la hubiera apartado a un lado y le explicara paso a paso. Los carniceros de Nacronis y Pandem Nai y tantos otros mundos no merecían escapar de la justicia. Tampoco merecía escapar del castigo la bestia de Troithe que se hacía llamar gobernador, quien había liberado a monstruos contra sus enemigos. Así que aceptó la estrategia de un hombre más sabio que ella, y aceptó pagar el precio con su sangre.

Usó el torrente de disparos de la torreta para barrer la calle a través del hueco en la pared, por todo el bulevar, desgarrando stormtroopers y tropas vestidas de negro, sus caras sudorosas gritaban. Podía escuchar claramente la batalla ahora, el chasquido de los disparos y el crujido de las llamas. Al tiempo que sus enemigos contestaban el fuego y la cubierta comenzaba a temblar, pensó que la horda parecía disminuir.

Desde que habían llegado a Troithe, había asesinado y permitido que nobles guerreros fueran asesinados. En su compromiso con la venganza, con la flagelación de sus enemigos, había aceptado el sacrificio de los soldados que de otra manera debía preservar. Había aceptado pagar el precio. No podía cambiar de opinión ahora.

La cubierta saltó dando aviso de que la nave comenzaba a fallar. Saltó desde la torreta para agarrarse de uno de los asientos al mismo tiempo que los repulsores morían y el U-wing se desplomaba hacia el piso del atrio. Solo escuchó un rugido cacofónico y perdió la vista, su visión fue destrozada por el estrés de la gravedad y los compartimientos, cuando recuperó la vista su cuerpo estaba empapado de dolor. Cualquier movimiento era acompañado de oleadas de agonía. Pero había sufrido cosas peores, así que escaló la cabina destruída para recuperar su arma.

No podía dar la espalda. No podía alejarse. No después de todo lo que había sucedido.

No sabía qué había sucedido con los soldados de la Nueva República. Acomodó su ballesta contra su hombro y gorgoteó en lugar de gritar, después de cada patada que los disparos producían. El choque de su U-wing había llenado el atrio de humo y llamas, y las nubes brillaban como en Pandem Nai, de un exquisito tono escarlata, cuando absorbían el color de los rayos de partículas que se dirigían hacia ella.

Podía sentir el aire en su piel. La cubierta de sus antebrazos estaba quemada. Había roto su último voto.

Disparó en dirección hacia el humo. Disparó hacia los stormtroopers que se abalanzaban hacia ella, apilando cuerpos sobre cuerpos, aunque no eran nada en relación a la historia en general, no eran nada comparados con todos los que ella había matado en el pasado y todos los soldados que no había podido salvar; siguió disparando hasta que perdió el sentido del tacto y no pudo mantenerse de pie. Escuchaba disparos de cañones afuera del complejo pero no pudo levantar su cara para observar.

Escuchó los gritos de los soldados rebeldes que permanecían vivos.

Lo último que Kairos vio fue la hermosa cara de Yrica Quell, la desertora, la traidora, mirándola desde arriba.


Escrito por Alexander Freed
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de STAR WARS SHADOW FALL Excerpt Puts Kairos in an Intense Battle

Primer capítulo de The High Republic: Light of the Jedi

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Prepárate para dar el primer paso hacia una nueva era de Star Wars. Ambientada 200 años antes de los eventos de la saga de Skywalker, el proyecto The High Republic muestra a los Jedi en su esplendor, cuidando la galaxia durante una época de paz. Pero no pasa mucho antes de que la paz sea perturbada por un devastador incidente que hace que los Caballeros de la Orden Jedi se pongan en acción.

La primera novela en explorar esta era es Light of the Jedi, de Charles Soule. Aunque sale a la venta hasta el 5 de enero del 2021, presentamos el primer capítulo a continuación.



La Fuerza está con la galaxia.

Es la era de La Alta República: una pacífica unión de mundos de pensamiento similar donde todas las voces son escuchadas y el gobierno se realiza mediante el consenso, no la coerción o el miedo. Es una época de ambición, de cultura, de inclusión, de Grandes Obras. La visionaria canciller Lina Soh dirige a la República desde la elegante ciudad mundo de Coruscant, ubicada cerca del brillante Centro Galáctico.

Pero más allá de los Mundos Centrales y sus muchas Colonias pacíficas, existen los Anillos, Interior, Medio, y finalmente en el borde del espacio conocido, el Anillo Exterior. Estos mundos están llenos de oportunidades para aquellos suficientemente valientes como para navegar por las rutas hiperespaciales recién cartografiadas que llevan a ellos, aunque existen peligros. El Anillo Exterior es un refugio para aquellos que desean escapar de las leyes de la República, y está lleno de depredadores de todo tipo.

La Canciller Soh ha prometido acoger a los mundos del Anillo Exterior bajo la protección de la República a través de ambiciosos programas de alcance como el Faro Starlight. El orden y la justicia son preservados en la frontera galáctica por los Caballeros Jedi, guardianes de la paz que han dominado increíbles habilidades que provienen de un misterioso campo de energía conocido como la Fuerza. Los Jedi trabajan de cerca con la República y han accedido a establecer puestos de avanzada en el Anillo Exterior para apoyar a quien sea que necesite ayuda.

Los Jedi de la frontera pueden ser el último recurso de la gente que no tiene a quién más acudir. Aunque los puestos de avanzada operan independientemente y sin asistencia directa del gran Templo Jedi en Coruscant, sirven como una efectiva fuerza disuasoria para aquellos que desean cometer el mal en la oscuridad.

Pocos pueden hacerle frente a los Caballeros de la Orden Jedi.

Pero siempre habrá quien lo intente...

CAPÍTULO UNO

HIPER ESPACIO. LA NAVE LEGACY RUN.

3 HORAS PARA EL IMPACTO.

Todo está bien.

La capitana Hedda Casset revisó las lecturas en las pantallas integradas en su silla de mando por segunda vez. Siempre las revisaba al menos dos veces. Tenía más de cuatro décadas de experiencia en vuelos, y se figuraba que estas revisiones dobles habían contribuido en gran parte a que ella siguiera volando. El segundo vistazo confirmaba lo que había visto en el primero.

"Todo está bien," dijo, en voz alta esta vez, anunciándolo a su tripulación en el puente. "Es hora de dar mis rondas. Teniente Bowman, tiene el mando."

"Enterado, capitana," respondió su primer oficial, levantándose de su asiento para ocupar el de ella hasta que regresara de su paseo vespertino.

No todos los capitanes de cruceros de largo alcance manejaban su nave como un navío militar. Hedda había visto naves espaciales con pisos sucios, tuberías que goteaban y grietas en las ventanas de la cabina, detalles que herían su alma. Pero Hedda Casset había comenzado su carrera como una piloto de cazas espaciales con la Fuerza de Tarea Conjunta Malastare-Sullust, manteniendo el orden en su pequeño sector del Anillo Medio. Había comenzado volando un Incom Z-24, el caza de asiento individual que todos conocían como Buzzbug. En su mayoría habían sido misiones policiacas, perseguir piratas y cosas así. Eventualmente, recibió promociones para comandar un crucero pesado, una de las naves más grandes de la flota. Había sido una buena carrera, haciendo trabajo bueno.

Había sido dada de alta de la FTC con distinciones, consiguiendo trabajo como capitana de naves mercantes en la Cofradía Byrne, su propia versión de un retiro relajado. Pero más de treinta años en puestos militares significaban que el orden y la disciplina no estaban solo en su sangre... eran su sangre. Así que, cada nave que volaba estaba preparada como si fuera a enfrentarse en una batalla decisiva contra una armada Hutt, incluso si solamente llevaba a bordo un cargamento de pieles de ogrut que iban del planeta A al planeta B. Ésta nave, la Legacy Run, no era la excepción.

Hedda se puso de pie, respondiendo al saludo del Teniente Jary Bowman. Se estiró, sintiendo como tronaban los huesos de su columna vertebral. Habían sido demasiados años patrullando dentro de pequeñas cabinas, demasiadas maniobras con excesivas fuerzas G, a veces en combate, a veces solo para sentirse viva.

El problema verdadero, pensó, mientras ponía un mechón de cabellos grises en su lugar, era que habían sido demasiados años.

Dejó el puente, saliendo de la precisa maquinaria que era su cubierta de mando, caminando a través de un corredor compacto en dirección al enorme y caótico mundo que era el resto de la Legacy Run. La nave era un Transporte de Carga Modular Clase A de Kaniff Yards, casi tan viejo como ella. Lo que hacía que la nave estuviera más alla de su vida operacional, pero aún dentro de los parámetros de seguridad si es que se le hacían mantenimientos de forma regular, como así sucedía. Su capitana se encargaba de ello.

La Legacy Run era una nave de uso mixto, aprobada tanto para cargamento como para pasajeros, de ahí su designación como "modular". Se componía de un amplio compartimiento central, en forma de prisma triangular, con la sección de ingeniería en popa y el resto del espacio designado como área de carga. El puente se conectaba al casco central a través de enormes brazos cilíndricos, uno de los cuales ella atravesaba en ese momento. Otros módulos más pequeños se podían conectar a la sección central, hasta ciento cuarenta y cuatro, los cuales podían agregarse o removerse dependiendo de las necesidades de cada corrida.

Hedda adoraba las cualidades variables de la nave, porque significaba que nunca sabías que era lo que obtendrías, a qué raros desafíos te enfrentarías en el siguiente trabajo. Había volado la nave en una ocasión cuando la mitad de la zona de carga había sido acondicionada como un enorme tanque acuático, para llevar a un gigantesco pez sable desde los mares tormentosos de Spira hasta el acuario privado de una condesa en Abregado. Hedda y su tripulación habían transportado sin accidentes a la bestia, lo cual no había sido nada fácil. Y había sido peor aún, cuando la criatura fue regresada a Spira tres ciclos después, cuando la pobre cosa se había enfermado debido a que la gente de la condesa no tenía idea de como cuidarla. Al menos eso tuvo a su favor la mujer, puesto que había pagado el flete completo para regresar al pez sable a su hogar. Mucha gente, especialmente la nobleza, simplemente la hubiera dejado morir.

En comparación, este viaje en particular, era de lo más simple. Las secciones de carga de la Legacy Run estaban llenas al ochenta por ciento con colonizadores camino hacia el Anillo Exterior, provenientes de mundos sobre poblados del Centro y las Colonias, en busca de nuevas vidas, nuevas oportunidades, nuevos cielos. Era algo con lo que concordaba. Hedda Casset había llevado una vida inquieta. Tenía la sensación de que así moriría, mirando hacia afuera de la ventanilla de una nave, esperando que sus ojos miraran algo nunca antes visto.

Debido a que esta era una corrida de transporte, la mayoría de los módulos de la nave estaban en configuración básica de pasajeros, con asientos que podían convertirse en camas que, en teoría, eran suficientemente cómodas para dormir. Había almacenamiento, sanitarios, algunas holopantallas, pequeñas cocinetas y eso era todo. Para los colonos que podían pagar por comodidades y conveniencias adicionales, había auto-bares operados por droides y compartimientos privados para dormir, pero no eran muchos. Esta gente era ahorrativa. Para empezar, si tuvieran dinero, probablemente no estarían camino hacia el Anillo Exterior para intentar hacer futuro. La sombría orilla de la galaxia era un lugar de desafíos tanto emocionantes como mortales. Más mortales que emocionantes, en realidad.

Incluso el camino para llegar era intrincado, pensó Hedda, su mirada perdida en los remolinos del hiperespacio que podían verse a través del enorme ventanal por el que pasaba. Desvió su mirada, sabiendo que podía pasarse fácilmente veinte minutos observando si se dejaba llevar. No podías confiar en el hiperespacio. Era útil, claro que sí, podía llevarte de un lugar al otro, y era la razón de la expansión de la República lejos de los Mundos Centrales, pero en realidad nadie lo comprendía del todo. Si tu droide de navegación calculaba mal las coordenadas, incluso por una fracción, podías salirte de la ruta programada, el camino principal a través de lo que fuera el hiperespacio, y entonces encontrarte camino a quien sabe donde. Si sucedía incluso en las rutas más usadas cerca del centro galáctico, aquí fuera, donde los exploradores apenas habían trazado algunas rutas, bueno... era algo que siempre tenías que estar vigilando.

Trató de pensar en otra cosa y continúo caminando. La verdad era que, la Legacy Run estaba viajando a través de la ruta más conocida y más transitada hacia los mundos del Exterior. Era como ir a entregar leche. Las naves se movían constantemente a través de esta ruta, en ambas direcciones. No había nada de que preocuparse.

Pero más de nueve mil almas viajaban a bordo de la nave y dependían de la Capitana Hedda Casset para llegar sin contratiempos a su destino. Y ella se preocupaba.

Hedda abandonó el corredor y entró al casco central, llegando a un espacio circular amplio, un lugar abierto que era necesario debido a la estructura de la nave y que había sido reacondicionado como una especie de área común. Un grupo de niños pateaba una pelota, mientras los adultos platicaban cerca de ahí, o se estiraban en una zona que al menos era distinta a aquella en la que despertaban cada mañana. El espacio no era lujoso, solo un cruce de caminos donde se reunían varios corredores, pero estaba limpio. La nave empleaba, a insistencia de su capitana, una tripulación automatizada de limpieza que mantenía los interiores limpios e higiénicos. Uno de los droides se escurría a través de una pared en ese momento, realizando una de las interminables tareas que necesitaba una nave de este tamaño.

Tomó un instante abarcar el grupo, aproximadamente unas veinte personas, de todas las edades, provenientes de varios mundos. Humanos, por supuesto, pero también unos cuantos Trandoshans de piel escamosa, una familia de Biths e incluso un Ortolan, de piel azul con una enorme trompa y enormes orejas a cada lado de su cabeza, no eran muy comunes. Pero sin importar su planeta de origen, todos eran gente ordinaria, pasando el tiempo hasta que pudieran comenzar una nueva vida.

Uno de los niños la miró.

"¡Capitana Casset!" dijo el niño, un humano de piel color aceituna con pelo rojo. Ella lo reconoció.

"Hola, Serj," dijo Hedda. "¿Qué hay de bueno? ¿Todo bien por acá?"

Los otros niños interrumpieron su juego y se amontonaron alrededor de ella.

"No caerían mal nuevos holos," dijo Serj. "Ya vimos todos los que había en el sistema."

"Es todo lo que tenemos," replicó Hedda. "Y dejen de intentar entrar al archivo de los títulos para mayores de edad. ¿Creen que no me doy cuenta? Esta es mi nave. Y sé todo lo que sucede en la Legacy Run."

Se acercó a ellos.

"Todo."

Serj se sonrojó y miró a sus amigos, quienes también habían encontrado de repente cosas muy interesantes que ver en el piso, techo o paredes.

"No se preocupen," dijo ella enderezándose. "Lo comprendo. Es un viaje muy aburrido. No van a creerme, pero dentro de poco, cuando sus padres los pongan a arar los campos, a construir bardas o pelear contra rancors, se acordarán del tiempo que pasaron en esta nave. Solo relájense y disfruten."

Serj puso los ojos en blanco y todos regresaron al juego que habían inventado.

Hedda sonrió y continuó caminando, asintiendo y platicando con la gente. Gente. Probablemente algunos eran buenos, y otros malos, pero por los siguientes días, eran su gente. Le gustaban estas corridas. Sin importar lo que pasara en el futuro de las vidas de estas personas, estaban camino al Anillo Exterior para tratar de hacer sus sueños realidad. Ella era parte de eso, y la hacía sentir bien.

La República bajo la Canciller Soh no era perfecta, ningún gobierno lo había sido ni lo sería, pero era un sistema que le permitía soñar a la gente. No, aún mejor. Los motivaba a tener sueños, grandes y pequeños. La República tenía sus fallos, pero considerando las cosas, podía ser muchísimo peor.

Hedda tomó una hora para hacer sus rondas, llegó hasta los compartimientos de los pasajeros y luego checó un cargamento de tibanna super congelado para asegurarse de que la sustancia volátil estuviera apropiadamente asegurada (lo estaba), inspeccionó los motores (todo bien), investigó el estado de las reparaciones de los sistemas de circulación ambiental (en progreso y con planes de terminarse a tiempo) y se aseguró que las reservas de combustible fueran adecuadas para el resto del trayecto incluyendo una reserva extra (lo eran).

La Legacy Run era exactamente como lo esperaba. Un pequeño mundo, bien ordenado dentro del espacio salvaje, una pequeña burbuja de seguridad que mantenía el vacío a raya. No podía asegurarle nada a los colonos una vez que se dispersaran por todo el Anillo Exterior, pero vería que llegaran ahí sanos y salvos para tomar el siguiente paso.

Hedda regresó al puente, donde el Teniente Bowman casi saltó de su asiento en el momento que la vió entrar.

"Capitana en el puente," dijo, y los demás oficiales se enderezaron.

"Gracias, Jarv," dijo Hedda, mientras su segundo al mando se hacía a un lado y regresaba a su puesto.

Hedda se acomodó en su silla de mando, checando las pantallas, buscando algo fuera de lo normal.

Todo está bien, pensó.

BANG, BANG, BANG, BANG

Una insistente alarma a alto volumen sonó. Las luces del puente se pusieron en configuración de emergencia, bañando todo en luz roja. A través del ventanal, los remolinos del hiperespacio se veían raros de alguna manera. Tal vez era por la luz de emergencia, pero tenían... un tinte rojo. Como enfermizos.

Hedda sintió como el pulso se aceleraba. Su mente se puso en modo de combate sin pensarlo.

"¡Reporte!" gritó, sus ojos mirando a sus pantallas buscando la procedencia de la alarma.

"Es alarma de la navicomputadora, capitana," contestó el navegante, Cadete Kalwar, un Quermiano joven. "Hay algo frente a nosotros en la ruta hiperespacial. Justo enfrente. Enorme. Impacto en diez segundos."

La voz del cadete permaneció firme, y Hedda estaba orgullosa. Probablemente no era mucho mayor que Serj.

Sabía que esta situación era imposible. Las rutas eran seleccionadas porque no tenían escombros potenciales, su claridad era calculada hasta un metro de resolución. Cualquier granularidad sería detectada y evitada por los droides navegantes haciendo ajustes a través del vector. Las colisiones a velocidad luz entre rutas establecidas eran absurdas matemáticamente.

También supo que aunque era imposible, estaba sucediendo, y esos diez segundos eran mínimos a las velocidades a las que viajaba la Legacy Run.

No puedes confiar en el hiperespacio, pensó.

Hedda Casset apretó dos botones en su consola de mandos.

"Prepárense," dijo, con la voz calmada. "Tomaré el control."

Dos joysticks de control se desplegaron de los descansabrazos de su silla, y Hedda los tomó, uno en cada mano.

Se dio el lujo de tomar una bocanada de aire y se dipuso a pilotar.

La Legacy Run no era un Incom Z-24 Buzzbug, ni siquiera una de las Longbeams de la República. Era un carguero de más de sesenta años de antigüedad al final, o más allá, de su vida operativa, lleno a toda su capacidad, con motores diseñados para aceleración y deceleración gradual, acoplarse con espaciopuertos y estaciones orbitales. Era tan maniobrable como una luna.

La Legacy Run no era ninguna nave de combate. Ni cercanamente. Pero Hedda la maniobró como si fuera una.

Miró el obstáculo en su camino con su ojo entrenado y sus instintos, lo vio acercarse a una velocidad increíble, lo suficientemente grande como para desintegrarse junto a su nave en meros átomos, el polvo viajando para siempre en las rutas hiperespaciales. No había tiempo para evitarlo. La nave no podía girar tan rápido. No había espacio, ni tiempo.

Pero la Capitana Hedda Casset estaba al mando, y no le fallaría a su nave.

Un milimétrico ajuste en el control izquierdo y una rotación severa en el derecho hicieron que la Legacy Run se moviera. Más de lo que quería, pero menos de lo que hubiera esperado, y el enorme carguero libró el obstáculo, aunque pasó tan cerca que Hedda pareció sentir que su cabello se movía, a pesar de todas las capas de metal y escudos entre ellos.

Pero estaban vivos. Habían evitado la colisión. La nave estaba entera.

Entraron en una zona de turbulencia y Hedda luchó contra ella, sintiendo los vaivenes en sus manos, cerrando sus ojos, sin necesidad de ver. La nave crujió, su estructura quejándose.

"Puedes hacerlo, vieja amiga," dijo en voz alta. "Somos un par de ancianas malhumoradas, pero aún tenemos mucha vida por delante. Te he cuidado mucho y lo sabes. No te defraudaré si no me defraudas."

Hedda no le falló a su nave.

Pero la nave le falló a ella.

El crujido de metal se convirtió en un grito. Las vibraciones por el paso de la nave a través del espacio adquirieron un tono que Hedda había escuchado muchas veces. Era el sentir de una nave que había sobrepasado sus límites, ya fuera por recibir mucho daño en batalla, o como aquí, por realizar una maniobra que estaba más allá de sus capacidades.

La Legacy Run se estaba desintegrando. Le quedaban pocos segundos de vida.

Hedda abrió sus ojos. Soltó los controles y tecleó unos comandos en su consola, activando las compuertas que sellaban cada módulo en caso de desastres, pensando que tal vez podría salvar a algunos pasajeros. Pensó en Serj y sus amigos, jugando en el área común, y esperando que las puertas de emergencia no se hubieran cerrado en zonas que de repente se abrirían al vacío. Esperaba que los niños hubieran regresado con sus familias al escuchar las alarmas.

Pero no lo sabía.

No podía saberlo.

Hedda miró a su primer oficial, quien le devolvió la mirada, dándose cuenta de lo que iba a suceder. Le rindió un saludo.

"Capitana," dijo el teniente Bowman, "ha sido un..."

El puente se abrió.

Hedda Casset murió, sin saber si había podido salvar a alguien.


Escrito por Charles Soule.
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de Read the First Chapter of Star Wars: The High Republic - Light of the Jedi by Charles Soule




Segundo extracto de Poe Dameron: Free Fall

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Poe Dameron quiere aventuras. El adolescente está listo para dejar a Yavin 4 y a su padre atrás y volar libre. Pero ¿qué tipo de decisiones tomará para dejar su hogar? La próxima novela juvenil de Alex Segura explora el pasado del audaz piloto de X-wing que conocimos en la trilogía de secuelas de Star Wars. Obtuvimos un vistazo al pasado de Poe cuando se encontró con Zorii Bliss en El Ascenso de Skywalker, pero eso solo nos dejó con más preguntas. El tipo de preguntas que Free Fall contestará.

El autor Alex Segura nos cuenta sobre el extracto, "Este es un momento clave al inicio del libro y para Poe en general. Conocemos al grupo al que se une y vemos un poco del conflicto interno al que se enfrentará en la primera parte de la novela. ¿Hizo lo correcto en su intento desesperado de abandonar el planeta y alejarse de su padre? ¿Ha ido demasiado lejos? ¿Quienes son estos misteriosos personajes con los que ha decidido formar un equipo? Fue muy divertido crear y llenar el elenco que transita con Poe y Zorii, y este es su primer vistazo a algunos de los personajes más importantes de la novela."


La temperatura pareció bajar alrededor de Poe cuando tomó un asiento en la mesa con el grupo de Zorii, sintiendo su mano en su hombro.

"Este es Poe Dameron," dijo ella después de presentarle a sus camaradas. "Y es un piloto."

"¿Un piloto? Es apenas un niño," dijo el Klatooinano al que Zorii había presentado como Vigilch con un gruñido. "¿Piloto de qué? ¿Un deslizador?"

El grupo se rió, la Twi'lek llamada Marinda Gan se rió con ganas, el Pau'an llamado Gen Tri suavemente. Zorii permaneció en silencio, su mano aún posada en el hombro de Poe.

"No los veo buscando opciones que nos ayuden a salir de Yavin 4," dijo Zorii. "¿A menos que me haya perdido de algo mientras estaba reclutando a nuestro boleto de salida?"

Quieren que vuele su nave, pensó Poe. Tragó duro. ¿Estaba listo para eso? Pronto lo averiguaría.

Gen Tri giró para mirar a Poe con detenimiento, sus oscuros ojos escudriñando a Poe con una manera que lo hizo temblar con incomodidad. No era su apariencia, Poe había visto todo tipo de especies cruzar los puertos de Yavin 4. Era algo más. Lo hacían sentirse incómodo en una forma que aún no sabía que era.

"Necesitamos un piloto," dijo Gen Tri, su voz sonaba hueca y rasposa. "¿Pero estás listo para hacer lo que se necesita?"

"Si lo que necesitan es un piloto, soy su hombre," dijo Poe sin perder el ritmo. "Apúntenme hacia su nave y los llevaré a donde necesitan."

Marinda Gan se rió secamente.

"Todo esto está muy bien, Poe Dameron, ¿pero quieres ir a donde vamos?" preguntó. "Esa es la pregunta principal."

"Bueno, digo, puedo poner las coordenadas y trazar el curso. No es muy compli..."

La mano de Zorii apretó el hombro de Poe.

"El problema no es llegar allí, Poe," dijo ella. "Es lo que hacemos. No somos comerciantes o miembros del consorcio minero. Nuestros viajes son más... aventurados."

Poe esperó un segundo antes de responder.

"Aventura es lo que estoy buscando," dijo Poe, las palabras saliendo completamente formadas de su boca, como si vinieran directamente de su corazón en vez de su cerebro. "No me preocupa eso. He terminado con Yavin 4."

Zorii relajó su mano, y tomó el asiento vacío a la derecha de Poe. Sus ojos se encontraron.

"No voy a evadir comentarte lo que hacemos," dijo Zorii. "Pareces inteligente, y aunque te asustes y le cuentes a alguien más, nos habremos ido antes de que llegue a significar otra cosa."

Poe asintió. Vigilch levantó la mano como intentando detener a Zorii. Ella lo ignoró.

"Somos contrabandistas," dijo categóricamente. "Y nuestro piloto ha muerto. Si nos puedes sacar de esta luna, comenzarás una vida de aventuras sin certeza como nunca te habrías imaginado. Este lugar pronto se convertirá en un recuerdo borroso."

¿Contrabandistas?

Poe se reclinó en su silla. No había considerado la posibilidad. Pero la información le revelaba la bifurcación en el camino frente a él. El latido de su corazón se volvió más potente, golpeteando sus venas hasta sus oídos y cabeza. ¿Era ésto lo que quería? Como había dicho, buscaba aventuras, una oportunidad de volar libremente y dejar Yavin 4 detrás. ¿Pero involucrarse con contrabandistas era la mejor opción? ¿Para lograr lo que tanto había soñado? ¿Una vida no atascada entre lo ordinario y lo mundano?

Había conocido bastantes personajes de mala fama antes, cazadores de recompensas, traficantes de armas y otros contrabandistas. Habían pasado por el bar de Gully de cuando en cuando. Pero esos eran encuentros fugaces, y Poe siempre había podido mantener su distancia. Esto era completamente diferente. Si se unía a este grupo, no solo estaría en la misma habitación con una banda de criminales, también sería uno de ellos. ¿Qué pensaría Shara Bey de eso?

Esto no sería el tipo de situación del que Poe podría retractarse. Unirse a un grupo de contrabandistas implicaba que no volvería a ver a Yavin 4, a L'ulo o a su padre. Pero era la única opción que le apuntaba hacia la libertad que Poe deseaba. ¿Tal vez podría estar temporalmente con ellos? Encontrar su lugar fuera de la luna y después tomar su propio camino. Este raciocinio calmó un poco a Poe. Aún sentía una punzada de tristeza con la idea de alejarse, pero pronto fue reemplazada por la determinación y el deseo que había sentido en los meses anteriores.

"Cuenten conmigo," dijo Poe asintiendo rápidamente.

Escrito por Alex Segura
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de POE DAMERON: FREE FALL Excerpt Shows Poe Making a Big Change


Extracto de Dark Legends

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Star Wars: Dark Legends será lanzada a fines de julio con 224 páginas de fábulas de horror con una atmósfera perfectamente adaptada para todas las edades. Esta colección de seis historias aterradoras seguramente hubiera mantenido a Luke y Leia despiertos más allá de su hora de dormir, con historias de criaturas intergalácticas y bestias siniestras.



EN EL PLANETA Gaaten, anidado entre las melancólicas torres de una antigua gran ciudad, se sitúan las ruinas de un orfanato donde, hace mucho tiempo, eran enviados los niños que habían perdido a sus padres durante el final de la Guerra de los Clones, mientras esperaban ser colocados en nuevos hogares en el sector.

Solo que, no todo estaba bien en el orfanato, puesto que entre los niños había historias de un oscuro terror que llegaba en las noches: un hombre alto, delgado con afilados dientes y ojos brillantes, quien de vez en cuando visitaba el orfanato para robar niños, sacándolos de sus camas y arrastrándolos a través de la ventana, sus gritos ahogados y desapercibidos. Nunca se volvía a saber de los niños que eran secuestrados por esta horripilante criatura.

Estos rumores eran pasados a través de susurros aterrorizados entre los niños, murmurados debajo de las sábanas o debajo de las manos en las bocas cuando se apagaban las luces. Las historias habían sido, por supuesto, ignoradas por el personal del orfanato, y aunque era cierto que algunos de los niños habían desaparecido en el transcurso de los años, probablemente solo eran fugitivos, niños infelices con su suerte y que sufrían por la devastadora pérdida de sus padres. Los rumores eran vistos sólo como la vívida imaginación de los perturbados jóvenes, una personificación de su miedo y dolor. Sin embargo, las historias persistían, y no había mucho que pudiera hacer el personal del orfanato para que disminuyeran.

Entonces, todos los que llegaban al orfanato, escuchaban la historia de este monstruo y, desde ese momento, vivían en el constante miedo de que, un día, pudieran convertirse en su siguiente víctima involuntaria. Todos excepto uno.

Elish siempre había sido considerado un niño excepcional, desde su época en la escuela de Malloran, donde ella había asombrado a sus profesores con su confianza y aptitud escolar. Era una niña gentil, deseosa de ayudar a otros antes que a ella misma, y eso la había hecho popular con sus compañeros y los niños más jovenes. Como su madre, una guardia del palacio de Malloran, Elish siempre había sentido una profunda conexión con el universo que la rodeaba y con todas las cosas vivientes que lo habitaban. Esta conexión le daba un enorme sentimiento de paz, y aunque ella había sido testigo de horrores, se rehusaba a creer en cualquier oscuro fantasma que temieran los niños del orfanato. Para Elish, el mal no venía en forma de monstruos sino de hombres, puesto que entendía que todos los horrores que habían sucedido recientemente en la galaxia eran cometidos a instancias de ciertos individuos y no de criaturas de la noche.

Así que sucedió que Elish, al llegar al orfanato en una de las enormes naves de transporte del Imperio, se convirtió en una fuerza estabilizadora para los otros niños, ayudándoles a deshacerse de sus miedos y, a pesar de todo lo que habían perdido, a buscar paz entre los dormitorios y salones del destartalado y viejo edificio. Así fue durante muchos meces, y para alegría del personal del orfanato, los rumores del fantasma comenzaron a desaparecer. Los niños parecían ser más felices, y cuando las naves de suministros llegaban con cada estación, algunos de los huérfanos eran asignados a nuevos hogares con padres adoptivos deseosos de llenarlos de amor y atenciones.

No era inusual que Elish se despertara por las noches por gritos, puesto que algunos de los niños en el dormitorio todavía tenían terrores nocturnos que los sacaban de sus sueños, causando que se sacudieran en sus camas, sus caras llenas de sudor. El personal nocturno nunca acudía a ver a los niños, así que Elish salía de su cama para tomar sus manos, y sus palabras tranquilas e influencia reconfortante eran suficientes para calmar sus pesadillas y mandarlos de regreso a dormir.

Sin embargo, una noche, no mucho después de su llegada, hubo un gran disturbio durante la noche, y hubo alarma alrededor de Elish. Saltó de su cama para mirar a todo el dormitorio en desorden, y corría el rumor entre los niños que el monstruo los había visitado durante la madrugada y se había llevado a un pequeño niño llamado Samil.

Ciertamente no había señas de Samil, y por más que buscaran, ni el personal ni los niños pudieron localizarlo. Tampoco había evidencias de algún extraño que hubiera estado entre ellos, excepto por una ventana entreabierta que se azotaba levemente por la brisa.

Después de asegurar la ventana, el personal del orfanato empezó a llevar a los niños de regreso a sus camas, arrullándolos con empatía, callando sus gritos de angustia. Encontrarían a Samil en la mañana, dijeron, o si no, era porque había huído y los había abandonado, escabulléndose en la noche para hacerse su propio camino en el mundo. Elish, sin embargo, pudo ver que todas las posesiones de Samil seguían debajo de su cama, y sabía bien que nunca hubiera abandonado sus heroicos juguetes, puesto que no toleraba separarse de las pequeñas figuras talladas.

Entonces, mientras los demás niños comenzaban a acomodarse en sus camas, Elish permaneció despierta, usando sus sentidos, puesto que había aprendido a reconocer a Samil a través de su conexión con el universo, similar a la suya. Eso los había separado de los demás niños, todos a excepción tal vez de una joven Kessurian llamada Gee'far, quien también parecía compartir la perspectiva inusual de Elish.

Elish estaba segura que no podía sentir rastros de la presencia de Samil dentro del edificio del orfanato o los terrenos aledaños. Presa de la desazón, permaneció en vigilia el resto de la noche, segura de que no lo encontrarían al día siguiente.

A la mañana siguiente, se armó una pequeña expedición con el personal del orfanato, quienes acudieron a la villa, esperando descubrir que Samil hubiera recorrido la corta distancia hacia el asentamiento durante la noche. Estaban seguros que lo encontrarían, friolento y avergonzado, escondido en algún granero, listo para regresar al orfanato, tomar un baño caliente y descansar.

Sin embargo, como Elish había predicho, el equipo regresó unas horas después, cansado y hambriento, aceptando que no habían encontrado evidencias del niño en la villa, ni en ninguno de los alrededores o caminos cercanos. Simplemente había desaparecido y no podían hacer nada al respecto.

Al día siguiente los rumores del terror oscuro regresaron, cuando los niños susurraron sobre los sonidos de rasguños que habían escuchado en la ventana, el sibilante aliento de la criatura mientras se había movido entre sus camas, el frío helado que había anunciado su visita. A pesar de los intentos del personal, los niños murmuraban con miedo, aterrorizados de lo que podría pasar si el terror nocturno regresara por ellos la próxima vez.




Escrito por George Mann
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de Spooky Star Wars tales awaken in Disney's new illustrated anthology 'Dark Legends'


Extracto de Thrawn Ascendancy: Chaos Rising

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La trilogía de Thrawn Ascendancy, escrita por Timothy Zahn comienza con la novela Chaos Rising y nos llevará a los primeros días de la mente maestra en la estrategia Imperial en su paso por la Ascendencia Chiss. La novela se publicará en Estados Unidos el primero de septiembre del 2020.


PRÓLOGO.

El ataque a Csilla, el mundo principal de la Ascendencia Chiss, fue súbito, inesperado y, a pesar de su amplitud limitada, impresionantemente eficiente.

Las tres enormes naves de guerra salieron del hiperespacio en vectores ampliamente espaciados, dirigiéndose hacia el interior del planeta con los láseres de espectro flameando a toda potencia hacia las plataformas defensivas y las naves de guerra de la Fuerza de Defensa Chiss. Las plataformas y naves, tomadas por sorpresa, tardaron menos de un minuto en responder al fuego. Para entonces, los atacantes habían cambiado de direccion, dirigiéndose hacia el montón de luces que resplandecían en la helada superficie del planeta marcando la ciudad capital de Csaplar. Sus láseres continuaban disparando y en cuanto estuvieron en rango, añadieron salvas de misiles a su ataque.

Pero a fin de cuentas no sirvió de nada. Las plataformas de defensa destruyeron los misiles lanzados y las naves de defensa acorralaron a los atacantes, convirtiéndolos en escombros y asegurándose que los fragmentos fueran suficientemente pequeños para no caer al planeta. En menos de quince minutos, todo había terminado.

El peligro había terminado, pensó sombríamente el General Supremo Ba'kif mientras daba zancadas hacia el corredor central de la Cúpula donde los síndicos y otros Aristocras se habían reunido tras regresar de los refugios.

Ahora vendría la verdadera tormenta de furia.

Y habría de todo. Como cuerpo gobernante supremo de la Ascendencia, la Sindicatura gustaba de proyectar una imagen de consideración, nobleza y dignidad imperturbable. La mayoría del tiempo, con excepción de las inevitables peleas políticas, estaba cerca de la verdad.

Pero no hoy. La Sindicatura había estado en sesión plenaria, y los Oradores habían tenido su propia reunión privada agendada para la tarde, lo que significaba que casi todos los Aristocras de alto nivel de la Ascendencia había estado en oficinas, corredores o salas de conferencias cuando sonó la alarma. Los refugios establecidos debajo de la Cúpula eran razonablemente amplios y cómodos, pero habían pasado décadas desde el último ataque directo a Csilla y Ba'kif dudaba que alguno de los oficiales actuales del gobierno conociera los refugios personalmente.

Dos horas de paro forzado mientras la Fuerza de Defensa esperaba a ver si habría otro ataque tampoco habían hecho maravillas, y Ba'kif no se hacía ilusiones con respecto a que la tormenta fuera considerada, noble o imperturbable.

Tenía razón.

"Lo que yo quiero saber es," dijo el Orador de la familia Ufsa después de que Ba'kif terminara su reporte, "¿quienes son los alienígenas que osan atacarnos y que creen que podrán salirse con la suya? Un nombre, General, ¡queremos un nombre!"

"Me temo que no puedo darle uno, Orador," dijo Ba'kif.

"¿Por qué no?" demandó el Orador. "Tienen escombros, ¿no? Tienen registros de datos y cuerpos y perfiles de armamento. Seguramente se puede deducir un nombre de todo ello."

"La Ascendencia ha sido atacada," intervino con gravedad el Orador de la familia Mitth, como si los demás ignoraran ese hecho. "Necesitamos saber a quien castigar por tremenda arrogancia."

"Si," dijo Usfa, aunque echando una mirada asesina al otro lado de la mesa.

Ba'kif suprimió un suspiro. En tiempos pasados, las amenazas graves a la Ascendencia generalmente habían unido a las Familias Reinantes pasando por encima de las maniobras políticas usuales. Había albergado una ligera esperanza de que el ataque de hoy tuviera esa respuesta.

Claramente, eso no iba a suceder. En el caso de Usfa y Mitth, en particular, las familias estaban inmersas en una contienda por obtener un nuevo campo minero en Thearterra, y el representante de Usfa estaba claramente molesto porque su actual rival le había robado los reflectores. "Más que eso," añadió, su mirada clavada en el representante de Mitth desafiándolo a que volviera a interrumpir, "necesitamos asegurarnos que la Fuerza de Defensa tenga los recursos necesarios para defender a los Chiss de estos enemigos no identificados."

El enlace de datos questis que estaba en la mesa frente a Ba'kif se iluminó al recibir un nuevo reporte. Lo tomó, haciendo un ángulo en su palma izquierda mientras deslizaba su dedo por la orilla para deslizar la información por la pantalla. "La Sindicatura no necesita preocuparse por su seguridad," dijo. "Acabo de recibir un reporte de que cuatro naves de guerra de la Flota de Expansión han sido llamadas desde Naporar y apoyarán a las naves de la Fuerza de Defensa previamente desplegadas."

Se estremeció en silencio. Hombres y mujeres jóvenes, listos para ofrendar sus vidas para proteger su mundo natal. De manera noble y honorable... un sacrificio, si era requerido, que él y todos los demás en la Cúpula sabían que sería un completo desperdicio.

Afortunadamente, no parecía que ese sacrificio fuera requerido hoy.

"¿Y si atacan otros mundos de la Ascendencia?" presionó el Usfa.

"Otras naves han sido enviadas para fortalecer los patrullajes de los sistemas vecinos en caso de que sean víctimas de futuros ataques," dijo Ba'kif.

"¿Ha habido reportes de ataques o avistamientos del enemigo?" preguntó el Orador de los Clarr.

"No hasta este momento, Orador," le dijo Ba'kif. "Hasta donde sabemos, éste fue un incidente aislado."

La Oradora de la familia Obbic resopló con teatralidad. "Tengo mis serias dudas, General," dijo. "Nadie manda naves de guerra contra la Ascendencia como si fuera una travesura y se regresan a sus casas. Alguien allá afuera está tramando contra nosotros. Ese alguien debe ser encontrado y se le debe enseñar una severa lección."

Así continuó la sesión por otra hora, con cada una de las Nueve Familias Reinantes, y muchas de las Grandes Familias que tenían aspiraciones a unirse a ese grupo de élite, asegurando que su su indignación y determinación aparecieran en la minuta de la junta.

En su mayoría, había sido una pérdida de tiempo para Ba'kif. Afortunadamente, su enorme experiencia militar le había enseñado cómo escuchar a los políticos con la mitad de su cerebro mientras la otra mitad se enfocaba en asuntos más urgentes.

Los Oradores y síndicos querían saber quien había atacado a la Ascendencia. Estaban buscando en la dirección incorrecta.

La pregunta más interesante no era quién, sino por qué.

Porque los Obbic tenían razón. Nadie atacaba Csilla solo por diversión. Habían hecho un ataque que les había costado tres naves importantes sin una ganancia obvia. Los atacantes habían juzgado mal las defensas, o habían logrado un objetivo más sutil.

¿Qué tipo de objetivo sería ese?

La mayoría de la Sindicatura asumía claramente que el ataque había sido un preludio para una campaña sostenida, y cuando terminaron sus posturas, habían urgido a la Fuerza de Defensa a que llamara a las naves para proteger los sistemas del interior. Más que ello, probablemente insistirían en que la Flota de Defensa de Expansión se retirara de las fronteras en vez de aumentarlas.

¿Sería ese el objetivo? ¿Mantener a los Chiss mirando hacia dentro en vez de fuera de sus fronteras? En cuyo caso, hacerle caso a las demandas de la Sindicatura sería darle la razón a los planes del enemigo. Por otro lado, si los síndicos tenían razón sobre que ésto era el inicio de una campaña completa, dejar a la Fuerza de Expansión en la zona de Caos también sería una jugada fatal. De cualquier forma, si escogían incorrectamente, sería demasiado tarde corregir el error cuando supieran la verdad.

Pero mientras Ba'kif sopesaba las posibilidades, se le ocurrió que había otra posibilidad. Tal vez el ataque no estaba hecho para llamar la atención de la Ascendencia acerca de algo que iba a pasar, sino para distraerlos de algo que ya había sucedido.

Al menos, podía revisar esa posibilidad inmediatamente. Subrepticiamente, marcó una búsqueda en su questis.

A la mitad de la sesión en la Cúpula, mientras continuaba aplacando a los Aristocras, encontró la respuesta.

Probablemente.

Uno de los asistentes de Ba'kif lo estaba esperando cuando el general por fin pudo regresar a su oficina. "¿Pudiste localizarlo?" preguntó Ba'kif.

"Si, señor," dijo el ayudante. "Está en Naporar en la fase final de sus sesiones de fisioterapia después de las heridas sufridas durante la operación con los piratas Vagaari."

Ba'kif frunció el ceño. Operaciones que, si bien exitosas en el sentido militar, habían sido un completo desastre político. Después de varios meses, muchos de los Aristocras seguían meditando sobre ese enredo. "¿Cuándo estará disponible?"

"Cuando usted lo requiera, señor," dijo el ayudante. "Dijo que estaría a su servicio cuando lo necesitara."

"Bien," dijo Ba'kif mirando la hora. Media hora para que la Whirlwind se encuentre lista para partir, cuatro horas para llegar a Naporar, otra media hora para que el transbordador arribe al centro médico de la Flota de Expansión Chiss. "Dígale que esté listo en cinco horas."

"Si, señor," titubeó el asistente. "¿Quiere que sea puesto como orden, o califica como viaje privado?"

"Ponga la orden," dijo Ba'kif. Los Aristocras no estarían contentos al enterarse, la Sindicatura podía incluso convenir un tribunal para desperdiciar su tiempo con preguntas inútiles, pero Ba'kif haría todo siguiendo el protocolo. "Por orden del Supremo General Ba'kif," continuó, notando que su voz tomaba el tono que usaba para las órdenes formales y los reportes.

"Preparando transporte para mí y para el Capitán Senior Mitth'raw'nuriodo. Destino: Dioya. Propósito: investigar una nave que fue hallada a la deriva hace dos días en el sistema exterior."

"Si, señor," dijo enérgicamente el asistente. Su voz deliberadamente neutral, sin mostrar sus sentimientos en el asunto. Después de todo, no todos los que opinaban mal del Capitán Thrawn eran Aristocras.

Por el momento, Ba'kif no se preocupaba por ninguno de ellos. Había encontrado la primera mitad del "porqué".

Ahora únicamente confiaba en una sola persona para hallar la otra mitad.



Escrito por Timothy Zahn
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de War Begins in Thrawn Ascendancy: Chaos Rising – Exclusive Excerpt




Primer extracto de The Clone Wars: Stories of Light and Dark

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Tom Angleberger es el autor de la serie Origami Yoda, y de dos historias publicadas en el universo de Star Wars, la novelización infantil de El Regreso del Jedi llamada ¡Cuidado con el Lado Oscuro de la Fuerza! y el libro ilustrado infantil The Mighty Chewbacca in the Forest of Fear.

A continuación tenemos un extracto de su nueva historia corta "La Historia de Bane", que es parte de la antología The Clone Wars: Stories of Light and Dark, misma que se publica en Estados Unidos el 25 de agosto del 2020.



Me daba curiosidad ver a quién más habían convencido Eval y Dooku para hacer su prueba. Era un grupo feo, y Hardeen no hacía gran cosa para que se viera más bonito.

Había un par de viejos conocidos, incluyendo a Embo, un Kyuzo. Lo conocen, ¿cierto? No es malo. Tampoco tan bueno como yo.

También había un par de viejos enemigos y unos cuantos elementos de poca monta que no conocía.

Pero el que destacaba era el chupador de limo y patizambo cabeza de martillo que usaba mi sombrero. Bueno, no era mi sombrero pero se veía mejor que el que recogí en Nal Hutta.

"Bonito sombrero," dije. "¿Dónde lo conseguiste?" Todos guardaron silencio esperando escuchar su respuesta. Me miró arriba y abajo antes de contestar... buscando su blaster.

Saqué uno de mis LL-30 y lo derribé antes de que pudiera sacar su pistola de su funda.

Tomé mi nuevo sombrero de su cabeza al tiempo que caía al piso. Ajustaba perfecto.

"Bien," dijo Dooku. "Parece que Bane ha encontrado el eslabón más débil. ¿Alguien más tiene negocios pendientes? ¿No? Entonces bienvenidos al torneo."

Dooku agitó las manos en dirección a la enorme caja de Eval. De cerca parecía una enorme trampa para ratas womp, pero del tamaño de un edificio.

Y cuando estuvimos dentro me di cuenta que si lo era, una trampa. Nada más que trucos sucios y trampillas. Lanzallamas en una habitación. Gas venenoso en la siguiente.

Y siempre algún truco antes de que pudieras escapar, como lanzarte a través del gas venenoso para encontrar la salida.

No tuve mucho problema en pasar cada puerta, pero lo que más me molestaba era que yo era generalmente el segundo en hacerlo. Hardeen seguía ganándome.

Twazzi me ganó un par de veces, también. ¿La conocen? Bueno, cuiden su espalda si es así. Es tan rápida como un avispón-verruga de Thunia, y también parece uno.

Embo no era tan rápido, pero siempre lograba atravesar cada puerta justo a tiempo.

El último obstáculo era una ronda imposible de tiro al blanco. Normalmente, un blanco en movimiento no es problema para mí. Pero éstos se movían al azar. No había manera de saber a donde se moverían a continuación.

¿Y mencioné que estábamos parados sobre una estrecha plataforma encima de un pozo de llamas?

El engreído pistolero, Sixtat, tomó el rifle que Eval nos había proporcionado.

"Háganse a un lado, chicos. Les mostraré como se hace."

Comenzó a todo motor. Logró un par de aciertos y entonces falló. La plataforma se abrió debajo de él y cayó al pozo lleno de llamas.

No estoy seguro qué lo mató, si la caída o las llamas, pero de cualquier manera, no tenía interés en ser el siguiente.

"Ya veo," dijo Hardeen. "Cada que fallemos un objetivo, la plataforma se hace más chica. Pronto no quedará nada de la plataforma."

Otro nicho se abrió y Hardeen tomó el rifle que estaba dentro.

Finalmente me desharía de él, pensé.

Excepto que no sucedió. Ese feo hijo de un Hutt nunca falló.

Siete tiros. Siete aciertos. Siete imposibles aciertos. ¿Quién era éste tipo?

Entonces intentó el octavo tiro y su rifle solo hizo un ruido.

"Oh, que pena," se rió alegremente Eval desde la puerta de salida. "Te quedaste sin carga. También es importante para un rompecabezas tener suerte... y tu suerte acaba de terminarse."

Apretó un botón. La plataforma debajo de Hardeen desapareció.

Y ese tipo engreído cayó al pozo.

Saqué mi electro-látigo y caché a Hardeen antes de que tocara las llamas.

¿Por qué?

Bueno, se lo dije a Eval ahí mismo: "Si lo vas a matar, hazlo como hombre."

Dooku estuvo de acuerdo conmigo. Una pared vacía se convirtió en una enorme pantalla mostrando su cara, y su voz reverberó en la Caja.

"Ya lo escuchaste, Eval. Muéstranos de qué estás hecho."

La mayoría de los lanzallamas del fondo se apagaron, dando a Hardeen y Eval espacio suficiente para una contienda. Los demás miramos desde nuestra plataforma.

No era por mucho una pelea justa. Eval tenía un controlador que activaba los trucos sucios restantes que había construido en la Caja. Droides voladores acosaron a Hardeen, y las paredes se levantaban para atraparlo en un laberinto.

Y aun así, un minuto después, Hardeen había destruido los droides y escapado del laberinto. Entonces destruyó el controlador y noqueó a Eval. "Acábalo, Hardeen," retumbó la voz de Dooku.

Pero Hardeen solo se alejó.

"Muy decepcionante," gruñó Dooku.

"Con todo respeto, solo quiero hacer mi trabajo y ganar mi dinero," dijo Hardeen.

Era la primera vez que estaba de acuerdo en algo con él.

"No importa," dijo Dooku, aún mirándonos a través de la pantalla, "felicidades por sobrevivir la Caja."

Tal y como Eval había predicho, quedábamos cinco de nosotros: yo, Hardeen, Embo, Twazzi y esa bola de gases, Derrown. Cuando digo que es una bola de gases, no solo quiero decir que habla mucho. Es un Parwan. ¿Has conocido a alguno? Se pueden llenar de un tipo de gas y flotan tomando cosas con sus tentáculos. Se ve ridículo.

El resto de los doce estaban muertos, asesinados por los trucos sucios y trampas de Eval. No lloraría por ninguno de ellos, y estaba contento de que Twazzi hubiera sobrevivido, ella me debe dinero.

La plataforma descendió y bajamos para unirnos a Hardeen y el aspirante a señor del crimen, Moralo Eval.

"Mañana secuestrarán al Canciller Palpatine durante el festival en Naboo," nos dijo Dooku. "Con el líder de la República como nuestro rehén solicitaremos la liberación de todos los prisioneros Separatistas. Si nuestras demandas no son satisfechas, el Canciller será ejecutado. De cualquier forma ustedes ayudarán a cambiar la galaxia."

Ese viejo buitre adora escucharse hablar. Pero lo siguiente que dijo llamó mi atención.

"Esta operación en Naboo será liderada por Cad Bane. Todos ustedes ahora trabajan para él."

Hardeen quiso protestar, per como apenas podía levantarse después de esa golpiza, se dió por vencido.

Por mi parte, solo estaba pensando en cuanto podía cobrar ahora que yo estaba a cargo.

Escrito por Tom Angleberger
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de: Cad Bane returns in an excerpt from the new Star Wars: Clone Wars book

Tercer extracto de Poe Dameron: Free Fall

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Para bien o para mal, un joven Poe Dameron se encuentra en el lado incorrecto de la ley en este extracto de la futura novela.

¿Era un contrabandista de especia? La reunión de Poe Dameron con Zorii Bliss en El Ascenso de Skywalker nos permitió dar un vistazo a la vida anterior del mejor piloto de la Resistencia. Pero en lugar de darnos respuestas, su breve charla en Kijimi solo nos dejó con más preguntas.

En Poe Dameron: Free Fall, escrita por Alex Segura, finalmente tendremos algunas respuestas. Ambientada algunos años después de la muerte de su madre, Shara Bey, la historia nos presenta a un atormentado adolescente que escapa de su hogar (y de su padre, otro héroe Rebelde) para buscar aventuras, y por supuesto, problemas.

En este extracto exclusivo del libro, que se estrena en Estados Unidos el 4 de agosto del 2020, encontramos al joven Poe disertando sobre su moralidad mientras escapa de Yavin 4.


Poe tragó saliva y repitió mentalmente los pasos para hacer el lanzamiento. Sabía lo que tenía que hacer, de eso no tenía duda. Solo que nunca, pues, lo había hecho antes. Volar un A-wing era una cosa, especialmente uno en el que se había sentado y que había modificado desde que tuviera memoria. La nave Ragged Claw era diferente, estaba en casa de alguien más y le habían dicho que preparara la cena sin saber donde estaban los ingredientes. Por supuesto que sabía cocinar. Así que era hora de prender la llama.

Entonces comenzaron los disparos.

El fuego de blásters llegó súbitamente. Le tomó un segundo a Poe darse cuenta de lo que pasaba. Pero los Contrabandistas de Especia no demoraron e inmediatamente tomaron sus posiciones. El apretón de Vigilch en los hombros de Poe se incrementó.

"Ahora, niño, ahora," dijo enfurecido.

Poe tomó un respiro rápido. Activó el interruptor que encendía los motores de la nave, sintiendo el zumbido de los engañosamente poderosos motores de la Ragged Claw. Marinda Gan, Gen Tri y Vigilch se balancearon cuando la nave dio un salto, aún tambaléandose por la andanada de fuego láser que recibían de los cinco oficiales en tierra.

"¡Nos están disparando!" gritó Marinda por encima del ruido de los motores de la nave.

Antes de que pudiera continuar, la nave volvió a dar un salto al frente, esta vez con más propósito, y no pensaba detenerse.

"¿Qué haces?" preguntó Zorii, echando una mirada a los controles de la terminal del copiloto. "Nos estamos moviendo demasiado rápido para el tráfico en el puerto. Vamos a pegarle a algo."

"Solo confía en mí," dijo Poe mientras la nave dejaba atrás a los oficiales del BSNR, desentendiéndose de sus disparos de blaster y se movía entre varias naves pequeñas a mitad del tráfico. "Confía en mí."

"¿Qué está pasando?" digo Vigilch mientras se tropezaba con los otros dos miembros de la tripulación.

Poe ignoró al líder. Debía enfocarse. Debía dejar todo atrás, sus miedos, el fuego de blaster afuera, sus nuevos aliados. Movió la nave, que estaba usando velocidades no adecuadas para viajar a nivel de piso, por toda el área de aterrizaje, rayando y golpeando el carguero mientras escapaban hacia campo abierto en menos de un minuto.

"Están detrás de nosotros," dijo Zorii, su voz mostraba alarma pero no estaba siendo alarmista. "Tres saltadores orbitales del BSNR."

"Bien," dijo Poe.

"¿Bien?" preguntó incrédula Zorii. "Nos están siguiendo, Poe. No se que tan cómodo estés con la nave, pero no es precisamente la estrella de la flota. La velocidad no es nuestro fuerte."

"Los saltadores orbitales no tienen hypermotores, una vez que los dejemos atrás, estaremos bien," dijo Poe, jalando el acelerador de la nave. La gravedad artificial lo empujó más atrás en su asiento al tiempo que la nave salía a la órbita de Yavin 4.

"Zorii, ve a las armas mientras nuestro piloto intenta alejarnos de aquí," gritó Vigilch.

Poe apretó la quijada. Quería enfocarse en lo que tenía enfrente, pilotear la nave lejos de Yavin 4, pero no podía dejar de pensar en toda situación. Para bien o para mal, estaba del lado incorrecto.

"Enterado," dijo Zorii, girando en su asiento para mirar la terminal de armas. "Los cañones láser están listos. Solo dime cuando desees crear un incidente intergaláctico."

"Fuego," dijo Vigilch. "Sácanos de aquí, Dameron. O ya verás."

Poe asintió. Sintió como cambiaba su comportamiento. Se permitió dejar atrás sus dudas y seguir adelante, porque la otra opción era insostenible. Sus movimientos ganaron fuerza y confianza. Era como si todo su ser estuviera tomando una decisión, abandonar Yavin 4, repudiar su pasado y hacerse un nuevo camino para sí mismo, y enfrentarse a las consecuencias en otra ocasión. Era eso o meterse en un lío del que ni las conexiones de su padre lo sacarían.

Estaban en órbita, alejándose de la atmósfera pantanosa de Yavin 4. Poe miró a los saltadores, disparando indiscriminadamente. Sabía que sus cañones harían el mismo daño que otra nave grande, pero también sabía, por lo poco que sabía de la Claw, que el carguero era engañosamente ágil. Evitó otra andanada de fuego, levantando la nave, como si se dirigiera de regreso a la superficie de Yavin 4, solo para dar la vuelta.

"¿Qué rayos..."

Las maldiciones de Vigilch se cruzaron con obscenidades similares y gritos de sorpresa del resto de la tripulación que no estaban sentados en una terminal. Poe los ignoró. Había alineado la navegación de la nave y estaba donde quería, justo detrás de los saltadores.

"Dispara, Zorii", dijo Vigilch.

"Dispara para dañar, no para matar," intercedió Poe. "Hay gente buena en esas naves."

"Tienes mucho que aprender sobre ser un Contrabandista de Especias, Poe Dameron," dijo Zorii.

Poe miró como la Ragged Claw llegaba por el lado ciego de ambas naves, el fuego de la nave envolviendo a las naves del BSNR. Zorii aceptó su petición, disparando fuera de las áreas esenciales, sólo lo suficiente para deshabilitar las naves, no suficiente para destruirlas, salvando la vida de quien fuera que estuviera piloteando las naves. Hizo una nota mental. Tal vez podría confiar en la mujer llamada Zorii Wynn. Necesitaría aliados.

Pero Poe no tuvo tiempo para digerirlo mucho. Marinda Gan estaba detrás de él, su brazo extendido, apuntando a un problema más grande.

"¿Es eso... lo que creo que es?"

Poe se dijo que no podía ser verdad, pero aún así una gran sombra cayó sobre el grupo y su pequeña y destartalada nave.

El crucero clase Cabeza de Martillo pareció apenas girar al entrar en contacto con la Ragged Claw, como si la nave tuviera pensamientos y estuviera saltando. El crucero fácilmente superaba el armamento de la Claw y Poe y sus nuevos compañeros lo sabían. El mensaje fue transmitido a través de la estática del espacio, haciéndose presente en la terminal de Poe.

"Este es el Buró de Seguridad de la Nueva República. Están albergando personas que deseamos interrogar con relación a un crimen cometido en la superficie de Yavin Cuatro." La voz sonaba cansada y gastada. "Deben deshabilitar las defensas de su nave inmediatamente y prepararse para ser abordados y registrados. Si no contestan rápidamente, comenzaremos protocolos de ocupación."

"Mientras más cambian las cosas," musitó Gen Tri, su voz etérea sacando a Poe de su espiral de ansiedad. "Parece que la llamada Nueva República suena casi igual que el Imperio que destronaron, ¿no?"

Poe ignoró el comentario. Tenían cosas más importantes con que lidiar. Estaban en serios problemas, y sin importar que tan rápidamente encontraran una solución, sabía que no tenía sentido. Se habían quedado sin suerte.

"¿Alguna idea?" preguntó Zorii. "Aún estamos en una sombra de gravedad muy densa, no podríamos saltar a velocidad luz si quisiéramos, a menos que anularamos el sistema."

Poe podía escuchar a Vigilch caminando detrás de ellos, sus pasos apresurados hacían poco para evitar su captura inminente. Entonces sus ojos se abrieron. ¿Podría funcionar? Poe lo pensó. Tenía que funcionar.

Poe se volteó hacia Zorii.

"¿Puedes abrir un canal con la nave?" dijo Poe. "Tengo una idea."

"Si quieren que Poe Dameron siga vivo, deberán dejarnos pasar," dijo Zorii, su voz áspera y desafiante. El resto de la tripulación se había arrimado hacia su silla mientras Poe miraba. "Este punto no es negociable. Si continúan sus agresiones nos veremos obligados a eliminar al chico, y lo haremos sin dudar."

Siguió solo el silencio y la estática. Los momentos parecieron extenderse por días pero no pudo haber sido más de un minuto. Poe podía escuchar su propia respiración.

"Esto no va a funcionar," musitó Vigilch, alejándose de los controles y dando vueltas en la pequeña cabina. No podía dar un solo paso sin golpear algo o a alguien. "Tenemos que disparar primero. Es nuestra única oportunidad de escapar."

"Nos ganan en armamento, completamente," dijo Marinda Gan, volteando para mirar a su líder. Su mirada estaba llena de desprecio. "¿Vale la pena disparar primero si de todas maneras te aplastarán después? ¿Por qué no haces que la muchacha haga... lo que está haciendo?"

Gen Tri le echó una mirada aguda a Marinda. Ella no respondió. Vigilch sacudió su cabeza como diciendo Bien, veamos como sale esto.

"¿Dónde podremos recoger a Dameron?" preguntó el oficial del BSNR, enunciando lenta y dolorosamente cada palabra. "¿Cómo sabemos si lo mantendrán vivo?"

Zorii no dudó, su respuesta fue rápida y pulida.

"Lo dejaremos en algún punto del sistema Sawaya," dijo, sus palabras surgiendo casualmente como si estuviera pidiendo otra porción durante la cena. "Tienen nuestra palabra."

"¿El sistema Sawaya?" preguntó incrédulamente el oficial del BSNR. "Hay casi una docena de planetas habitables. Podría tomarnos..."

Zorii no dio paso atrás. Su treta era todo lo que tenían. "Esta es nuestra oferta final," dijo, el tono casual se había olvidado, su voz estaba clara y llena de amenaza. "Estamos preparados para morir si no aceptan nuestros términos."

Poe la miró con detenimiento, su corazón en la garganta. ¿Quién era esta muchacha, esta mujer, que podía echar por la borda sus vidas, que sabía como manejar a un oficial experimentado de la Nueva República, que permanecía tranquila y calmada mientras su tripulación de sinvergüenzas y criminales lloraba y gemía? Poe pensó que era muy dura para su edad, habiendo él mismo tenido su parte de tragedia y armado con el conocimiento de que sus padres habían luchado valerosamente para la Nueva República. ¿De donde venía esta Zorii Wynn?

La respuesta de la nave enemiga fue breve, pero usó todo su poder de voluntad para no saltar y celebrar la victoria cuando recibieron el mensaje.

"Pueden proceder."

Poe apagó el comunicador rápidamente antes de que el otro lado pudiera darse cuenta de alguna manera de la sonrisa que tenía. Lentamente maniobró la Claw fuera de órbita y lejos de Yavin 4. Giró para mirar a Zorii.

"Eso fue otra cosa," dijo, su cuerpo temblando de emoción. "Salvaste nuestros traseros."

"Tu lo hiciste, de hecho," dijo ella, con una breve sonrisa, como si estas cosas pasaran todo el día para ella. Tal vez así era, pensó Poe. "Engañarlos pensando que te habíamos secuestrado, eso fue ágil. Y también hiciste buen trabajo alejándonos de la superficie. Parece que después de todo, eres un buen piloto."

"Me hace falta un copiloto," dijo Poe, haciendo una seña hacia su asiento. "Tu pareces adecuada. Tal vez podrías enseñarme trucos de contrabandistas a cambio."

"Algo me dice que no te falta experiencia en esto de ser un sinvergüenza, Poe Dameron," dijo, su sonrisa expandiéndose por un segundo, con un poco de calidez en sus ojos. "Tenemos un trato."

Escrito por Alex Segura
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de: Poe Dameron: Free Fall Takes us Back to Yavin 4 – Exclusive Excerpt

Segundo extracto de Chaos Rising

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El viejo universo expandido de Star Wars ya no continúa, pero uno de sus personajes más queridos vive en el nuevo canon de Star Wars. El Gran Almirante Thrawn fue añadido en la tercera temporada de Star Wars Rebels. Aun cuando su destino final es incierto, su creador Timothy Zahn ha estado ocupado con el pasado del despiadado oficial Imperial.

Ahí es donde entra la novela más reciente. Thrawn Ascendancy: Chaos Rising es el primer libro de una nueva trilogía que explorará los inicios de Thrawn antes de unirse al Imperio Galáctico. En esta era, Thrawn aún es miembro de la Ascendencia Chiss, la poderosa y reclusiva oligarquía que habita las Regiones Desconocidas de la galaxia. Cuando las familias gobernantes de los Chiss son devastadas por un ataque inesperado en su planeta capital, se vuelven hacia un obscuro pero prometedor oficial imperial llamado Mitth'raw'nuruodo para que rastree a los atacantes. A lo largo de estos tres libros, los fans aprenderán como obtuvo su nombre, como se convirtió en uno de los soldados más destacados de la Ascendencia Chiss y porqué abandonó su pueblo para unirse al Imperio.

Explicación de la situación política y cultural de los Chiss


Thrawn Ascendancy: Chaos Rising saldrá a la venta el primero de septiembre del 2020.




Thrawn era más bajo de lo que Samakro había esperado, y se comportaba con gracia y un cierto aire de confianza. También era cortés con los oficiales y guerreros, y sabía moverse a través de la Springhawk. Además de ello, realmente no era la gran cosa.

Y actualmente, también estaba retrasado.

"Nos aproximamos al sistema objetivo," reportó Kharill. "Salida del hiperespacio en treinta segundos."

"Enterado," dijo Samakro, mirando el puente. Todos los sistemas de armas aparecían en verde, incluyendo la obstinada computadora de puntería de la esfera de plasma que les había dado problemas en los últimos días. Todas las puertas estaban cerradas para prevenir una posible invasión; la barrera electrostática que abrazaba el casco de la Springhawk estaba a su máxima potencia; y todos los guerreros estaban en sus estaciones.

Impresionante, pero no realmente necesario. En cuanto a lo que Samakro podía observar, toda la misión era solo un nivel más arriba de un ejercicio de guerra. La Vigilant era una nave de guerra clase Nightdragon, y la fuerza que comandaba la Almirante Ar'alani también incluía otros cinco cruceros además de la Springhawk. Con tanto poder de ataque, aparecer sin advertencia en el mundo Paataatus hacía poco probable que se enfrentaran a una resistencia efectiva.

Lo cual tampoco significaba que la tripulación de la Springhawk se comportara de manera no profesional, por supuesto. Y ese profesionalismo incluía su capitán. Si Thrawn no estaba aquí cuando salieran del hiperespacio, Samakro tendría que asumir el control de...

"Manténganse listos," dijo la voz calmada de Thrawn detrás de él.

Samakro giró, intentando suprimir un gesto de sorpresa. ¿Cómo rayos había entrado Thrawn al puente de mando sin que oyera la apertura de la escotilla? "Capitán," se dirigió a su superior. "Estaba comenzando a creer que no había escuchado la alerta."

"He estado aquí durante toda una hora," dijo Thrawn, sonando ligeramente sorprendido de que Samakro no se hubiera dado cuenta. "Estaba supervisando el trabajo en la computadora de puntería."

Samakro miró la consola de la esfera de plasma al tiempo que dos técnicos se hacían visibles desde la parte posterior. "Ah, veo que ya está en verde."

"De hecho," dijo Thrawn. "La calidad de los equipos de reparación y mantenimiento de la Springhawk han mejorado considerablemente desde su llegada."

Samakro entrecerró los ojos. ¿Era un cumplido? ¿O un recordatorio sutil de que ahora el capitán de la nave era Thrawn?

"¿Algunas instrucciones finales de parte de la Vigilant?" continuó Thrawn.

"Nada desde el último salto," dijo Samakro. Probablemente era un cumplido, decidió. Thrawn no le parecía un tipo presumido. "Solo la advertencia usual de Ar'alani de estar listos para cualquier cosa."

"Creo que lo estamos," dijo Thrawn. "Salida del hiperespacio... ahora."

A través del ventanal, Samakro vio como las líneas estelares destellaban y se empequeñecían, sacando a la Springhawk del hiperespacio.

Hacia una tormenta de fuego láser. "¡Cazas enemigos!" gritó Kharill. "En dirección... por todos lados, Capitán. Nos están rodeando. Están rodeando a todos."

Samakro escupió una maldición. Kharill estaba en lo correcto. Había al menos cincuenta cazas Paataatus allí afuera, pululando alrededor de la fuerza de ataque Chiss como moscas welt enojadas, sus lásers creando destellos verde pálido mientras cruzaban por el polvo interplanetario.
 
Y al igual que con las moscas welt, aunque cada picadura individual era demasiado débil para dañar la barrera electrostática de la Springhawk, una andanada suficientemente grande podría acabar con las defensas y comenzar a desintegrar el casco.
 
"Enterado," dijo Thrawn tranquilamente. "Esfera Uno: Dispare al atacante más cercano en mi vector."
 
"Esfera Uno disparando." La esfera de plasma emergió del lanzador del lado de babor de la Springhawk.
 
Y falló completamente.
 
"¡Control de esfera!" gritó Samakro. "Afinen puntería y disparen de nuevo."
 
"Ignore esa orden," dijo Thrawn. "Timón: gire noventa grados hacia babor y despliegue la Esfera Dos. Dispare cuando esté listo."
 
"¡No, espere!" rugió Samakro.
 
Demasiado tarde. La Springhawk ya estaba girando, dirigiéndose hacia las naves enemigas de ese lado.
 
Y alejándose de la Vigilant.
 
Antes de que el lanzador de esferas de plasma estuviera en posición de disparar, los cazas enemigos estaban cambiando de dirección para tomar ventaja del error de Thrawn, desplazándose para rodear a la Springhawk al tiempo que se alejaba de las otras naves Chiss.
 
"Springhawk, regrese a la formacíon," la voz de Ar'alani retumbó por las bocinas del puente. "¿Thrawn?"
 
"No contesten," dijo Thrawn. "Esfera Dos, dispare."
 
Esta vez la esfera de plasma atinó, cruzando hacia el caza enemigo y desplegando un destello multicolor de energía de iones por todo el casco del enemigo apagando la barrera electrostática y todos los componentes electrónicos a su alcance. "Recarguen y prepárense para disparar," dijo Thrawn.
 
"¿No deberíamos regresar con la fuerza de ataque?" presionó Samakro. "La Almirante Ar'alani..."
 
"Mantengan el curso," dijo Thrawn. "Esfera Dos, dispare cuando estén listos. Bajen la intensidad de la barrera en veinte por ciento."
 
Samakro masculló otra maldición, una más potente esta vez. "¿Puedo sugerir que despleguemos señuelos?" presionó. "Al menos eso distraerá a los cazas."
 
"Eso sucedería," dijo Thrawn. "No desplegaré señuelos. Giren otros cinco grados a babor, después tres grados a estribor."
 
La Springhawk giró, y volvió a girar. Los lásers de los Paataatus continuaban golpeando la debilitada barrera electrostática, y a través del ventanal Samakro podía ver que los cazas Paataatus volvían a su formación de ataque para hacer más daño. "Capitán, si no regresamos con los demás, no vamos a durar mucho," advirtió con voz baja, pensando qué le había sucedido al Thrawn que alguna vez le había dado gran renombre a la Springhawk.
 
"Duraremos lo suficiente, Capitán Medio," dijo Thrawn. "¿Acaso no lo ve?"
 
Samakro levantó la mano en un gesto de confusión y futilidad.
 
La mano se detuvo en el aire al tiempo que comprendió. Más naves atacando a la Springhawk significaba que menos naves atacaban a las demás naves. Menos atacantes significaban menos confusión para los artilleros Chiss, las computadoras de puntería y los observadores de triangulación, permitiendo que lograran una destrucción organizada y sistemática de los atacantes que no se enfocaban en la Springhawk.

Y esa destrucción sistemática significaba...

Del lado de estribor de la Springhawk emergió una súbita andanada de disparos láser, misiles de penetración y esferas de plasma, cruzando el enjambre de cazas enemigos. Samakro miró las pantallas para ver como la Vigilant y las demás naves Chiss se acercaban a ellos en formación de cuña.

"Regresen el poder de la barrera al máximo; todos los artilleros: disparen," ordenó Thrawn. "Enfóquense en los enemigos afuera del arco de disparo de nuestras otras naves."
 
Los lásers y esferas de plasma de la Springhawk destellaron, y el número de atacantes disminuyó rápidamente al tiempo que la fuerza de ataque Chiss continuaba volando a los enemigos en pedazos. Samakro miró hasta que la fuerza de los Paataatus constaba de ya solo unas cuantas naves en desbandada, perseguidas por un par de cruceros al mando de Ar'alani, y se colocó al lado de Thrawn. "Entonces estábamos haciéndonos pasar por un animal malherido para atraer el fuego enemigo hacia nosotros," dijo. "Permitiendo que el resto de nuestras fuerzas se reagruparan para un contraataque."
 
"Si," dijo Thrawn, sonando satisfecho de que Samakro lo había entendido. Incluso aunque fuera un poco tarde. "Los Paataatus tienen una mentalidad de enjambre. Ese tipo de pensamientos los predisponen a concentrar su atención en oponentes heridos."
 
"Entonces comienzan deshaciéndose del más débil y después siguen hasta el más fuerte," dijo Samakro, asintiendo.
 
"Exactamente," dijo Thrawn. "Cuando vi el tamaño de la fuerza de ataque, me di cuenta que la mejor estrategia sería alejar la mayor cantidad posible del resto de nuestras naves antes de que pudieran infligir daños severos."

"Así como juntarlos en un enjambre más pequeño para que nuestros artilleros y computadoras de puntería pudieran tener menos problemas."
 
"Correcto," sonrió irónicamente Thrawn. "Las dificultades con ajustes múltiples de puntería son nuestra debilidad. Confío en que los técnicos e instructores de la flota estén trabajando para resolverlo."
 
"¿Capitán Senior Thrawn?" la voz de Ar'alani resonó en las bocinas.
 
"¿Si, Almirante?" respondió Thrawn.
 
"Bien hecho, Capitán", dijo Ar'alani con un dejo de molestia en su tono de voz. "La próxima vez que tenga un plan inteligente, haga favor de consultarlo conmigo antes de implementarlo."
 
"Así lo haré," prometió Thrawn. "En caso de que tenga tiempo."
 
"Y en caso de que no tenga consideración en informar también al enemigo si es que están espiando," musitó Samakro en voz baja.
 
Aparentemente no tan baja. "Si usted cree que esa es una excusa válida, Capitan Medio Samakro, permítame sugerir lo contrario," dijo Ar'alani. "Estoy seguro que en el futuro el Capitán Thrawn encontrará la manera de comunicar la información necesaria sin que el enemigo se entere."
 
"Si, señora," dijo Samakro, haciendo una mueca. Había un rumor de que los oficiales de mando tenían un comunicador especial que les permitía escuchar más de parte de sus naves de escolta de lo que era posible normalmente.
 
"¿Capitán Thrawn?"
 
"¿Almirante?"
 
"Creo que tenemos la situación bajo control," dijo Ar'alani. "Puede continuar con su siguiente misión tan pronto se encuentre listo."
 
Samakro frunció el ceño. No había nada sobre una misión adicional en las órdenes de batalla de la Springhawk.
 
"Gracias, Almirante," dijo Thrawn. "Con su permiso, me gustaría tomar una hora para ejecutar un diagnóstico de la nave y reparar cualquier daño que hayamos sufrido."
 
"Tome todo el tiempo que quiera," dijo Ar'alani. "Estamos dirigiéndonos hacia el interior del sistema para discutir con los comandantes Paataatus. Esperamos que hayan aprendido la lección sobre atacar a la Ascendencia Chiss."
 
 
Escrito por Timothy Zahn.
Traducido por Mario A. Escamilla


Primer extracto de FACPOV: The Empire Strikes Back

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El 21 de mayo de 1980 se estrenó Star Wars: El Imperio Contraataca. Para celebrar el 40 aniversario de la película, se anunció From a Certain Point of View: The Empire Strikes Back, una nueva antología con 40 historias de 40 autores que reimaginan la clásica secuela a través de los ojos de personajes del fondo, héroes, villanos, droides y criaturas, incluyendo algunos regresos muy bienvenidos.

 En este extracto de "Fé en un Viejo Amigo", escrita por Brittany N. Williams, regresamos al desesperado viaje del Halcón Milenario tras la batalla de Hoth, cuando Han Solo, Leia Organa y sus amigos intentan escapar de las garras del Imperio. Excepto que aquí, nos reencontramos con L3-37, la droide rebelde de Lando Calrissian. Ahora es parte de la computadora central del Halcón, pero sigue siendo tan excéntrica como siempre.


 

Fé en una Vieja Amiga, por Brittany N. Williams, de "From A Certain Point Of View: The Empire Strikes Back". 

"Chewie, llévate al profesór y conéctalo al sistema propulsor."

La computadora del Halcón Milenario observó a Chewbacca arrastrar a C-3PO, todavía protestando, fuera de la cabina y hacia el cuerpo de la nave. Los sensores de audio captaron la letanía del droide de protocolo pero no necesitaron mirarlos a través de las cámaras.

GROSERO, dijo V5-T.

Resultados de la búsqueda:Profesor, chirrió ED-4, una clasificación para un ser pensante o droide que provee un alto nivel de educación. Actualizando vocabulario.

Si, pero es demasiado parlanchín para mi gusto, dijo L3-37.

Resultados de la búsqueda: Parlanchín, un término coloquial que significa tener propensión a hablar en exceso. Actualizando vocabulario.

GROSERO.

De hecho. L3-37 se hubiera encogido de hombros en días mejores. Los días antes de que fuera incorporada al Halcón y se convirtió en uno de los tres cerebros de droide que componían la computadora de la nave.

De hecho, se había construido un buen par de hombros.

La nave se agitó bruscamente, los sensores gimieron y se silenciaron al tiempo que todo dentro del Halcón se tambaleaba de un lado a otro. La Colectiva Milenaria, como había llamado L3-37 a su trío de conciencias, se puso a trabajar. ED-4 escaneó los sensores exteriores mientras V5-T checaba los sistemas internos y L3-37 vigilaba las cámaras y micrófonos.

 Miró como Chewbacca ayudaba a C-3PO a levantarse.

"Te dije que el asteroide no era estable," gimió el droide, "pero nadie me escucha..."

L3-37 cambió al siguiente juego de cámaras.

LOS SISTEMAS CONTINÚAN FUNCIONANDO AL SETENTA Y CINCO POR CIENTO, dijo V5-T.

No se registran daños adicionales en el exterior, dijo ED-4. Aunque los sensores traseros están muy... parlanchines.

L3-37 sintió la emoción de ED-4 al usar la nueva palabra, pero su propia confusión saltó al frente. ¿Parlanchines sobre qué?

SE DETECTAN RITMOS CARDÍACOS ELEVADOS EN LA CABINA, dijo V5-T.

La Colectiva cambió a modo visual, activando las cámaras. Han tenía a la mujer, Leia, entre sus brazos. L3-37 sospechaba que podía significar. Recordaba como el ritmo cardíaco de Lando se elevaba cuando estaban en estrecha proximidad. Algo parecido a la tristeza se presentó en su conciencia.

¿Es esto el apareamiento de orgánicos? dijo ED-4 mientras ajustaban el audio de la cabina.

La Colectiva escuchó, y L3-37 agradeció la distracción. Ese sentimiento alcanzó a ED-4, quien le dio un mensaje de consuelo.

L3-37 ya no tenía el cuerpo que había tardado tanto en construir, ni el compañero humano con el que había estrechado relaciones tan profundas. Pero al menos no estaba sola, y de eso estaba agradecida.

"Capitán, el contacto con usted no basta para que me emociona," siseó Leia.

Han se puso de pie. "Disculpa, cariño. No hay tiempo para nada más."

ASQUEROSO, dijo V5-T.

La Colectiva se rió, algo que solo habían aprendido cuando L3-37 se les unió. Antes, habían sido una conciencia singular despreocupada por lo que habían sido alguna vez. Pero L3-37 les había llevado el conocimiento de que un todo podía ser compuesto de tres partes individuales sin necesidad de debilitarse.

Se había negado a perder su propio nombre y se había asegurado que los demás conservaran el suyo. V5-T era un droide de transporte, del tipo que ponen en todos los cargueros ligeros YT-1300 y había sido el primero en estar ahí. ED-4 había sido un droide de espionaje corporativo que había sido cargado en el Halcón antes de que L3-37 y Lando hubieran puesto sus ojos en la nave.

Y L3-37, ella había sido un droide sin comparación, parte astromecánico, parte droide de espionaje, parte droide de protocolo, sin contar todo lo que había construido para sí misma.

Antes de que la hubieran desintegrado a tiros en ese trabajo en Kessel... 

¿Hola? Una nueva voz habló en binario, claro y conciso. Una voz familiar. Soy C-3PO, relaciones humano-ciber...

Si, lo sabemos, dijo L3-37 mientras la Colectiva se centraba en la ubicación del droide. ¿Qué quieres?

Oh, vaya. Dijo C-3PO. Vamos, no hay necesidad de ser...

GROSEROS, exclamó V5-T.

Exacto, solo estoy tratando de...

Éste es el que es demasiado parlanchín, dijo ED-4, ¿verdad?

 L3-37 resopló. Parlanchín y medio.

¿Perdona? Jadeó C-3PO.

Resultados de la búsqueda: Perdona - una expresión usada para ofrecer una disculpa. Actualizando vocabulario. Disculpa aceptada.

¿Qué... esto es ridículo. Estoy tratando de hablar con la computadora central del Halcón Milenario.

LO ESTÁS HACIENDO.

¿Quién de ustedes...

TODOS.

Si, pero quien...

Si, estás hablando con la Colectiva Milenaria. ¿Qué necesitas?

Debo decir, que esta es la conversación más extraña que he tenido en Binario...

HAZ TU PREGUNTA.

Oh, bueno, si esta es en realidad la computadora central del Halcón Milenario.

Lo es, dijo la Colectiva a coro.

C-3PO resopló pero continuó. Me han pedido que investigue el estado del hiperdrive de la computadora.

Hubieras empezado por ahí, dijo L3-37. Dile al chamaco...

EL EMPALME ESTÁ ROTO

...que necesita aprender a reparar mejor...

El eje positivo está bien, dijo ED-4. El eje negativo, no.

...pero si, está hecho añicos. Dile que deje de ser un tacaño y lo reemplace. ¿Captaste todo eso?

Después de un silencio de confusión mientras el droide de protocolo intentaba comprender el análisis de la Colectiva, la presencia de C-3PO desapareció al tiempo que se desconectó del sistema.

Finalmente, los sensores de audio captaron un suspiro de exasperación.

"¿Dónde esta R2 cuando lo necesito?"

L3-37 pensó en el droide astromecánico que gustaba de conectarse de vez en cuando para platicar. A ella le gustaba.

"Señor," dijo C-3PO.

La Colectiva prendió las cámaras más cercanas, mirando como Han entraba en la habitación.

"No estoy seguro donde aprendió su nave a comunicarse, pero usa un dialecto muy extraño."

GROSERO, dijo V5-T, y la Colectiva estuvo de acuerdo.



Escrito por Brittany N. Williams
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de Empire at 40 | L3-37 and the “Millennium Collective” Run the Falcon in From a Certain Point of View: The Empire Strikes Back – Exclusive Excerpt


FACPOV: The Empire Strikes Back, extracto

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Boba Fett robó cámaras al ser presentado en 1980 en El Imperio Contraataca, cuando estaba recibiendo órdenes de Darth Vader para cazar a los héroes Rebeldes. "Sin desintegraciones."¿Pero qué pasaba por la mente de uno de los personajes favoritos en ese momento?

Ésta es la historia que Zoraida Córdova nos contará en "From A Certain Point of View: The Empire Strikes Back", la antología de cuentos cortos que conmemora el 40 aniversario de la película.


 

Boba Fett tenía muchas habilidades pero una sola virtud. Y no era la paciencia.

Después de ser llamando por Darth Vader con la promesa de una nueva recompensa, Boba tomó la imposible decisión de abandonar todo lo que estaba haciendo, y eso incluía su misión actual. No quería que nadie pensara que se estaba volviendo delicado, que no podía encargarse de un trabajo, sin importar lo pequeño que fuera. La víctima en cuestión era un escurridizo Sullustan con papadas caídas que había roto un contrato con Jabba el Hutt. La galaxia estaba llena de idiotas. Pero donde había un idiota, había una caja con créditos que Fett podía obtener.

O que hubiera podido obtener, si la imagen de Vader no se hubiera aparecido con instrucciones que parecían órdenes. No le gustaba recibir órdenes de nadie, pero sabía que no era buena idea decirle no al Señor de los Sith. No era que tuviera miedo de él, o de nada en realidad. No exactamente. Pero era preferible tener al señor Soplidos como aliado en vez de enemigo. Así que Fett le dejó su encargo a un novato en la nómina de Jabba que quería hacerse de una reputación. Nadie podía decir que Fett no echaba un hueso al piso de vez en cuando.

Mientras esperaba las coordenadas en la quietud de su nave, Fett miró su reflejo. Un pensamiento fugaz le recodó que necesitaba una afeitada, cuando sus sensores se iluminaron con una transmisión. Ajustó el curso de la Slave I y se dispuso a viajar a... un campo de asteroides. Apenas esquivó una enorme roca que se dirigía hacia su cabina. Nada que no pudiera manejar, pero una advertencia hubiera sido bien recibida. Transmitió su código de entrada y aterrizó en el hangar del Executor solo para que le dijeran que esperara. Espere. Hubiera podido llevar a su presa con Jabba, tal vez incluso gozar de una bebida fría con Chalmun y aún tener tiempo de sobra para llegar aquí. 

Fett respiró profundamente y se pasó la mano por su cabello cortado al ras, se aseguró su casco, checó su blaster y desembarcó. Tuvo que admitir que el acorazado de Vader era bastante impresionante. Pulcro y metálico de tal forma que hacía que el grupo de naves de los caza recompensas parecieran un montón de chatarra de los Jawas. Los stormtroopers y un grupo de oficiales se movieron rápidamente. Captó las caras de desprecio de varios de ellos. Incluso escuchó su nombre de los labios de un oficial pelirrojo. Boba Fett.

Tuvo el sentimiento de que su presencia no era bienvenida, ni la de los otros cinco caza recompensas caminando por ahí. Inclinó la cabeza hacia Bossk y Dengar. Los otros tres le sonaban conocidos, pero la mayoría de los caza recompensas eran solo un borrón en su memoria. Dos droides y un Gand con un respirador circular que parecía un excelente blanco. Boba Fett no dijo nada, simplemente esperó junto a los demás.

"Boba," le dijo Bossk en un silbido.

 Cuántas veces tendría que decirle al viejo Trandoshan que era Fett, o Boba Fett. Ya no era un niño pequeño. Claro, tenían historia juntos. Probablemente era lo más cercano a un amigo, si realmente quisiera tener un amigo.

Antes de que Fett pudiera responder, uno de los oficiales vestidos de negro se acercó. "Éste grupo. Síganme." 

Éste grupo. ¿Se sentirían amenazados por el hecho de que Vader los había llamado para hacerse cargo del trabajo? Boba Fett se mofó. Típicos Imperiales.

Los droides de protocolo y centinela, convertidos en caza recompensas, siguieron los pasos del oficial, quien comenzó a caminar por los corredores iluminados, al tiempo que los pisotones metálicos y de botas se unían en una cadencia rítmica.

A su izquierda pudo oler a Dengar antes de que se pusiera a su lado, presionando su rifle bláster Valken-38 hacia su pecho. El tipo había gastado prácticamente la mitad de sus créditos comprando ese incienso raro de Felucia que se pegaba a la bufanda que usaba todo el tiempo. Cuando trabajaban juntos, Fett nunca lo había visto lavar su ropa. No era como si los caza recompensas fueran higiénicos. Fett frotó una mancha café en su guantelete evitando preguntarse qué tipo de sustancia había sido.

"¿Alguna idea de que tipo de trabajo es éste?" pregunto Dengar. Su voz era mas ronca de lo que Fett recordaba.

Miró hacia arriba y hacia abajo de los corredores. Los oficiales corrían de un lado a otro. Pudo sentir una ligera inclinación, como si el Executor estuviera dando un brusco giro persiguiendo algo. O a alguien.

"Te apuesto veinte créditos a que se trata del Halcón Milenario."

"Tomaré esa apuesta," sonrió Dengar.

Bossk gruñó, alcanzándolos. "Dejé otro trabajo para tomar éste. Valdrá la pena si puedo añadir la piel de ese Wookiee a mi colección."

"El Imperio los busca," musitó Dengar. "Jabba los busca. ¿Cómo es que escoria como Solo termina siendo el más buscado en la galaxia?"

"Entre él y el Wookiee apenas tienen medio cerebro y se unieron a la Rebelión," dijo Bossk.

Dengar se encogió de hombros. "No puedo imaginar como siguen escapándose en esa ruina de nave."

"Es pura suerte," les aseguró Fett. Pero sus instintos le decían que había algo más en esta persecución. Ese había sido siempre el error de Bossk y Dengar. Iban tras sus víctimas, pero nunca se metían en sus cabezas. Había rebeldes dispersos por todos lados, esperando, reagrupándose. Vader estaba obsesionado con esa nave y su tripulación. Recordó su último trabajo para el Señor de los Sith, cazando al piloto que había volado la Estrella de la Muerte en un millón de pedazos sin valor. Se habían conocido en las ardientes dunas de Tatooine, con el aire viciado por los Tuskens calcinados. Fett nunca había visto a nadie disfrutar tanto una muerte. Se consideraba a sí mismo del tipo que dispara y se olvida, pero Vader... Vader era otra cosa. Era la venganza viviente. Fett había hecho algo bueno. Había conseguido el nombre, Skywalker, y se había retirado. Había escuchado rumores de lo que Vader hacía cuando lo decepcionaban. Pero ese nombre le había valido buenos años a Fett. Tal vez había sido tan afortunado como la escoria rebelde.

El oficial Imperial que guiaba a los caza recompensas echó una mirada hacia atrás, incapaz de esconder la sonrisa sarcástica de su pálida cara pecosa. Si miraba una vez más a Fett, se aseguraría de dejársela de forma permanente.

Tras una serie de vueltas alrededor de pasillos que parecían idénticos, era como si la nave completa estuviera diseñada para hacerte sentir que no había escapatoria.

Finalmente llegaron al puente de mando. Caminaron en fila por la pasarela y adivina qué. Esperaron todavía más. Boba Fett miraba la conmoción de los hombres en los uniformes negros, cada uno más pálido y aterrorizado que el siguiente. Por la tensión en el aire, estaba claro que alguien había fallado en su trabajo hacía poco, y todos estaban a las vivas.

"Esperen aquí," les dijo el oficial, se dio la vuelta y se retiró. Claro, claro. ¿A donde banthas se suponía que tenía que ir? ¿Tenía prisa por enseñarles a los oficiales novatos como presionar un botón? ¿Mejorar sus habilidades de tecleo?

Fett evaluó a los otros caza recompensas. El droide asesino era un modelo IG con fotoreceptores rojos que parpadeaban. El otro era un oxidado droide de protocolo que parecía haber cambiado de cabeza. El Gand estaba cerca del droide, y los largos tubos que salían de su cara emitían el olor del amoníaco. Parecía que apenas podría amarrarse los zapatos.

¿Ésto era con lo que trabajaba Vader? No estaba seguro si sentirse confiado o insultado por estar entre ellos.

Fue entonces cuando Boba Fett sintió el cambio en el puente de mando. La manera en que todos los oficiales se agachaban hacia sus pantallas, mirando como los puntos que indicaban cada TIE Fighter parpadeaban en la pantalla. Vader estaba entrando.

El sonido de su respiración presurizada era el más alto en el corredor, puesto que todos los oficiales se enfocaban en sus tareas. Si, vayan e intenten no atraer la atención hacia ustedes, cobardes.

Vader se paró frente a Dengar y luego frente al droide asesino, como si intentara tomarles la medida. Era imposible saber lo que Vader pensaba o sentía. ¿Acaso sentía alguna otra cosa que no fuera rabia? Tal vez Fett podía entender eso. Cuantas ves no le habían dicho que se quitara el casco. "Mírame a los ojos, Boba Fett. Estoy seguro que no eres tan valiente sin tu pequeño casco." El miedo al anonimato era, bueno, un deleite.

Entonces le escuchó. ¿Acaso no se daban cuenta de que las fosas causaban eco? Algún hijo de Hutt había dicho "Caza recompensas, no necesitamos esa escoria". Si claro, si el Imperio no necesitara caza recompensas, entonces ¿porqué estaban repletas las arcas del Gremio con créditos Imperiales? ¿Por qué Vader necesitaba su ayuda cuando una enorme nave, un colosal acorazado lleno de soldados de juguete, no podían hacer el trabajo que Boba Fett claramente haría?

Ese destello de rabia pasó por todo su cuerpo. Bossk murmuró algo en su lenguaje nativo Dosh mientras Vader seguía caminando, su capa ondulándose como una sombra.

"Habrá una enorme recompensa para aquel que encuentre al Halcón Milenario. Pueden usar cualquier método necesario, " dijo, y Boba Fett apretó sus labios a de decir algo. Prefirió no hacerlo cuando Vader se detuvo frente a él. "Pero los quiero vivos." Apuntó un dedo hacia Fett. "Sin desintegraciones."

"Como ordene," replicó Fett. ¿Que otra cosa podría decir? Logras freír a un par de tipos una vez, puramente por accidente, y la gente nunca lo olvida.

Escrito por: Zoraida Córdova
Traducido por: Mario A. Escamilla
Original de: 'Star Wars': Get under Boba Fett's helmet in exclusive 'From a Certain Point of View' excerpt


Checklist Figuras Black Series

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Checklist - Star Wars The Black Series   
FiguraFotoSerie/NúmeroExclusividad
    
Luke Skywalker Wave 1 - 01N/A
Darth Maul Wave 1 - 02N/A
Sandtrooper Wave 1 - 03N/A
R2-D2 Wave 1 - 04N/A
Slave Leia Wave 2 - 05N/A
Boba Fett Wave 2 - 06N/A
Greedo Wave 2 - 07N/A
Han Solo Wave 2 - 08N/A
Stormtrooper Wave 3 - 09N/A
Obi-Wan Kenobi Wave 3 - 10N/A
Luke Skywalker Wave 3 - 11N/A
Anakin Skywalker Wave 3 - 12USA
Clone Trooper Wave 3 - 13USA
Boba Fett with Han Solo in Carbonite --SDCC Exclusive
    
Sandtrooper Wave 2 - 14N/A
Darth Vader Wave 2 - 15N/A
Luke Skywalker Wave 2 - 16N/A
Chewbacca Wave 2 - 17N/A
TIE Fighter Pilot Wave 2 - 18USA
Yoda Wave 2 - 19USA
Clone Trooper Sergeant Wave 2 - 20USA
Obi-Wan Kenobi Wave 2 - 21USA
Han Solo (Stormtrooper Disguise) Wave 2 - 22N/A
Bossk Wave 2 - 23N/A
Emperor Palpatine Wave 2 - 24N/A
Luke Skywalker (Stormtrooper Disguise) Wave 2 - 25N/A
Clone Trooper Captain Wave 2 - 26USA
Commander Cody Wave 2 - 27USA
IG-88 Wave 2 - 28USA
Princess Leia Organa as Boushh Wave 2 - 29USA
Jabba the Hutt DeluxeN/A
Speeder Bike & Biker Scout DeluxeN/A
Han Solo & Tauntaun DeluxeN/A
Luke Skywalker & Wampa DeluxeN/A
Cantina Showdown --Toys"R"Us Exclusive
Imperial Shadow Squadron --Target Exclusive
Jabba the Hutts Throne Room --SDCC Exclusive
Boba Fett Prototype Armor --Walgreens Exclusive
    
Finn (Jakku) #01N/A
Rey (Jakku) & BB-8 #02N/A
Kylo Ren #03N/A
First Order Stormtrooper #04N/A
Chewbacca #05N/A
Captain Phasma #06N/A
Poe Dameron #07N/A
Guavian Enforcer #08N/A
Constable Zuvio #09N/A
Resistance Trooper #10USA
First Order TIE Fighter Pilot #11USA
First Order Snowtrooper #12USA
General Hux #13USA
X-Wing Pilot Asty #14USA
Jango Fett #15N/A
First Order Flametrooper #16N/A
Finn (FN-2187) #17N/A
Han Solo #18N/A
Ahsoka Tano #19N/A
Kanan Jarrus #20N/A
Luke Skywalker #21N/A
Sergeant Jyn Erso (Jedha) #22N/A
Captain Cassian Andor #23N/A
K-2SO #24N/A
Imperial Death Trooper #25N/A
Kylo Ren (unmasked) #26N/A
Director Krennic #27N/A
Scarif Stormtrooper Squad Leader #28Juguetron
C-3PO (Resistance Base) #29N/A
Princess Leia Organa #30N/A
AT-AT Pilot #31N/A
Obi-Wan Kenobi #32N/A
Sabine Wren #33N/A
Darth Revan #34N/A
Snowtrooper #35N/A
Chirrut Imwe #36Amazon
Baze Malbus #37Amazon
Emperor's Royal Guard #38N/A
Lando Calrissian #39N/A
Qui-Gon Jinn #40N/A
Tusken Raider #41N/A
Hera Syndulla #42N/A
Darth Vader #43N/A
Rey (Jedi Training) #44N/A
Kylo Ren #45N/A
Luke Skywalker (Jedi Master) #46N/A
Grand Admiral Thrawn #47N/A
Stormtrooper #48N/A
Maz Kanata #49N/A
Elite Praetorian Guard #50N/A
Finn (First Order Disguise) #51N/A
General Leia Organa #52N/A
Captain Poe Dameron #53N/A
Supreme Leader Snoke #54USA
Resistance Tech Rose #55USA
Jaina Solo #56USA
DJ (Canto Bight) #57N/A
Rey (Island Journey) #58N/A
Clone Captain Rex #59N/A
Death Star Trooper #60N/A
Jawa #61N/A
Han Solo (Solo) #62N/A
Grand Moff Tarkin #63N/A
Range Trooper #64N/A
Lando Calrissian (Solo) #65N/A
Qi'ra #66N/A
4-LOM #67N/A
Tobias Beckett #68USA
Rebel Trooper #69Amazon
Han Solo (Bespin) #70N/A
Val (Vandor-1) #71N/A
Imperial Patrol Trooper #72N/A
L3-37 #73N/A
Dengar #74N/A
Princess Leia (Hoth) #75N/A
Lando Calrissian (Skiff Guard) #76N/A
Rio Durant #77N/A
Han Solo (Mimban) #78N/A
Dryden Vos #79N/A
Vice Admiral Holdo #80N/A
Padmé Amidala #81N/A
Mace Windu #82N/A
Battle Droid #83N/A
C1-10P (Chopper) #84N/A
Obi-Wan Kenobi (Padawan) #85Amazon
Ezra Bridger #86Amazon
Doctor Aphra #87Amazon
BT-1 (Beetee) #88Amazon
0-0-0 (Triple Zero) #89Amazon
Supreme Leader Kylo Ren #90N/A
Rey & D-0 #91N/A
Sith Trooper #92N/A
Cal Kestis #93N/A
The Mandalorian #94N/A
Second Sister Inquisitor #95N/A
Offworld Jawa #96N/A
First Order Stormtrooper #97N/A
Jannah #98N/A
First Order Jet Trooper #99N/A
Luke Skywalker (Yavin Ceremony) #100N/A
Cara Dune #101N/A
Wedge Antilles #102N/A
Zorii Bliss #103N/A
Clone Commander Bly #104N/A
Knight of Ren #105N/A
Sith Jet Trooper #106N/A
Count Dooku #107N/A
Battle Droid (Geonosis) #108N/A
Plo Koon #109N/A
Anakin Skywalker (Padawan) #110N/A
Obi-Wan Kenobi (Jedi Knight) #111N/A
Kit Fisto #112N/A
Supreme Leader Kylo Ren (First Edition) First Edition - 90Mixup - Suburbia
Rey & D-O (First Edition) First Edition - 91Mixup - Suburbia
Sith Trooper (First Edition) First Edition - 92Mixup - Suburbia
Cal Kestis (First Edition) First Edition - 93Mixup - Suburbia
The Mandalorian (First Edition) First Edition - 94Mixup - Suburbia
Second Sister Inquisitor (First Edition) First Edition - 95Mixup - Suburbia
Offworld Jawa (First Edition) First Edition - 96Mixup - Suburbia
First Order Stormtrooper (First Edition) First Edition - 97Mixup - Suburbia
Luke's Landspeeder DeluxeN/A
Rey's Speeder DeluxeN/A
Dewback & Sandtrooper DeluxeN/A
Stormtrooper (with Blast Accessories) DeluxeN/A
Enfys Nest & Swoop Bike DeluxeN/A
General Grievous Deluxe / Online ExclusiveN/A
Luke Skywalker & Yoda (Jedi Training) DeluxeN/A
Porgs --N/A
The Child --N/A
First Order Stormtrooper --SDCC Exclusive/Juguetron
Stormtrooper 4-Pack --Amazon Exclusive - USA
Stormtrooper 4-Pack --Entertainment Earth Exclusive - USA
Darth Vader (Emperors Wrath) --Walgreens Exclusive - USA
First Order Snowtrooper Officer --N/A
Kylo Ren (Starkiller Base) --N/A
Poe Dameron & First Order Riot Control Stormtrooper --Target Exclusive - USA
Imperial Shock Trooper --Walmart Exclusive
Clone Troopers of Order 66 4-Pack --Entertainment Earth Exclusive
Rey (Starkiller Base) --K-Mart Exclusive
Astromech 3-Pack --Toys"R"Us Exclusive
Kylo Ren Unmasked --Star Wars Celebration Exclusive
Obi-Wan Kenobi --SDCC Exclusive
Sergeant Jyn Erso (Jedha) --SDCC Exclusive
Sergeant Jyn Erso (Eadu) --K-Mart Exclusive
Death Trooper Specialist, Captain Cassian Andor & Sergeant Jyn Erso (Jedha) --Target Exclusive
C-3PO --Walgreens Exclusive
Scarif Stormtrooper --Walmart Exclusive
Imperial Hovertank Pilot --Toys"R"Us Exclusive
Imperial AT-ACT Driver --Target Exclusive
Clone Commander Gree --Toys"R"Us Exclusive
Grand Admiral Thrawn --San Diego Comic Con Exclusive
Luke's Landspeeder --San Diego Comic Con Exclusive
Luke Skywalker & Rey (Jedi Training) --San Diego Comic Con Exclusive
Captain Rex (Phase II) --HasCon Exclusive
First Order Stormtrooper Executioner --Target Exclusive
Guardians of Evil --Barnes & Noble, GameStop & Disney Store Exclusive
Elite Praetorian Guard (with Heavy Blade) --Amazon Exclusive
First Order Stormtrooper (with Gear) --Amazon Exclusive
Supreme Leader Snoke (Throne Room) --GameStop Exclusive
Luke Skywalker (Jedi Master) Ahch-To Island --Target Exclusive
Kylo Ren (Throne Room) --Walmart Exclusive
Rey (Jedi Training) on Crait --Toys"R"Us Exclusive
Admiral Ackbar & First Order Officer --Toys"R"Us Exclusive
Obi-Wan Kenobi (Force Spirit) --Walgreens Exclusive
Inferno Squadron Agent --GameStop Exclusive
Gamorrean Guard --Target Exclusive
Clone Commander Wolffe --GameStop, DisneyStore & Barnes&Noble Exclusive
Mimban Stormtrooper --Walmart Exclusive
Chewbacca --Target Exclusive
Han Solo "Exogorth Escape" --San Diego Comic Con Exclusive
"Red Squadron" Astromech 3-Pack (R2-X2, R2-D2, R5-D8) --Amazon Exclusive
General Veers --Walgreens Exclusive
Admiral Piett --Online Exclusive
Moloch --Target Exclusive
Captain Phasma (Quicksilver Baton) --Toys"R"Us Exclusive
Han Solo & Princess Leia on Hoth --European Convention Exclusive
Princess Leia (Bespin Escape) --Target Exclusive
Zuckuss --Disney Store Exclusive
Imperial Jumptrooper --GameStop / EBGames Exclusive
Luke Skywalker (Death Star Escape) --Target Exclusive
Darth Maul --Star Wars Celebration Exclusive
Obi-Wan Kenobi --Star Wars Celebration Exclusive
The First Order Pack --Galaxy's Edge Exclusive
Droid Depot Pack --Galaxy's Edge Exclusive
Smuggler's Run Pack --Galaxy's Edge Exclusive
Boba Fett (Kenner Colors) --SDCC Exclusive
Sith Trooper --SDCC Exclusive
Emperor Palpatine --Deluxe / Amazon Exclusive
Clone Commander Obi-Wan Kenobi --Walgreens Exclusive
Luke Skywalker (Skywalker Strikes) --Deluxe / European Convention Exclusive
Luke Skywalker (Jedi Knight) --Walmart Exclusive
First Order Elite Snowtrooper --Target Exclusive
Purge Trooper --GameStop Exclusive
Yoda (Force Spirit) --Walmart Exclusive
Chewbacca & C-3PO --Amazon Exclusive
Clone Commander Fox --Fan Channel Exclusive
IG-11 --Best Buy Exclusive
C-3PO & Babu Frik --Target Exclusive
Heavy Infantry Mandalorian --Best Buy Exclusive
    
Luke Skywalker 40th Anniversary SeriesN/A
Han Solo 40th Anniversary SeriesN/A
Ben (Obi-Wan) Kenobi 40th Anniversary SeriesN/A
Princess Leia Organa 40th Anniversary SeriesN/A
Artoo-Detoo (R2-D2) 40th Anniversary SeriesN/A
Darth Vader (Legacy Pack) 40th Anniversary SeriesN/A
See Threepio (C-3PO) 40th Anniversary SeriesN/A
Chewbacca 40th Anniversary SeriesN/A
Stormtrooper 40th Anniversary SeriesN/A
Sand People 40th Anniversary SeriesN/A
Death Squad Commander 40th Anniversary SeriesN/A
Jawa 40th Anniversary SeriesN/A
Luke Skywalker: X-Wing Pilot  Star Wars Celebration Exclusive
R5-D4  GameStop Exclusive - USA
    
Luke Skywalker (X-Wing Pilot) Archive Series - 01N/A
Bossk Archive Series - 02N/A
Boba Fett Archive Series - 03N/A
IG-88 Archive Series - 04N/A
Scout Trooper Archive Series - 05N/A
Yoda Archive Series - 06N/A
Anakin Skywalker Archive Series - 07N/A
Darth Maul Archive Series - 08N/A
    
Sith Trooper (Carbonized) Carbonizado - #92N/A
The Mandalorian (Carbonized) Carbonizado - #94N/A
Second Sister Inquisitor (Carbonized) Carbonizado - #95N/A
First Order Jet Trooper (Carbonized) Carbonizado - #99N/A
Boba Fett (Carbonized)  N/A
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Imperial Probe Droid TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Luke Skywalker (Bespin) TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Han Solo (Bespin) TESB 40th Anniversary CollectionN/A
AT-AT Driver TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Yoda TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Princess Leia Organa (Hoth) TESB 40th Anniversary CollectionN/A
R2-D2 TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Luke Skywalker (Snowspeeder Pilot) TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Rebel Soldier (Hoth) TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Lando Calrissian TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Imperial TIE Fighter Pilot TESB 40th Anniversary CollectionN/A
4-LOM & Zuckuss TESB 40th Anniversary Collectionamazon Exclusive
Han Solo in Carbonite TESB 40th Anniversary Collectionamazon Exclusive
Darth Vader TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Chewbacca TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Snowtrooper TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Luke Skywalker (Dagobah Training) TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Boba Fett TESB 40th Anniversary CollectionN/A
Wampa TESB 40th Anniversary CollectionHasbro Pulse / Juguetibici
    
Jedi Knight Revan Gaming GreatsGameStop Exclusive
Heavy Battle Droid Gaming GreatsGameStop Exclusive
Stormtrooper Commander Gaming GreatsGameStop Exclusive
Shadow Stormtrooper Gaming GreatsGameStop Exclusive
Jango Fett Gaming GreatsGameStop Exclusive
Electrostaff Purge Stormtrooper Gaming GreatsGameStop Exclusive
Darth Nihilus Gaming GreatsGameStop Exclusive
Scout Trooper Gaming GreatsGameStop Exclusive
    
First Order Special Forces TIE Fighter Vehiculo 1N/A
Snowspeeder Vehiculo 2N/A
    
Death Trooper Credit CollectionAmazon
The Mandalorian Credit CollectionAmazon
Cara Dune Credit CollectionAmazon
IG-11 Credit CollectionAmazon
Heavy Infantry Mandalorian Credit CollectionAmazon
    
Captain Cardinal Galaxy's EdgeTrading Outpost / Target Exclusive
DJ R-3X Galaxy's EdgeTrading Outpost / Target Exclusive
Hondo Ohnaka Galaxy's EdgeTrading Outpost / Target Exclusive
Mountain Trooper Galaxy's EdgeTrading Outpost / Target Exclusive
Commander Pyre Galaxy's EdgeTrading Outpost / Target Exclusive
R5-P8 Galaxy's EdgeTrading Outpost / Target Exclusive
    
Sith Trooper (Holiday Edition) Holliday EditionBest Buy Exclusive
Snowtrooper (Holiday Edition) Holliday EditionWalmart Exclusive
Range Trooper (Holiday Edition) Holliday EditionTarget Exclusive
Imperial Stormtrooper (Holiday Edition) Holliday EditionAmazon Exclusive
Clone Trooper (Holiday Edition) Holliday EditionGameStop Exclusive
    
Jar Jar Binks Series 4 - TPM ?? / Deluxe??
Clone Trooper Lieutenant (Phase I) Series 4 - AOTC 01Walgreens Exclusive
Clone Trooper (Phase I) Series 4 - AOTC 02??
Clone Trooper (Kamino) Series 4 - CLONE WARS 01N/A
Ahsoka Tano Series 4 - CLONE WARS 02Walmart Exclusive USA
332nd Ahsoka's Clone Trooper Series 4 - CLONE WARS 03Walmart
Mandalorian Loyalist Series 4 - CLONE WARS 04Walmart
Mandalorian Super Commando Series 4 - CLONE WARS 05Walmart
Cad Bane Series 4 - CLONE WARS 06??
Assaj Ventress Series 4 - CLONE WARS ????
Clone Hunter Series 4 - CLONE WARS ????
Clone Crosshair Series 4 - CLONE WARS ????
Cad Bane & Todo 360 Series 4 - CLONE WARSHasbro Pulse Exclusive / Liverpool
Garazeb "Zeb" Orrelio Series 4 - REBELS 01N/A
Chopper (C1-10P) Series 4 - REBELS 02N/A
Ezra Bridger Series 4 - REBELS 03N/A
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Sabine Wren Series 4 - REBELS 06N/A
Ahsoka Tano Series 4 - REBELS 07N/A
Darth Vader (The Empire Strikes Back) Series 4 - ESB 01N/A
Luke Skywalker (Snowspeeder Pilot) Series 4 - ESB 02N/A
Rebel Soldier (Hoth) Series 4 - ESB 03??
Admiral Ackbar Series 4 - ROTJ 01N/A
Teebo (Ewok) Series 4 - ROTJ 02N/A
Princess Leia Organa (Endor) Series 4 - ROTJ 03??
Luke Skywalker (Endor) Series 4 - ROTJ 04??
Han Solo (Endor) Series 4 - ROTJ 05??
Boba Fett Series 4 - ROTJ ?? / Deluxe??
Rey (Dark Side Vision) Series 4 - TROS ????
The Mandalorian (Beskar Armor) Series 4 - MANDALORIAN 01N/A
Imperial Stormtrooper Series 4 - MANDALORIAN 02N/A
The Armorer Series 4 - MANDALORIAN 04N/A
Incinerator Trooper Series 4 - MANDALORIAN 05N/A
Remant Stormtrooper Series 4 - MANDALORIAN 06Target
Moff Gideon Series 4 - MANDALORIAN ????
Kuill Series 4 - MANDALORIAN ????
Greef Karga Series 4 - MANDALORIAN ????
Mando and Child Series 4 - MANDALORIAN Deluxe??
The Armorer Series 4 - MANDALORIANHasbro Pulse Exclusive / Juguetron - Juguetibici
Heroes of Endor Hasbro Pulse ExclusiveJuguetron - Juguetibici - Liverpool

Light of the Jedi - Capítulo Dos

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La página oficial de Penguin Randomhouse ha publicado un extracto extendido de los primeros 8 capítulos de la novela Light of the Jedi, de Charles Soule, la cual inicia el proyecto multimedia The High Republic. Ya habíamos traducido el primer capítulo que pueden leer aquí.


 

CAPÍTULO DOS

EL ANILLO EXTERIOR. SISTEMA HETZAL.

2.5 horas para el impacto.

El técnico de escáner (tercera clase) Merven Getter estaba listo. Listo para checar su salida, listo para tomar el transbordador de regreso al sistema interior, listo para llegar a la cantina que estaba a unas cuantas calles del espaciopuerto en la Luna Enraizada donde Sella servía los tragos, listo para ver si hoy era el día en el que tendría el coraje suficiente para invitarla a salir. Ella era Twi'lek y él Mirialan, ¿pero qué más daba? Todos somos parte de la República. Era la frase de la Canciller Soh y la gente lo creía. De hecho, Merven creía creerlo, también. Las actitudes estaban cambiando. Las posibilidades eran infinitas.

Y tal vez, una de esas posibilidades involucraba a un técnico de escáner (tercera clase) asignado a una estación de monitoreo en la lejana eclíptica del sistema Hetzal, en sí increíblemente lejos en el Anillo Exterior, tristemente distante de las brillantes luces de los interesantes mundos del Centro de la República. Tal vez éste técnico de escáner (tercera clase), quien había pasado sus días mirando holopantallas, apuntando el tráfico de naves espaciales que entraban y salían del sistema, podría de hecho ser notado por la hermosa mujer de piel escarlata que le servía una jarra de la cerveza local tres o cuatro veces por semana. Sella últimamente se quedaba un rato a platicar con él, dando de vueltas mientras atendía a otros clientes que llegaban a su pequeña taberna. Parecía encontrar sus historias sobre la vida en las orillas del sistema inexplicablemente interesantes.

Merven no comprendía porqué estaba tan fascinada. A veces las naves llegaban al sistema, saliendo del hiperespacio y apareciendo en las pantallas, y otras veces se iban... y sus iconos desaparecían de sus pantallas. Nada interesante pasaba jamás, los planes de vuelo eran registrados anticipadamente, así que siempre sabía lo que entraba o salía. Merven era responsable de asegurarse que esos planes de vuelo se siguieran y nada más. En el caso de que algo inusual ocurriera, su trabajo sólo era notificar a las personas más importantes que él.

El técnico de escáner (tercera clase) Merven Getter pasaba sus días mirando como la gente se iba a otros lugares. Él, por el contrario, se quedaba en el mismo lugar.

Pero tal vez no hoy. Pensó en Sella. Pensó en su sonrisa, la forma en la que decoraba sus lekku con esos encajes que ella misma diseñaba, la forma en la que detenía lo que estuviera haciendo para servirle una jarra de cerveza en el momento en que entraba, sin que tuviera que pedirla.

Si. La invitaría a salir a cenar. Esta noche. Había estado ahorrando, y sabía de un lugar no muy lejano de la cantina. No tan lejos de su propia habitación tampoco, pero eso ya era pensar demasiado.

Solo tenía que terminar su endemoniado turno.

Merven le echó un vistazo a su colega, la técnico de escáner (segunda clase) Vel Carann. Quería  preguntarle si podía salir más temprano ese día y tomar el transbordador hacia la Luna Enraizada. Ella siempre estaba leyendo algo en su datapad, sus ojos danzando de un lado a otro. Tal vez alguna de las novelas de romance Jedi con las que estaba obsesionada. Merven no lo entendía. Había leído unas cuantas, todas estaban ambientadas en las remotas fronteras de la República, llenas de amores no correspondidos y miradas anhelantes... la única acción eran las batallas con sables de luz que claramente eran un sustito para lo que los personajes realmente querían hacer. Vel no debía leer material personal durante el trabajo, pero si la denunciaba, simplemente presionaría un botón y cambiaría a un manual técnico insistiendo en que no estaba haciendo nada malo. El problema es que, ella era segunda clase, y el era tercera clase, lo que significaba que mientras él hiciera su trabajo, ella no tendría que hacer el suyo.

No. No valía la pena ni siquiera pedir salir temprano. No a Vel. Podía terminar el resto de su turno. Ya no faltaba mucho y...

Algo apareció en su pantalla.

"¿Eh?" dijo Merven.

Eso era raro. No había nada programado para entrar o salir del sistema en los próximos veinte minutos.

Algo apareció. Varios "algos". Diez.

"¿Que..."  dijo Merven.

"¿Algún problema, Getter?" preguntó Vel, sin dejar de mirar su pantalla.

"No estoy seguro," dijo. "Tengo un montón de entradas no programadas, y no están reduciendo su velocidad."

"Espera... ¿qué?" dijo Vel, poniendo a un lado su datapad y finalmente echando un vistazo a sus monitores. "Oh, eso es extraño." 

Más iconos aparecieron en las pantallas de Merven, demasiados para contarlos en un vistazo.

"¿Es esto... crees que son... asteroides, tal vez?" dijo Vel, su voz temblorosa.

"¿A esa velocidad? ¿Saliendo del hiperespacio? No creo. Haz un análisis," dijo Merven. "Mira a ver si puedes descubrir que son."

La estación de Vel permaneció silenciosa.

Merven echó un vistazo.

"Yo... no se como hacerlo," dijo ella. "Después de la última actualización, nunca me preocupé en aprender los sistemas. Parecías tener todo bajo control, y yo solo estoy aquí para supervisar, sabes y..."

"Bien," dijo él, nada sorprendido. "¿Puedes al menos rastrear las trayectorias? Esa subrutina ha sido la misma durante los últimos dos años."

"Si," dijo Vel. "Puedo hacer eso."

Merven regresó a sus pantallas y empezó a teclear comandos en sus teclados.

Ahora había cuarenta y dos anomalías en el sistema, todas moviéndose casi a la velocidad de la luz. Increíblemente rápido, en otras palabras, demasiado para las reglas de seguridad. Si en realidad eran naves, quien las piloteaba se haría acreedor a una enorme multa. Pero Merven no creía que fueran naves. Eran demasiado pequeñas para empezar, y no tenían emisiones de motores.

¿Asteroides, tal vez? ¿Rocas espaciales, de alguna manera lanzadas hacia el sistema? ¿Alguna especie rara de tormenta espacial, o un enjambre de cometas? No podía ser un ataque, eso sabía. La República estaba en paz, y parecía que así estaría por un buen rato. Todos eran felices, viviendo sus vidas. La República funcionaba.

Además, el sistema Hetzal no tenía nada digno de atacar. Era solo un grupo ordinario de planetas, el mundo principal y sus dos lunas habitadas, la Fructificada y la Enraizada, con un enfoque en producción de agricultura. Tenía algunos gigantes gaseosos y bolas heladas de roca, pero realmente solo era un montón de granjeros y de las cosas que hacían crecer. Merven sabía que era importante, que Hetzal exportaba comida para todo el Anillo Exterior, y que algunos de sus productos incluso llegaban a los sistemas internos. Había esa cosa llamada bacta, de la que había estado leyendo, un tipo de reemplazo milagroso para la juvan que intentaban cosechar en el mundo principal, se suponía que revolucionaría la medicina si lograban producirlo en masa... pero, a fin de cuentas, eran solo plantas. Era difícil emocionarse por plantas.

Hasta donde sabía, Hetzal era famoso por que era el mundo natal de una famosa cantante de gill llamada Illoria Daze, quien podía hacer vibrar su aparato vocal de tal forma que podía cantar melodías en armonías de seis partes. Eso, en combinación con su interesante historia de pobreza a riqueza, la había hecho famosa en toda la República. Pero Illoria ni siquiera estaba aquí. Vivía en Alderaan con toda la gente elegante.

Hetzal no tenía nada de valor real. Nada de esto tenía sentido.

Otro montón de objetos apareció en sus pantallas, tantos que estaban congestionando la habilidad de su computadora para rastrearlos. Incrementó la resolución, cambiando a una vista del sistema, para tener una mejor opinión. Merven podía ver que las cosas, fueran lo que fueran, no estaban entrando al sistema solamente por la ruta de acceso normal del hiperespacio. Estaban saliendo por todas partes, y de hecho varias se habían acercado bastante a...

"Oh no," dijo Vel.

"También lo veo," dijo Merven. No había necesidad de hacer un análisis de la trayectoria.

Las anomalías iban hacia el sol, y muchas estaban en curso de interceptar a los sistemas habitados y sus estaciones orbitales. Las cosas no estaban disminuyendo su velocidad. Para nada. A casi la velocidad de la luz, no importaba si eran asteroides, o naves, o burbujas heladas de dulces. Con lo que chocaran simplemente... desaparecería.

Mientras observaba, uno de los objetos golpeó un satélite de comunicaciones no tripulado. Tanto la anomalía como el satélite desaparecieron de su pantalla, y la galaxia ahora tenía un poco más de polvo estelar.

Hetzal Prime era suficientemente grande como para resistir unos cuantos impactos como esos y sobrevivir como un cuerpo planetario. Incluso las dos lunas habitadas podrían soportar un par de golpes. Pero todos los que vivían en ellas...

Sella estaba ahora en la Luna Enraizada.

"Tenemos que salir de aquí," dijo. "Estamos en la zona de impacto, y más de estas cosas están apareciendo en cada segundo. Tenemos que ir al transbordador."

"Estoy de acuerdo," dijo Vel, con un rastro de confianza regresando a su voz. "Pero necesitamos enviar una alerta a todo el sistema. Tenemos que hacerlo."

Merven cerró sus ojos por un momento, y los volvió a abrir.

"Tienes razón. Por supuesto."

"La computadora necesita los códigos de autorización de ambos para activar la alarma a todo el sistema," dijo Vel. "Lo haremos cuando de la señal."

Tecleó unos cuantos comandos en su teclado. Merven hizo lo mismo, y esperó su señal. Cuando la dió, terminó de teclear su código.

Una pequeña alarma sonó en el cuarto de operaciones al tiempo que el mensaje era enviado. Merven sabía que un sonido similar estaba siendo escuchado en todo el sistema Hetzal, desde las cabinas de los recogedores de basura hasta el palacio ministerial en el mundo primario. Cuarenta mil millones de personas ahora estaban mirando hacia arriba con miedo. Una de ellas era una hermosa Twi'lek de piel escarlata probablemente preguntándose si su Mirialan favorito acudiría a la taberna esa tarde.

Merven se levantó.

"Hemos hecho nuestro trabajo. Es hora de ir al transbordador. Podemos enviar un mensaje explicando lo que sucede mientras vamos en camino."

Vel asintió y se levantó de su asiento.

"Si. Salgamos de..."

Uno de los objetos saltó del hiperespacio, tan cerca y moviéndose tan rápidamente que, en términos astronómicos estaba encima de ellos para cuando apareció.

Una llamarada y la anomalía desapareció, junto con la estación de monitoreo, sus dos técnicos de escáner, y todos sus objetivos, miedos, esperanzas y sueños; la energía cinética del objeto había convertido todo en átomos  en menos de un instante.

Escrito por Charles Soule.

Traducido por Mario A. Escamilla

Original de: Light of the Jedi Extended Excerpt.

Light of the Jedi - Capítulo Tres

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La página oficial de Penguin Randomhouse ha publicado un extracto extendido de los primeros 8 capítulos de la novela Light of the Jedi, de Charles Soule, la cual inicia el proyecto multimedia The High Republic. Ya hemos traducido el primer capítulo y el segundo capítulo.

 


CAPÍTULO TRES

CIUDAD AGUIRRE, HETZAL PRIME

2 horas para el impacto.

"¿Es esto real?" preguntó el Ministro Ecka cuando comenzaron a sonar las alarmas en su oficina, consistentes, insistentes, imposibles de ignorar. Lo que, suponía, era su objetivo.

"Eso parece," respondió el Consejero Daan, ajustando un rizo de su cabello detrás de su oreja. "La alerta se originó en una estación de monitoreo en la orilla externa del sistema. Viene con el nivel de prioridad más alto, y está dirigida a todo el sistema. Cada computadora ligada al procesador principal está sonando la misma alarma."

"¿Pero qué lo ha causado?," preguntó el ministro. "¿No incluía algún mensaje?"

"No," replicó Daan. "Hemos intentado solicitar una explicación, pero no ha habido respuesta. Creemos.. que la estación de monitoreo fue destruida."

El Ministro Ecka pensó por un momento. Giró su silla para dar la espalda a sus consejeros, la vieja madera crujía un poco bajo su peso. Miró hacia el amplio ventanal que conformaba la pared detrás de su escritorio. Lo que podía ver eran los campos dorados de Hetzal, hasta el horizonte. El mundo, todo el sistema realmente, creía en usar cada espacio disponible para hacer crecer, crear y cultivar. Los edificios tenían cultivos en sus techos, los ríos y lagos se usaban para hacer crecer algas y helechos benéficos, las torres tenían terrazas, de donde colgaban vides de frutos que crecían a los lados. Los droides cosechadores flotaban por encima, recolectando frutas maduras, cuando era temporada. En este momento era temporada de fruta de miel, moras del rey, y melones de hielo. El próximo mes sería otra cosa. En Hetzal, siempre era temporada de algo.

Amaba esta vista. Creía que era la más pacífica de la galaxia. Todo era tan pacífico. Productivo y correcto.

Ahora, con las alarmas sonando en sus oídos, no lo parecía tanto. Todo se veía tan... frágil.

"Algo está sucediendo allá afuera," dijo alguien, una consejera Devaronian llamada Zaffa.

Ecka la conocía desde hacía tiempo, y era la primera vez que la había visto preocupada por algo. Estaba mirando con el cejo fruncido hacia una pantalla.

"Una plataforma minera en el sistema medio acaba de desaparecer," dijo Zaffa. "La red satelital está comenzando a mostrar huecos, también. Es como si algo estuviera haciendo desaparecer nuestras instalaciones, una por una."

"¿Y aún no tenemos imágenes? Es una locura," declaró Ecka.

Apuntó a su jefe de seguridad, un corpulento humano de media edad.

"Borta, ¿por qué no sabe su gente qué está pasando?"

Borta frunció el cejo. "Ministro, con todo respeto, usted sabe porqué. Sus cortes presupuestales recientes redujeron la división de seguridad de Hetzal a una décima parte de su tamaño original. Estamos trabajando en ello, pero no tenemos mucho que ofrecer."

"¿Es una anomalía natural? No puede ser... no estamos bajo ataque, ¿verdad?"

"En este momento, no lo sabemos. Lo que está pasando es consistente con algún tipo de infiltración enemiga, pero no estamos registrando señales de motores, y los lugares afectados son totalmente aleatorios. Aún tenemos unas cuantas estaciones orbitales de defensa, pero están intactas. Si es un ataque, ya deberían estar atacando nuestra capacidad de respuesta de combate, pero no lo han hecho."

La alarma sonó de nuevo, y Ecka dio la vuelta en su silla apuntando al consejero Daan, quien se encogió.

"¿Podría apagar esa maldita alarma? ¡No me deja pensar!"

Daan se levantó, enderezándose y apretó un control en su pantalla. La alarma afortunadamente fue silenciada.

Otro consejero habló, un hombre delgado de pelo rojizo y piel extremadamente pálida, Keven Tarr. El Ministerio de Tecnología lo había enviado. Ecka no tenía mucho uso para cualquier tecnología que no estuviera relacionada con el campo agrícola. En su corazón, seguía siendo un granjero, pero sabía que Tarr era considerado muy listo. Probablemente no tardaría hasta que el tipo consiguiera un mejor trabajo en una parte sofisticada de la galaxia. Era lo normal en mundos como Hetzal. No todos se quedaban.

"Creo que puedo mostrarle lo que está pasando, Ministro," dijo Tarr.

El tipo tenía los dedos muy largos para un humano, y bailaban sobre su datapad.

"Voy a transferir los datos al droide, y podrá proyectar la información para que todos la podamos ver."

Tecleó unos cuantos comandos más, entonces desenrolló un cable de conexión de su datapad y lo conectó al puerto de acceso del droide hexagonal de comunicaciones que esperaba en la esquina de la habitación. Caminó al frente y su único ojo verde se encendió mientras se movía.

De ese ojo, la máquina proyectó una imagen en la enorme pared de la oficina del ministro reservada para ese propósito. Normalmente, las presentaciones en la videopared tendrían que ver con estadísticas de cultivos o programas de erradicación de pestes. Ahora, en cambio, mostraba todo el sistema Hetzal, todos sus mundos y estaciones, satélites, plataformas y naves.

Y algo más.

Para el Ministro Ecka, parecía como si un campo estuviera invadido por un enjambre de insectos que lo consumían todo. Cientos de pequeñas luces se movían a través del sistema a lo que parecía ser una increíble velocidad, todos en la misma dirección: hacia el sol. Más en concreto, hacia el planeta. Hacia Hetzal Prime y las Lunas Afrutada y Enraizada, sin mencionar todas las estaciones, satélites, plataformas, naves... muchas de las cuales tenían personas a bordo.

"¿Qué son?" preguntó.

"No sabemos," respondió Tarr. "Obtuve esta imagen enlazando señales de los satélites y estaciones de monitoreo que sobreviven, pero están desapareciendo rápidamente y estamos perdiendo capacidad de sensores. Lo que sean estas anomalías, se mueven a casi la velocidad de la luz, y es difícil rastrearlas. Y por supuesto, cada que golpean algo, es.."

"Algo nada bueno," terminó la frase el General Borta. 

"Apocalíptico, iba a decir," dijo Tarr. "Estoy rastreando un gran número de trayectorias que impactarán con el mundo principal."

"¿No hay nada que podamos hacer?" dijo Ecka mirado a Borta. "¿Podemos... derribarlas?"

Borta le echó una mirada sin esperanza. "En algún punto, tal vez tuvimos esa oportunidad. Al menos algunas. Pero la defensa planetaria no ha sido nuestra prioridad... en mucho tiempo."

La acusación flotó en el aire, pero Ecka no se arrepintió. Había tomado decisiones que parecían correctas en su momento, con la mejor información que tenía a su alcance. ¡Estaban en paz! Todo estaba en paz. ¿Por qué gastar dinero que podía servir para ayudar a la gente en otras formas? En cualquier caso, no había forma de mirar atrás. Era tiempo de tomar otra decisión. La mejor que podía tomar.

No dudó. Cuando los cultivos se incendiaban, no podías vacilar. Sin importar lo malas que estuvieran las cosas, mientras más esperabas, peor se podían poner.

"Da la orden de evacuación. En todo el sistema. Manda un mensaje a Coruscant. Hazles saber lo que está pasando. No podrán mandar alguien que llegue a tiempo, pero al menos sabrán."

La consejera Zaffa lo miró, sus ojos llorosos.

"No se si podamos ejecutar esa orden de manera eficiente, Ministro," dijo. "No tenemos las suficientes naves como para una evacuación planetaria, y si estas cosas realmente se mueven a la velocidad de la luz, no tendremos mucho tiempo hasta que..."

"Lo comprendo, Consejera Zaffa," dijo Ecka, su voz firme. "Pero incluso si logramos salvar a una persona, esa persona debe ser salvada."

Zaffa asintió y tecleó en su pantalla.

"Está hecho," dijo. "La evacuación total del sistema está en progreso."

El grupo continuó mirando la proyección en la pared, donde cada vez se incrementaban las ráfagas de estática. La red de Tarr estaba perdiendo capacidad al tiempo que más satélites encontraban su incendiario fin, pero el mensaje estaba claro. Era como si hubieran disparado una enorme escopeta hacia el sistema Hetzal, y no había nada que pudieran hacer para salvarse.

"Todos deberían tratar de encontrar una manera de abandonar el planeta," dijo Ecka. "Me imagino que las naves que tenemos se llenarán rápidamente."

Nadie se movió.

"¿Qué hará usted, Ministro?" preguntó el consejero Daan.

Ecka giró de nuevo hacia su ventana, mirando los campos dorados hasta el horizonte. Era todo tan pacífico. Era imposible que algo malo pudiera suceder aquí.

"Creo que me quedaré aquí," dijo. "Transmitiré en vivo a la gente, trataré de mantenerlos calmados. Alguien tiene que cuidar de la cosecha."

Por todo el planeta de Hetzal Prime, y las enormes llanuras de sus lunas habitadas, el mensaje del Ministro Ecka viajó rápidamente, apareciendo en datapads y holopantallas, transmitido en todos los canales de comunicación, diciendo en esencia: Nadie está a salvo. Aléjense lo más pronto posible.

La explicación era muy breve, lo cual causó especulaciones. ¿Qué sucedía? ¿Alguna clase de accidente? ¿Qué desastre podría ser tan grande que un sistema completo tuviera que ser evacuado?

Mucha gente ignoró la advertencia. Habían ocurrido falsas alarmas antes, y a veces los atacantes de redes habían hecho bromas penetrando los sistemas de alertas de emergencia. Cierto, nunca había sido nada en esta escala, pero realmente, eso hacía que todo fuera más fácil de ignorar. Después de todo, ¿el sistema entero estaba en peligro? No había forma de que fuera posible.

La gente se quedó en sus hogares, en sus lugares de trabajo. Apagaron sus pantallas y siguieron con sus vidas porque era mejor que pensar en la alternativa. Y si miraban al cielo de vez en cuando y veían como naves se alejaban.. simplemente se decían a sí mismos que la gente en esas naves eran tontos asustadizos.

Otros, en todos lados, se paralizaron. Querían sentirse seguros pero no sabían cómo. No todos tenían forma de abandonar los mundos. De hecho, la mayoría no tenía cómo. Hetzal era un sistema lleno de granjeros, gente que vivía cerca de la tierra. Si llegaban a viajar a otros lados de la República, era en ocasiones especiales, experiencias que solo tenían una vez en su vida. Ahora, cuando les decían que tenían que irse al espacio casi al instante... ¿cómo? ¿Cómo podrían hacer eso?

Pero alguna gente en Hetzal tenía naves, o vivían en las ciudades donde el viaje espacial era más común. Juntaron a sus familias, reunieron sus tesoros y corrieron hacia los espaciopuertos, esperando ser los primeros en llegar, los primeros en comprar sus pasajes. Inevitablemente, no era así. Los esperaban multitudes, filas interminables, precios que subían a niveles que solo los más ricos podían pagar, gracias a oportunistas sin escrúpulos. La tensión surgió. Hubo peleas, y aunque Hetzal tenía una fuerza de seguridad para calmar las cosas, los mismos oficiales miraban al cielo y se preguntaban si convenía pasar sus últimos momentos de vida ayudando a otros a ponerse a salvo. Un final noble, pero, ¿deseable? Los oficiales de seguridad también eran personas, con familias propias.

El orden comenzó a romperse.

En la Luna Enraizada, un amable comerciante decidió abrir las puertas de la nave que usaba para transportar los comestibles de la luna hacia los voraces mundos del Anillo Exterior. Ofreció todo el espacio disponible, y aunque su piloto le recordó que la nave era vieja, y que los motores habían visto mejores tiempos, no le importó. Era un momento de ser magnánimo y dar esperanza, y por La Luz, salvaría a todos los que pudiera.

La nave, llevando a 582 personas, incluyendo al comerciante y su propia familia, logró despegar de la pista de aterrizaje, cuando el piloto forzó al máximo los motores. Solo necesitaban escapar de la gravedad de la luna. Una vez que estuvieran en el espacio, todo sería mucho más fácil. Podrían escapar y ponerse a salvo.

La nave logró ascender un kilómetro antes de que los motores explotaran. La lluvia de fuego cayó sobre aquellos que se habían quedado debajo, quienes ahora no sabían si habían sido afortunados o no, considerando que no sabían lo que les esperaba. El mensaje del Ministro Ecka no lo decía.

Una variante del mensaje enviado desde Hetzal hacia otros sistemas o naves que pudieran escucharlo> Estamos en un problema desesperado. Manden ayuda si pueden.

Fue captado por receptores en otros mundos del Anillo Exterior: Ab Dalis, Mon Cala, Eriadu y muchos más, esparciéndose por el sistema de enlaces de la República hacia el interior de la misma, hacia los planetas de los Anillos Medio e Interior, la región de las Colonias y hasta el fulgurante Centro. Virtualmente todos los que lo recibieron querían hacer algo para ayudar, pero ¿qué? No estaba claro si lo que pasaba en Hetzal habría terminado cuando la ayuda pudiera llegar.

Pero aún así salieron naves en camino, la mayoría naves médicas, con la esperanza de que pudieran ofrecer tratamiento a los ciudadanos heridos en Hetzal.

Si es que alguno sobrevivía.

"Acudan a las instalaciones de transporte," dijo el Ministro Ecka a un droide cámara que grababa sus palabras e imagen, transmitiéndolas a todo el sistema. "Mandaremos naves para recoger a los que no tengan forma de escapar del planeta. Tomará tiempo, pero manténganse en calma y en paz. Tienen mi palabra, iremos por ustedes. Todos somos de la misma cosecha. De buena cepa. Sobreviviremos ésto de la forma en que hemos sobrevivido inviernos duros y veranos secos, ayudándonos entre todos.

"Todos somos Hetzal. Todos somos la República," dijo.

Levantó la mano y el droide cámara dejó de transmitir. Este era el cuarto mensaje que había enviado desde que comenzó la emergencia, y esperaba que sus comunicaciones fueran de utilidad. Los reportes sugerían que no era así, habían comenzado los alborotos en los espaciopuertos de los tres lugares habitados, pero ¿qué más podía hacer? Mandaba sus mensajes desde su oficina en Ciudad Aguirre, demostrando que no había abandonado a su gente aunque podía haberlo hecho. Una muestra de solidaridad. No era mucho, pero era algo.

A su alrededor, el resto de su equipo coordinaba sus propios intentos de ayudar en la medida de lo posible. El General Borta trabajaba con su escasa flota de seguridad para mantener el orden y evacuar a la gente de los planetas. Con la ayuda del Consejero Daan, habían organizado un conjunto de enormes cargueros de abarrotes, los cuales habían sido ordenados a tirar su carga en el espacio para acomodar a los refugiados. Cada uno podría albergar a cientos de personas. No de manera cómoda, por supuesto, pero no era una situación donde importara el confort.

Las naves más pequeñas transportaban a los Hetzalianos hacia las enormes naves de transporte, descargando gente y corriendo de regreso a recoger más. Era un sistema imperfecto, pero era lo que habían podido organizar al momento. No existía un plan para una contingencia como ésta.

El Ministro Ecka se echaba la culpa de ello, ¿pero cómo hubiera podido saber? Esto no debería pasar. Era imposible, fuera lo que fuera. Después de todo, él era solo un granjero, y...

No, pensó, avergonzado de sí mismo. Era el Ministro Zeffren Ecka, líder de todo el maldito sistema. No importaba si no había podido anticipar este desastre, estaba sucediendo, y tenía que hacer lo que pudiera para ayudar.

Mientras consideraba, miró a Keven Tarr, quien no había dejado de monitorear su pequeña red, tratando de mantener el flujo de información. El joven estaba trabajando en tres datapads separados y un conjunto de droides de comunicaciones proyectaban varias gráficas en las paredes, mostrando la mayor cantidad posible de datos acerca del alcance del desastre que continuaba en el sistema. Aún no tenía respuestas reales, excepto confirmar que Hetzal seguía siendo atacado por lo que fuera que estaba viajando en el sistema. Los satélites, estaciones, plataformas, ... eran aplastadas por la tormenta mortal que había llegado. Era como las moscas comedoras que solían plagar la Luna Afrutada hasta que fueron eliminadas genéticamente.

Si llegaba el enjambre, no había nada que pudieras hacer. Te agachabas, sobrevivías y volvías a segar tus campos cuando se hubieran ido.

Ecka miró a Keven Tarr limpiarse el sudor de los ojos, mirar a su datapad principal, la que tenía en la pequeña mesa que había improvisado como escritorio.

Los ojos de Tarr se abrieron y sus dedos se congelaron sobre la pantalla.

"Ministro," dijo. "Estoy... estoy recibiendo una señal."

"¿Qué señal?" dijo Ecka.

"Yo... yo le mostraré," dijo Tarr, con un tono extraño en su voz, como de sorpresa, de algo inesperado.

Las palabras tronaron en el aire, al tiempo que uno de los droides de comunicaciones transmitía el mensaje a todos en la oficina del Ministro Ecka. La voz de una mujer. Solo unas cuantas palabras, pero lo que acarreaban, si... era lo que más necesitaban en ese instante. 

"Soy la Maestra Jedi Avar Kriss. La ayuda va en camino."

Esa simple cosa.

Esperanza.


Escrito por Charles Soule.

Traducido por Mario A. Escamilla

Original de: Light of the Jedi Extended Extract.

Light of the Jedi - Capítulo Cuatro

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La página oficial de Penguin Randomhouse ha publicado un extracto extendido de los primeros 8 capítulos de la novela Light of the Jedi, de Charles Soule, la cual inicia el proyecto multimedia The High Republic. Ya hemos traducido el primer capítulo, el segundo capítulo y el tercer capítulo.


 

 CAPÍTULO CUATRO

CRUCERO DE LA REPÚBLICA CLASE EMISARIO

"THIRD HORIZON"

90 minutos para el impacto.

Una nave apareció en el sistema Hetzal, saliendo del hiperespacio y desacelerando rápidamente para alcanzar velocidades convencionales. Estaba muy cerca del sol, y los campos gravitacionales que navegaría hubieran hecho pedazos a muchas otras naves, incluso a esta, si es que la tripulación del puente no fuera una de las mejores que podía ofrecer la República.

La nave era la Third Horizon, y era hermosa. Las superficies de la nave se ondulaban a lo largo de su casco como si fueran olas en un mar plateado, afilándose hasta rematar en un punto, con torres y almenajes, como una fortaleza vista de lado, con alas y espiras y espirales. Mostraba ambición. Mostraba optimismo. Mostraba la belleza que podía obtenerse, sin considerar el costo o esfuerzo. 

La Third Horizon era una obra de arte, simbólica de los grandes mundos de la República que representaba.

Naves más pequeñas abandonaron sus posiciones en el casco de la nave, desprendiéndose como pétalos en la brisa, pequeñas motas plateadas y doradas. Estas eran las naves de la Orden Jedi, sus Vectors. Así como los Jedi y la República trabajaban en conjunto, así lo hacía la enorme nave y su contingente Jedi. Otras naves más grandes salieron de los hangares de la Third Horizon también, los caballos de batalla de la República, llamados Longbeams. Naves versátiles, cada una capaz de efectuar tareas de combate, búsqueda, rescate, transporte o cualquier cosa que sus tripulaciones necesitaran.

Los Vectors se configuraban como naves de uno o dos pasajeros, puesto que no todos los Jedi viajaban solos. Algunos solían llevar a sus Padawans, para que aprendieran las lecciones que sus Maestros les daban. Los Longbeams podían tripularse con tan solo tres personas, pero tenían espacio cómodo para una tripulación de veinticuatro: soldados, diplomáticos, médicos, técnicos, lo que fuera necesario.

Las pequeñas naves atravesaban el sistema, acelerando lejos de la Third Horizon con un propósito. Cada una con un destino, un objetivo. Vidas que salvar.

En el puente de la Third Horizon, una mujer, humana, estaba alejada. La actividad bullía a su alrededor, en los espacios arqueados y nichos del puente, al tiempo que los navegadores y especialistas comenzaban a coordinar los esfuerzos para salvar al sistema Hetzal de la destrucción. El nombre de la mujer: Avar Kriss, quien por la mayor parte de sus tres décadas de vida, había sido miembro de la Orden Jedi. De niña, había llegado al gran Templo en Coruscant, esa escuela, embajada y monasterio que servía como recuerdo de que la Fuerza conectaba todo ser vivo. Había sido una iniciada primero, y mientras avanzaba en sus estudios, una Padawan, luego Caballero Jedi, y finalmente...

... una Maestra.

Ésta era su operación. Un almirante llamado Kronara estaba a cargo de la Third Horizon, que a su vez era parte de la pequeña fuerza de paz mantenida por la Coalición de Defensa de la República, pero había cedido el control de la tarea de ayuda a Hetzal a la Jedi. No había conflictos o discusiones sobre la decisión. La República tenía sus fortalezas, y la Orden Jedi las suyas, cada una estaba acostumbrada a apoyar y beneficiar a la otra. 

Avar Kriss estudió el sistema Hetzal, proyectado en la pantalla plana plateada en el puente por un droide de propósito único que flotaba sobre ella. Las imágenes eran una mezcla de la información recopilada de las estaciones del sistema, así como de los sensores de la Third Horizon. En verde, los mundos, naves, estaciones espaciales y satélites de Hetzal. Sus propios recursos, los Vectors, Longbeams y la Third Horizon en sí, eran azules. Los pedazos mortales que se movían a través del sistema a velocidades increíbles, de procedencia y naturaleza todavía desconocida, eran rojos. Mientras miraba, nuevas motas escarlatas aparecían en la pantalla. Lo que estuviera sucediendo, aún no había terminado.

La Jedi colocó su mano sobre su hombro, donde una larga capa blanca estaba asegurada por un broche dorado con la forma del símbolo de la Orden...

un amanecer viviente. Esta era la vestimenta ceremonial, apropiada para el cónclave conjunto Jedi-República que la Third Horizon había asistido en la recién completada estación espacial llamada Starlight Beacon. Ahora, sin embargo, considerando las tareas por venir, el traje ornamental era una distracción. Avar tocó el broche y la capa se soltó. Se cayó al suelo como si fuera un charco hecho de tela, revelando debajo una túnica más simple, con ornamentos en dorado. En su cintura, una funda blanca, y un cilindro de metal, una sola pieza de lineas pulcras en electrum plateado, como si fuera el mango de una herramienta sin herramienta, y una cruceta al final. Un arma en la que ella era proficiente, pero que no necesitaría hoy. Los sables de luz de los Jedi no salvarían a Hetzal. Serían los Jedi en sí.

Avar se sentó en el piso, acomodándose, con las piernas cruzadas. Su cabello dorado llegaba a los hombros, y parecía moverse por sí mismo lejos de su cara. Lo ató usando un nudo complejo, una mandala, cuya creación se usaba como ayuda para enfocarse. Cerró sus ojos.

La Maestra Jedi alentó su respiración, intentando tocar la Fuerza que la rodeaba, la impregnaba. Lentamente, levitó, deteniéndose hasta alcanzar un metro por encima del piso.

Alrededor del puente de mando, la tripulación de la Third Horizon se dio cuenta. Asintieron, o sonrieron levemente, o simplemente sintieron como afloraba la esperanza, antes de regresar a sus tareas urgentes.

Avar Kriss no lo notó. Para ella solo existía la Fuerza, y lo que ésta le decía, lo que debía de hacer.

Comenzó.


Escrito por Charles Soule.

Traducido por Mario A. Escamilla

Original de: Light of the Jedi Extended Extract.

Light of the Jedi - Capítulo Cinco

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La página oficial de Penguin Randomhouse ha publicado un extracto extendido de los primeros 8 capítulos de la novela Light of the Jedi, de Charles Soule, la cual inicia el proyecto multimedia The High Republic. Ya hemos traducido el primer capítulo, el segundo capítulo, el tercer capítulo y el cuarto capítulo

 



CAPÍTULO CINCO

HETZAL PRIME. EN ÓRBITA.

80 minutos para el impacto.

Bell Zettifar sintió los primeros lengüetazos de la atmósfera rozar su nave. Su Vector no tenía nombre, no de manera oficial, todas las naves eran básicamente iguales, y en teoría intercambiables entre los Jedi, pero él y su maestro siempre usaban la misma, con la mancha a lo largo de las alas obtenida en una tormenta de iones que habían atravesado una vez. La mancha tenía un patrón como de pequeños destellos estelares, así que Bell la había nombrado, sólo en su mente y nunca en voz alta, como la Nova.

Los Vectors eran diseñados de manera minimalista. Pocos escudos, casi nada de armas, poca asistencia de computadoras. Sus capacidades estaban definidas por sus pilotos. Los Jedi eran el escudo, el armamento y las mentes que calculaban lo que la nave podía hacer y adonde tenía que ir. Los Vectors eran pequeños, ágiles. Una flota de ellos era algo imposible de olvidar, los Jedi coordinando sus movimientos a través de la Fuerza, logrando un nivel de precisión que ningún droide o piloto ordinario podían igualar.

Parecían una parvada de aves, o tal vez hojas que caían arrastradas por un remolino de viento, todas girando en la misma dirección, unidas por una conexión invisible... alguna Fuerza. Bell había visto una exhibición en Coruscant una vez, como parte de los programas de alcance del Templo. Trescientos Vectors moviéndose al mismo tiempo, como dardos dorados y plateados reflejando el sol sobre la Plaza del Senado. Se separaban y entretejían como trenzas y pasaban uno junto al otro a velocidades increíbles e imposibles. Era lo más hermoso que había visto. La gente lo llamaba la Corriente. Una Corriente de Vectors.

Pero ahora el Nova volaba solo, con solo dos Jedi a bordo. Él. Aprendiz Jedi Bell Zettifar, y al frente, en el asiento del piloto, su maestro, Loden Greatstorm. El contingente Jedi a bordo de la Third Horizon se había separado, los Vectors se dirigían a lugares a través de todo el sistema. Había demasiadas tareas que hacer, y muy poco tiempo.

Su destino era el cuerpo planetario más poblado, Hetzal Prime. Su asignatura, vaga pero crucial: ayudar.

Bell miró a través de la cabina para ver la curvatura del mundo debajo, verde, dorado y azul. Un lugar bello, al menos desde esta altura. En la superficie esperaba que las cosas fueran diferentes. Los rastros de motores de las naves podían verse por todo el horizonte, un éxodo masivo de naves alejándose del mundo. La Nova y otros cuantos Vectors y Longbeams que podía ver por aquí y por allá eran las únicas naves que se acercaban al planeta en vez de alejarse.

"Entrando a la atmósfera superior, Bell," dijo Loden, sin voltearse. "¿Estás listo?"

"Usted sabe que amo esta parte, Maestro," dijo Bell.

Greatstorm sonrió. La nave se inclinó, o cayó, era difícil ver la diferencia. Un rugido se filtró del exterior al tiempo que el vacío del espacio se convertía en la atmósfera. Las orillas del Vector, manufacturadas con precisión, cortaban el aire tan finamente como cualquier hoja, pero incluso así encontraban algo de resistencia.

La Nova rasgó a través de los niveles más altos de la atmósfera de Hetzal Prime, no, no rasgó. Loden Greatstorm era un piloto demasiado fino para ello. Algunos Jedi usaban sus Vectors de esa forma, pero no él. El tejía la nave, deslizándose a través de las corrientes de aire, montándolas para descender, dejando que la nave se convirtiera en otra parte del juego entre la gravedad y el viento, encima de la superficie del planeta. La nave deseaba caer, y Greatstorm la dejaba. Era estimulante, mortal, imposible de sobrevivir, y la Vector estaba diseñada para transmitir cada vibración y trepidación a los Jedi dentro, para que usaran la Fuerza para guiarlos de la mejor manera. Bell apretó sus manos en puños. Su cara mostró una sonrisa.

"Espectacular," dijo sin pensar. Su maestro rió.

"Nada de ello, Bell," dijo Loden. "Solo apunté la nave hacia el planeta. La gravedad se encarga del resto."

Siguieron una larga y prolongada curvatura, suave como las orillas de un río, y entonces la Nova se enderezó, ahora lo suficientemente cerca de la superficie del planeta como para que Bell pudiera ver los edificios, vehículos y otras pequeñas cosas debajo. Parecía tan pacífico. No había indicación de que había un desastre aproximándose. Nada excepto el creciente número de naves que abandonaban la superficie.

"¿Dónde aterrizaremos?" preguntó Bell. "¿Le dijo algo la Maestra Kriss?"

"Lo dejó a nuestra discreción," contestó Greatstorm, mirando a los lados, su perfil oscuro, como de peñascos o montañas, ya que sus lekku de Twi'lek caían desde su cráneo. Sus ojos seguían los rastros de los motores de las naves en la evacuación planetaria. "Ayudaremos en cualquier forma que podamos."

"Pero es todo un planeta. ¿Cómo sabremos donde..." 

"Tu dime, hijo," dijo Loden. "Búscame un lugar donde ir."

"¿Entrenamiento?" preguntó Bell.

"Entrenamiento."

La filosofía de Loden Greatstorm como maestro era muy simple. Si Bell era en teoría capaz de hacer algo, incluso si Loden podía hacerlo diez veces más rápido o cien veces más hábilmente, entonces Bell lo haría, no Loden. "Si yo hago todo, no aprenderás nada," era un dicho de su maestro.

Loden no tenía que hacer todo, pero Bell hubiera estado feliz si, de vez en cuando, hiciera algo. Ser el aprendiz del gran Greatstorm era una fuente inagotable de tareas imposibles. Había entrenado en el Templo Jedi por quince de sus dieciocho años, y nunca había sido fácil, pero ser el Padawan de Loden era otro nivel completamente diferente. Cada día, sin excepción, lo llevaba al límite. Cualquier tiempo privado que Bell obtenía era gastado desesperadamente en caer en el sueño más profundo de su vida hasta que todo comenzaba de nuevo. Pero... estaba aprendiendo. Era mejor ahora de lo que había sido seis meses atrás, en todos aspectos.

Bell sabía lo que su maestro quería que hiciera. Otra tarea imposible, pero era un Jedi, o iba en camino, y a través de la Fuerza todo era posible.

Cerró sus ojos y abrió su espíritu, y ahí estaba, la pequeña luz interior que nunca dejaba de brillar. Siempre al menos como la luz de una vela, y a veces, si se concentraba, podía crecer como un resplandor. A veces, la sentía tan brillante como un sol, tanta luz que temía quedar ciego. Honestamente, sin embargo, no importaba. Ya fuera chispa o infierno, cualquier conexión con la Fuerza espantaba las sombras.

Bell ahondó en la luz dentro de él, sintiendo los puntos de conexión con otras formas de vida, otros repositorios de la Fuerza en el planeta debajo. Cerca de él, sintió una fuente de gran poder y energía. Estaba encauzada, como carbón en un horno, pero había enormes reservas de poder que estarían disponibles de ser necesario. Era su maestro, Loden. Bell avanzó más adelante. Estaba buscando algo más.

Ahí. Como una holollamada de larga distancia que se enfoca cuando la señal se vuelve suficientemente fuerte, la red de la Fuerza que conectaba las mentes y espíritus de los millones de habitantes de Hetzal Prime se encendió en la mente de Bell. No era como un dibujo claro, eran más como impresiones, un mapa de zonas emocionales, no tan diferentes de los retazos de diversos cultivos que se mostraban en la superficie debajo de la Nova.

En su mayoría, sentía pánico y miedo, emociones que los Jedi trabajaban duro para eliminar de sus sistemas. De acuerdo a las enseñanzas, el único contacto de un Jedi con el miedo debería de ser sentirlo en otros seres; una experiencia bastante común. Bell había sentido esas emociones reflejadas muchas veces, pero siempre junto al amor, la esperanza y la sorpresa y muchas formas de alegría; el espectro de sentimientos inherente a todos los seres vivos.

Bueno, normalmente. En Hetzal Prime, en este momento, era solamente pánico y miedo.

Bell no estaba sorprendido. Había escuchado la orden de evacuación. "Un desastre en progreso en todo el sistema. Se les ordena a todos los seres abandonar el sistema Hetzal por cualquier medio necesario y permanecer a una distancia segura." Sin explicación, sin advertencia, y era obvio lo que sucedería con todos. Millones de personas y claramente no había suficientes naves para evacuarlos a todos. ¿Quién no entraría en pánico?

En un mundo que exudaba tal energía negativa, era difícil pensar en que podían hacer un par de Jedi. Pero Loden Greatstorm le había encargado una tarea, así que continuó explorando, buscando un lugar donde podrían ayudar.

Algo... un nudo de tensión, enroscado, denso... un conflicto, una pregunta, un sentimiento de cosas que no deberían ser así, un sentimiento de injusticia.

Bell abrió sus ojos.

"Al este," dijo.

Si había injusticia ahí, bueno... llevarían justicia. Los Jedi eran justicia.

La Nova giró y aceleró suavemente bajo el control de Loden. El maestro de Bell ocasionalmente lo dejaba pilotear, la nave podía controlarse desde cualquier asiento, pero los Vectors requerían tanta habilidad como un sable de luz. Bajo las circunstancias, Bell estaba feliz de dejar que Loden tomara la iniciativa.

En lugar de ello actuó como navegador, usando su conexión con la Fuerza para guiar el Vector hacia el área donde había sentido el conflicto intenso, dándole indicaciones a Loden, ajustando la dirección de la nave.

"Ya debemos estar por encima," dijo Bell. "De lo que sea."

"Lo veo," dijo Loden, su voz cortante. Normalmente sus palabras llevaban una sonrisa, incluso cuando hacía una crítica brutal del aprendizaje de Bell. Pero no en este momento. Lo que Bell sentía, sabía que el Maestro Greatstorm también lo sentía, probablemente más intensamente. Debajo en la superficie, justo donde estaba el Vector, había gente que podía morir. Tal vez estaba muriendo.

Loden inclinó la nave otra vez mientras volaba en un círculo estrecho, dándoles un panorama claro de la superficie a través de la burbuja de transpariacero de la cabina de la Nova.

Cien metros por debajo estaba un complejo de alguna clase, amurallado. Enorme, pero no tanto, probablemente el hogar de algún individuo o familia acaudalada, en lugar de una oficina gubernamental. Una enorme cantidad de personas rodeaba las paredes, cerca de las puertas. Una sola mirada le bastó a Bell para encontrar la razón.

Atracada en el lugar había una enorme nave espacial. Parecía un yate de placer, suficientemente grande como para llevar a veinte o treinta pasajeros además de la tripulación. Y si los pasajeros no se preocupaban por el comfort, el yate probablemente podría llevar diez veces más personas. La nave tenía que ser visible desde el nivel del piso, su casco sobresalía por encima de las bardas del lugar, y la gente que atascaba las puertas claramente pensaba que podría ser su única oportunidad de abandonar el planeta.

Los guardias armados en las murallas pensaban diferente. Mientras Bell miraba, un disparo de bláster surgió cerca de una puerta, un tiro de advertencia, afortunadamente, pero que indicaba que la situación estaba por complicarse. La tensión en la multitud iba creciendo, y no había necesidad de ser un Jedi para darse cuenta.

"¿Por qué no están dejando entrar a la gente?" preguntó Bell. "Esa nave podría poner a muchos de ellos a salvo."

"Averigüémoslo," dijo Loden. 

Activó un interruptor en su panel de control. La burbuja de la cabina se deslizó hacia atrás, insertándose dentro del casco de la Nova. Loden giró, sonriendo, con el viento golpeándolos a ambos, haciendo que los Lekku de Loden y las rastas de Bell revolotearan detrás de sus cabezas.

"Te veo allá abajo," dijo. "Recuerda. La gravedad hace la mayor parte del trabajo."

Y entonces saltó.


Escrito por Charles Soule.

Traducido por Mario A. Escamilla.

Original de Light of the Jedi Extended Excerpt.

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